La situación de Sikkim es privilegiada, se halla inmerso en la cordillera del Himalaya, con Nepal al oeste, Tíbet al norte y Bután al este.
Desde Kalimpong viajamos en jeep compartido hasta la capital de Sikkim, Gangtok, haciendo una parada en la frontera donde solicitamos el permiso de entrada al nuevo estado, y donde nos colocaron dos estampas en el pasaporte.
Se perciben muchos cambios desde que se entra en Sikkim; los primeros pueden ser los rasgos de la gente; la multitud de tiendas de alcohol, y los graciosos e incontables mensajes en la carretera como: “no corras que tu familia te espera”; “alcohol y conducir no son amigos”; “naturaleza es dios, respétala”, etc, etc…
Gangtok está a unos 1.600 metros de altitud y nos la encontramos rodeada de una espesa niebla. La niebla es algo que nos viene acompañando desde los últimos lugares montañosos y que nos acompañará durante todo Sikkim y más tarde; según hemos leído no es cosa de mala época, ya que marzo es buen mes; debido a una escasez de lluvias de los últimos 5 meses en el noreste indio, se ha creado esta espesa bruma que nos impedirá disfrutar de los mayores encantos de Sikkim, las montañas del Himalaya.
Si Shillong nos sorprendió en modernidad, Gangtok es mucho más, para empezar aquí todo es más caro que el resto de India, las calles están mucho más cuidadas y existen avenidas peatonales donde no hay que esquivar vehículos; los establecimientos tienen mucha más clase, con carteles innovadores y llamativos para el consumo.
En la calle Tíbet se hallan los alojamientos económicos, donde encontramos uno bueno y barato pero tan húmedo que todo estaba mojado y nos quedábamos helados dentro de la habitación. La ciudad es de montaña y al igual que Kalimpong todo son calles superpuestas con empinadas escaleras que enlazan una con otra; el primer día que llegamos no pudimos hacer nada más que caminar un poco pues a las 3:00 de la tarde se queda todo oscuro y gris por la niebla…
El monasterio de Enchey de 200 años de antigüedad se haya casi en lo más alto de Gangtok, en una escarpada ascensión; desde él divisamos el enorme y profundo valle con las pendientes escalonadas en terrazas para facilitar el cultivo; y más allá, si la niebla nos dejase tendríamos impresionantes vistas del Tíbet, el cual se halla a unos 40km de aquí.
También paseamos por uno de los multitudinarios jardines muy bien cuidados, donde está el monasterio de Do-Drul, con su stupa rodeada de ruedecillas de oración.
La principal idea en Sikkim es hacernos una marcha por las montañas del oeste con la intención de visitar algunos monasterios, montañas y gente autentica en las villas; para esto necesitamos dejar pate de nuestro equipaje en Gangtok, y como ya no nos fiamos de los hoteles después de lo de Bangladesh, contactamos con Rimp, un chico de Couchsurfing. Este último día en Gangtok, tan solo estuvimos con Rimp un par de horas, lo suficiente para darse cuenta que aquí la gente es muy diferente a India, por no decir totalmente contraria. Para empezar son budistas, no tienen sistema de castas, no existe la dote (cuantiosa cantidad de dinero que el padre paga al novio en la boda); comen carne, tienen un sentido del humor parecido al nuestro… Después de solucionar lo de nuestro equipaje, Rimp nos llevó a un pub muy chulo a tomar unas cervezas; nos habló sobre el budismo, y al igual que en Sri Lanka apareció la palabra Filosofía, y no religión. El budismo no conoce guerras santas, ni violencia ni conversiones forzadas a esta “filosofía”; los budistas son libres de acudir a un templo, de creer o no creer…la principal idea del budismo es “no hacer daño”
Fueron un par de intensas horas con Rimp en las que nos quedamos con ganas de escuchar más y más.
Pronto en la mañana tomamos un jeep compartido en dirección al oeste de Sikkim, no lejos de la frontera nepalí, al pequeño pueblo de Pelling situado a 2.100 metros de altitud; por supuesto todo el camino y Pelling están sumidos bajo la continua bruma.
Viajamos en el jeep con dos belgas, Siril y Mariana, y una pareja francesa con quienes caminaremos juntos por Sikkim; Alex y July.
Aunque ahora mismo está vacío, Pelling es un pueblo dedicado al turismo, (mas bien turismo local y de Bután) debido a sus impresionantes vistas de los Himalayas; encontramos un hotelillo por poco mas de 2 euros impecablemente limpio y con todas las “No vistas” frente a nosotros. Desde el primer momento fuimos cambiando todos los planes que teníamos, por otros que resultaron muy gratificantes; un pequeño viaje en el que socializamos con gente peculiar, simpática, interesante, viajera…
Alrededor de Pelling se hayan dos de los monasterios mas antiguos del estado; el Sanga-Choling en lo alto de una colina, es del año 1.697 y como de costumbre es estos lugares está rodeado de altas banderas con las plegarias que ondean al viento, el cual esparce los rezos por todas partes; también hay recintos con varias stupas en honor a los monjes que un día alcanzaron el nirvana.
El Monasterio de Pemayangtse es de gran importancia; fue establecido como de alta clase, alojando sólo a monjes puros; dentro se encuentran las diferentes deidades y multitud de pinturas, algunas de ellas ocultas bajo sabanas en las que aparece Buda en posiciones eróticas con mujeres desnudas.
En el monasterio nos encontramos con Alex y July con quienes visitamos las ruinas de lo que fue la segunda capital de Sikkim en la antigüedad; con ellos maduramos la idea de la marcha y decidimos viajar juntos los próximos días.
Desde Kalimpong ya nos viene acompañando una dieta muy diferente a la comida india; aquí prevalece la comida tibetana y aunque al final resultó un poco cansina, nos ha gustado mucho; en general es muy suave, lejos de la especiosa comida india. Los Momos, una especie de empanadillas cocidas rellenas de repollo, cebolla y zanahoria, (en ocasiones de carne también); la Thukpa es una sopa de espagueti con diferentes verduras que tomada bien caliente en la noche o la mañana cuando hace frio se agradece un montón; y por último el Chowmein, pasta cocida, posteriormente frita con verduras o carne.
La mañana que dejamos Pelling ¡tuvimos un atisbo de las montañas!, tan sólo se dejaron ver por una hora las cumbres nevadas de las grandes montañas, no lo bastante, pero suficiente para hacernos una idea de las grandes moles que tenemos delante.
Junto a Alex y July tomamos una empinada bajada entre el bosque; mientras descendíamos, los niños subían aquella escarpada subida para ir a la escuela, pero sonrientes nos saludan con un ¡Namaste! al tiempo que colocan las palmas de las manos juntas bajo la barbilla.
Encontramos casas esparcidas con habitantes muy simpáticos, que viