25 septiembre 2009

MACAU

Cada 15 minutos hay rápidas lanchas que conectan Hong Kong con Macau; y en menos tiempo que de casa de Sid o Sukmei al centro de Hong Kong, llegamos a esta otra Región Administrativa Especial.
Para Macau no necesitamos visado y al igual que Hong Kong nos ponen el sello por 90 días de estancia. Aunque Macau tiene su propia moneda, Pataca, (1€=11 MOP) se pueden usar dólares de Hong Kong indistintamente.


Algo así como ocurrió con los británicos en Hong Kong, pasó con los portugueses en Macau; el pequeño territorio fue cedido a Portugal y devuelto a China en 1.999.
Por lo demás no tiene nada que ver uno con otro; Macau es mucho más pequeño, está dividido en la península, llamada Macau y al sur dos islas que actualmente están unidas por tierra donde están construyendo hoteles y casinos y conectadas a Macau por tres largos y sinuosos puentes; posee una población de 600.000 habitantes contra los 7 millones de Hong Kong.
Macau es conocido como “Las Vegas de oriente” y lo comprobamos perfectamente en los días aquí pasados; en Macau lo que no faltan son casinos, algo que es ilegal en todo el resto de territorio chino. Es curioso que hasta 1.999 hubo sólo un casino; el famoso “Casino Lisboa” después de la devolución a China, éstos dieron vía libre para la construcción de casinos, a pesar de (repito) ser ilegal en el resto del país.

Llegamos con un tiempo horrible, pero Macau es tan pequeño que con un pequeño trayecto en bus nos presentamos en casa de Suraj, el chico de CS que nos aloja, un chico original de Sri Lanka. Tiene un apartamento muy bonito, (podríamos considerar de lujo para nosotros) en la planta 20, desde dónde podemos divisar hasta el final de Macau.

Suraj nos enseñó algo muy importante, cómo moverse gratuitamente por todo el territorio. Los Casinos más importantes tienen autobuses gratuitos que ruedan desde la frontera china, el puerto y entre otros casinos. Así que el primer día, como hacía tan mal tiempo, Suraj nos llevó hasta el Casino Sands y desde allí tomamos el bus gratuito al nuevo Casino Venetian; que posee el título del más grande del mundo, (de momento)
Se encuentra en el centro del territorio de Taipa, en la isla; el nombre del casino viene dado porque han hecho una increíble reconstrucción de la Venecia de Italia.
Es la primera vez que entramos a un casino, y lo que nunca esperábamos era poder entrar en chanclas y pantalón corto… aquí no hay restricción respecto a la vestimenta, mientras gastes, todo está bien.
Nosotros dimos una vuelta por las diferentes mesas de juego intentando averiguar las normas pero sin gastar nada; también está la clásica ruleta y las tragaperras; las apuestas mínimas varían desde los 10€ a los 30€, vimos gente perder 200€ en segundos y sin inmutarse seguían apostando otros tantos.
Aunque hacer fotos es prohibidísimo, no pude resistir la tentación…


La planta baja del Venetian es el casino y en la segunda esta la reproducción de Venecia; los canales de agua con las góndolas y los barqueros cantando canciones italianas; las fachadas de los edificios, las farolas, los puentes, hasta una recreación del cielo tan buena que uno parece estar en la calle a media tarde, incluso las nubes pintadas parecen moverse cuando uno va caminando.


Por fuera el bloque principal Venetian está rodeado también de casas, un lago y hasta la famosa torre de la plaza de San Marco.


En el sur de la peninsula de Macau hay una gran concentración de hoteles y casinos muy llamativos por sus intermitentes luces que hacen formas y dibujos. El más impresionante es el nuevo Casino Grand Lisboa con una estructura supersónica que termina en la base con una gran bola donde aparecen dibujos de cartas de la baraja, los pintes y todo tipo de cosas.


Dentro es todo lujo, lámparas colgantes que parecen cascadas de agua, escaleras de mármol y vitrinas con unos increíbles trabajos de marfil (falso posiblemente), pero impresionante igualmente.


Frente al Grand Lisboa, está el mítico de toda la vida Casino Lisboa.


Lo más bonito que tiene Macau en nuestra opinión es el centro viejo; herencia directa de los portugueses que dejaron unas bonitas y estrechas calles adoquinadas en blanco y negro, con las típicas iglesias iguales a las de Goa en India, como la de Santo Domingo, que se halla cerca de la plaza del Senado.


Las calles poseen nombres el chino tradicional y portugués, casi nada está escrito en inglés; entre estas calzadas abundan las pastelerías con unos dulces típicos que dicen ser portugueses; estas galletas se reparten gratis en la calle para atraer al cliente dentro de la tienda, nosotros pasamos por varias…
El lugar emblemático de Macau son las ruinas de la Iglesia de San Pablo; tan sólo queda la fachada pero es bastante especial sobre todo con la escalinata de piedra que da directamente a las callejuelas.
Justo al final de la escalinata tuvimos la suerte de ver un espectáculo de la danza del Dragón, (podríamos llamarlo así); mientras unos chicos hacían música, dos dragones luchaban danzando; éstos están constituidos por una persona agachada en la cola y otro chico de pie en la cabeza; al ponerse el dragón de pie el chico de delante se sube rapidísimo en los hombros del de detrás; los movimientos del dragón son muy auténticos, incluso pestañea y mueve las orejas.


Sobre las ruinas esta la Fortaleza del Monte, situada en uno de los puntos más altos de Macau (unos pocos metros); desde donde hay buenas vistas de la ciudad, sobre todo del Casino Grand Lisboa que sobresale sobre cualquier otro edificio.


En el extremo sur está la Torre de Macau visible desde cualquier lugar prácticamente; junto a ella vimos un bonito espectáculo de fuegos artificiales.


Durante nuestra estadía, Suraj tuvo otra huésped, Eranthi, también de Sri Lanka; Suraj nos llevó a todos en coche hasta el punto más al sur de Macau, a la villa de pescadores de Coloane, y a las playas más meridionales donde los trabajadores extranjeros, en su mayoría filipinos, disfrutaban de su día libre haciendo barbacoas.


Esa noche Suraj nos invitó a una cena en un restaurante portugués, deleitando unos sabores tan cercanos a los españoles que no habíamos probado en dos años y medio. Almejas en salsa verde, sardinas asadas, una especie de paella, croquetas, aceitunas y algo así como chorizo; mmmmm.


Intentamos explorar por nuestra cuenta otro día la zona de Taipa donde también quedan esas calles empedradas muy chulas; también intentamos subir a una colina a un monasterio… Pero todo esto se vio irrumpido por la llegada de un fuerte tifón, uno de los de verdad, de truenos y relámpagos el primer día, con lluvia; y de vientos de 180km/h el segundo día. Tuvimos que quedarnos en casa, que tampoco fue mal pues disfrutamos de la comodidad del apartamento de Suraj viendo alguna película… así hasta que mejoró el tiempo para regresar de nuevo a China…

14 septiembre 2009

HONG KONG

Con nuestra visa china a punto de caducar nos dirigimos directamente hasta Hong Kong en el sur de China, en la zona del Cantón donde se habla el idioma del mismo nombre, chino cantonés; ha sido la distancia más larga recorrida en el viaje de una sola vez, más de 2.000km en 24 horas de tren.
En la estación de Beijing Oeste pasamos la inmigración, (siempre con problemas por mi foto en el pasaporte) y después el tren quedó totalmente cerrado hasta llegar a la estación de Hung Hom en Kowloon, Hong Kong; donde se pasa una inmigración mucho más relajada.
Muchos se preguntarán porque inmigración, si Hong Kong es China; es sencillo y complejo a la vez… un poco de historia resumida y a grandes rasgos para empezar…

En los siglos XVI y consecutivos, varios barcos europeos llegaron por estas tierras, los primeros fueron los portugueses que se asentaron en Macao. En el siglo XIX los europeos habían hecho su asentamiento en Macao desde donde los británicos intercambiaban opio (de India) por el té chino; durante éste periodo, el que era emperador de la dinastía Qing decidió bloquear este intercambio y se produjo la Primera Guerra del Opio, perdiendo China y aprovechando los británicos a apoderarse de una isla más al norte que hoy conocemos como Hong Kong. Mas tarde se produciría la Segunda Guerra del Opio que le dio a Inglaterra varios territorios más de la tierra firme; tras varios acuerdos desde 1.842 finalmente Hong Kong fue cedido a los británicos por un periodo de 100 años en el año 1.897.
En estos 100 años Hong Kong pasó por periodos muy difíciles de su historia, como los desastres naturales, los tifones que aún azotan la isla cada año; la falta de agua; la ocupación japonesa por 3 años y 8 meses durante la Segunda Guerra Mundial… Así hasta llegar a los años ’60 y ’70 cuando se vivió un boom económico que ha llevado a Hong Kong a ser un importantísimo centro financiero a nivel mundial.
En 1.997 Hong Kong fue devuelto a China haciéndose una celebración por todo lo alto; de todas formas a mi parecer no han cambiado muchas cosas; Hong Kong tiene sus propias leyes, su propia moneda (Dólar de Hong Kong 1€=11HK$); su frontera, visado… (al salir de China necesitamos nuevo visado, y en Hong Kong nos sellan directamente por un periodo de 90 días gratuito); aquí se conduce al estilo británico por la izquierda, al contrario que el resto de China; la gente habla de lo que quiere sin temor a represalias y la censura de internet a terminado, ahora tenemos acceso a webs como Facebook y mismamente el blog sin necesidad de usar un proxy.
Por lo visto lo que ha cambiado es que ahora China se encarga en temas de fuerzas armadas y asuntos exteriores; pero aparte de eso es prácticamente un país independiente, o mejor dicho, es una Región Administrativa Especial.

Según salimos de la estación fueron muchos cambios, primero el clima; Hong Kong es una bocanada de aire cálido con una humedad que supera el 90%, lo que hace sudar continuamente; los precios se multiplican por bastante respecto a China, lo cual nos ha hecho gastarnos más de nuestra media habitual de 5€/persona y día; aunque tampoco mucho de más; y lo más importante que se palpa es libertad de expresión.

Mientras hacíamos tiempo para encontrarnos con una persona de Couchsurfing, fuimos a descubrir la ciudad de nuestra forma habitual con la mochila acuestas, las cuales han llegado a su peso mínimo en todo el viaje.
Muy buenas impresiones, Hong Kong es una ciudad muy cosmopolita, desde Dubai no veíamos tanta mezcla de razas, y lo más importante, cada uno a lo suyo sin sorprenderse de que haya un europeo, un africano, un indio, un filipino, etc, etc…


Sin querer llegamos al punto más conocido de Hong Kong, la bahía. Hong Kong esta unido a China por los llamados Nuevos Territorios que ocupan la mayoría de la superficie de la Región; estos territorios terminan en una península llamada Kowloon que es donde hemos llegado nosotros, y enfrente esta la isla más conocida y centro de finanzas; aparte existen otras islas grandes, y multitud de diminutas esparcidas. Aparecimos en un mirador con unas vistas excelentes de la isla de Hong Kong, con todos los rascacielos alzándose en un terreno comido al mar; se ha construido tanto hacia el mar en ambas partes que las corrientes se han multiplicado; además la bahía esta agujereada por debajo con varias líneas de metro y carreteras.


Justo aquí está la Avenida de las Estrellas, una imitación al estilo Hollywood, pero con artistas del cine chino cantonés y mandarín; en la avenida se ven las manos grabadas de actores como Jackie Chan, o la estrella de Bruce Lee, aunque ésta última sin las manos impresas. Pero lo mejor de esta avenida no son las estrellas, sino las grandes vistas.


Cosas que sorprenden aquí, y más aún, viniendo de donde venimos…es la limpieza y la prohibición de fumar. Está prohibido fumar es casi todas partes, incluso en la calle; en todo lugar hay carteles que advierten sobre las posibles multas de hasta 500€; buscar un lugar para fumar en Hong Kong no es tarea fácil. La limpieza se nota mucho, pero lo sorprendente es la desinfección; en lugares públicos es normal ver un cartelito en los pomos donde se lee “se desinfecta cada hora”; en las escaleras mecánicas suele haber unas pequeñas máquinas con un liquido para desinfectarse las manos antes de tocar el pasamanos; estas máquinas suelen estar acompañadas de un cartel donde se describe los riesgos de contagio del virus H1N1; en general cualquier lugar público está equipado con todos estos aparatos y advertencias.

Después de todas estas sorpresas nos encontramos con Sukmei una chica nativa de Hong Kong que nos alojó por 6 noches en su casa en el distrito de Tuen Mun. La experiencia con Sukmei ha sido muy positiva, una persona muy hospitalaria, con una filosofía muy bonita en la vida, de ayudar unos a los otros, una chica muy interesada en viajar, en escuchar…además nos recibió con una invitación a un restaurante cantonés delicioso donde nos explicó las diferentes costumbres que no nos habíamos ni percatado anteriormente por el problema del idioma; por ejemplo la camarera cuando se acerca a la mesa lo primero que pregunta es, qué tipo de té vamos a tomar; una vez el té está en la mesa, los comensales lavan los palillos con dicho té sobre un cuenco.

Una de las tareas pendientes aquí es la visa de China, necesitamos solicitar una más para volver al país y seguir viajando por el sur; tuvimos que esperar bastantes días pero no nos importó pues al final pasamos un total de 10 días aquí; aunque sólo nos dan un mes esta vez, el precio es de lo mejor, 150 HK$ (13,63€)

Hemos tenido la suerte de poder conocer bastante a fondo Hong Kong, al menos un poco de las muchas caras diferentes que tiene.
En la isla del mismo nombre, está Central donde se hallan la mayoría de los rascacielos más altos de la ciudad, aunque hoy en día se está construyendo sin control en altura a ambos lados de la bahía. Central se divide en dos partes muy claras; cerca de la orilla del mar se encuentran los centros comerciales más modernos, y calles más anchas; tres manzanas adentro, (donde originalmente llegaba el mar) son calles muy muy estrechas para los altos edificios que se alzan en ambos lados; por aquí se pueden encontrar restaurantes aún bastante auténticos, tiendas de medicina china tradicional con serpientes en los escaparates, tranvías de dos plantas aún circulando…y siguiendo más adentro se llega a Hollywood Road donde se hallan las tiendas de antigüedades y el Templo de Man Mo, más conocido como el Templo del Incienso, todo los techos están repletos de inciensos prendidos que bajan en espiral.


Es un gran contraste caminar por calles como Graham, con todos los puestos de fruta, verdura, pescados y carne, con las viejitas vendiendo, mientras enfrente se tienen modernísimas construcciones; o la escalera mecánica más larga del mundo, llamada el “Escalator” que cubre una distancia de 800 metros; me decepcionó un poco en el sentido de que pensaba que sería de una sola pieza, pero lógicamente no puede ser pues no habría posibilidad de salirse de ella cuando se llega al destino…En total esta escalera tarda 20 minutos de un extremo al otro.


También paseamos por los jardines botánicos, un pequeño zoo; y visitamos alguna iglesia colonial. Otra cosa diferente con respecto a China son los precios de las entradas para ver o hacer cosas; o mejor dicho, los NO precios porque casi todo es gratuito; incluso actividades y cursillos gratuitos; y las pocas cosas que son de pagar tienen unos precios razonables adaptados para todos los públicos.

Siguiendo al este en la isla después de Central esta Wan Chai, también centro de negocios, donde se halla saliendo hacia la bahía el Centro de Convenciones y Exposiciones donde nos colamos a pesar de no encajar mucho con la gente de negocios, ejecutivos, modelos y fotógrafos…


Uno de los miércoles que estuvimos en Hong Kong aprovechamos a visitar algún museo pues es el día gratuito; no somos de ver muchos museos, pero al final pasamos el día tan solo en dos porque fueron muy interesantes; el primero el de historia, donde nos enteramos de toda la evolución de Hong Kong. El otro museo era de ciencia y estuvo muy divertido pues se podía experimentar con todas las cosas que había en las cuatro plantas; las cosas más llamativas fueron la sala de los espejos donde uno se puede ver doble, invertido, de espaldas….los más interesantes es donde uno se ve largo o muy gordo, pero el mejor sin duda es el efecto invisible…


Siempre uno se imagina Hong Kong como una gran ciudad y ya está; pero, parece mentira la cantidad de lugares verdes, vírgenes y tradicionales que aún quedan salteados; uno de ellos está en la isla más grande de Hong Kong, en Lantau, en el extremo occidental donde se halla la villa de pescadores de Tai O, y hasta donde llegamos en barco desde Tuen Mun parando antes junto al aeropuerto de incesante actividad.

Junto a Tai O hay multitud de senderos que se adentran en terrenos salvajes; caminar se hace bastante duro debido a la humedad del lugar, aún así no paramos en todo el día, primero encontramos las arañas más grandes que jamás hemos visto, algunas de éstas superaban el tamaño de mi mano con creces. En los senderos donde hay casas salteadas, se encuentran pequeños templos en rocas en el suelo, e incluso montones de arroz cocido con incienso prendido pinchado encima; esto es debido a que estamos en el “mes de los fantasmas”, y los chinos que son tan supersticiosos colocan estas cosas para protegerse; durante este mes, la gente no se suele casar, no hacen negocios importantes, cuidan más de los hijos…


Lo más característico de Tai O son las casas de los habitantes, las cuales son palafitos que se extienden amontonados en los entrantes del mar; entre ellos abundan las tiendas de los locales donde venden en general algas, moluscos y pescados secos.


En otra parte de la isla de Tai O encontramos una mujer preparando una cosa local que es como pasta de gambas; lo dejan secando al sol en unas bandejas como de mimbre, desprendiendo un fuerte olor muy desagradable.
A pesar de lo tradicional del lugar, resulta increíble cuando se camina por aquí y se encuentra un baño público gratuito, donde hay aire acondicionado, papel higiénico, maquinas para desinfectar las manos, todo impecable de limpio, sala para cambiar a los bebes…


Otro día también exploramos los alrededores de Tuen Mun, (donde nos alojamos) pero como contaba antes, caminar es una tarea difícil y no se tiene espacio para cargar con litros y litros de agua para compensar todo el líquido sudado. Desde lo alto de la colina divisamos el distrito de Tuen Mun, la isla de Lantau e incluso tierras chinas.


Pero la gran sorpresa de Hong Kong llegó en nuestro último día con Sukmei, que además se vino con nosotros a pasar el día, de hecho, sin ella nunca hubiésemos podido llegar a ese lugar.

Se trata de la Península de Sai Kung, un paraíso para caminatas, playas de aguas cristalinas, y vistas impresionantes.
Para comenzar caminamos alrededor de una hora, hasta llegar a la playa de Ham Tin donde Sukmei nos invitó a una comida en la misma playa.


Sukmei nos habló de la importancia de la comida para los chinos; es tal, que para saludarse siempre usan frases como “¿qué tal comiste?” “¿qué has comido?”… que no significa que deba haber una respuesta a esa pregunta.
En el norte de China dicen de los cantoneses que se lo comen todo; y Sukmei me corrigió la frase por “comemos todo animal cuya espalda da al sol” De todas formas esto ya está cambiando mucho. La cepa del virus H5N1, (la gripe aviar) se desarrolló en el Cantón en gran medida, hubo muchos muertos y ahora se tiene pánico con estas cosas; por lo visto en Hong Kong es ILEGAL tener una gallina viva; todo el pollo viene de China congelado.

Tras la deliciosa comida en Ham Tin, retomamos la montaña para llegar a una segunda playa en Sai Wan, donde nos dimos un buen baño.
A esta playa llegan los habitantes de Hong Kong en sus yates privados, o incluso en helicóptero; otros tenemos que caminar para acceder a ellas.


La vista más alucinante fue al regreso, cuando rodeamos parte del “Embalse de High Island” con sus pequeñas islas salvajes sobresaliendo del agua.


Sukmei nos trató divinamente hasta el último día que estuvimos con ella; nunca quiso aceptar una invitación nuestra, y para terminar nos llevó a cenar a un japonés, que para nosotros era la primera vez; muchos ya lo sabréis pero para nosotros fue nuevo el sentarnos en una barra por donde van pasando platos en una cinta mecánica y vas cogiendo el que más te entre por el ojo; en este caso el restaurante de era de Sushi, con deliciosos bocados de arroz envuelto con algas marinas y un trozo de pesado crudo por encima, generalmente salmón, aunque también había otros con anguila.


Tras seis días cambiamos de casa y nos alojamos en otra parte llamada Tai Po; aquí nos alojó un chico indio que vive en Hong Kong hace tres años; pero éste anfitrión no ha sido uno cualquiera de los muchos que hemos tenido en el viaje. Sid, (así se llama) aloja a gente cada día; el tema de relacionarse con sus huéspedes no es tan cercano, pero lo que él trata básicamente es de ayudar a los viajeros a poder estar en una ciudad tan cara como es Hong Kong.
Para ir a su casa ya está todo estudiado, las llaves están en un lugar que solo los huéspedes saben, y toda la casa está llena de cartelitos con instrucciones de lo que se puede hacer y no hacer.
El que Sid aloje a tanta gente nos dio la oportunidad de conocer a un chico alemán, a dos rusos, y a una pareja encantadora, un colombiano (Jose) y una china (Bunny) quienes lo primero que nos propusieron al conocernos fue ser sus padrinos de boda al día siguiente…

Aceptamos sin pensarlo, así que fuimos los cuatro al Centro Cultural en Kowloon, donde tuvimos una ceremonia muy divertida; un colombiano y una china, ambos con pasaporte americano, casados en Hong Kong y con padrinos españoles, ala!
Además de padrino les hice de fotógrafo haciéndoles un pequeño reportaje en la bahía.


Pasamos un día muy bonito y gracias a Bunny (que habla chino), fuimos a lugares tradicionales a comer donde los camareros van pasando con diferentes bandejas de comida, generalmente en cestas de bambú, y vamos eligiendo las que mejor pinta tienen; compartimos mesa con dos locales muy graciosos que también nos pedían cosas y no hacían más que reírse de cómo comíamos.
El día terminó perfecto con una invitación de Sid en un restaurante tailandés a los cuatro para celebrar la boda.


Los últimos días por Hong Kong fueron más tranquilos; nos encontramos con un viejo amigo de mis padres que ahora vive aquí, Manolo; quedamos con él en el IFC2, la torre más alta de Hong Kong con 420 metros y 88 plantas. Más tarde nos invitó a una deliciosa cena en un restaurante estilo de Sichuan, en el Soho, un lugar conocido por su gran ambiente nocturno, frecuentado por los extranjeros que viven aquí.


La despedida perfecta era ir a ver la “Sinfonía de Luces”, el espectáculo de luces permanente más grande del mundo, que se realiza en la bahía entre los edificios de Hong Kong y Kowloon. Pero no pudimos tener peor suerte que el último día hubo un tiempo tan malo que fue suspendido; de todas formas mereció la pena acercarse y ver la ciudad de noche, que es como más impresiona.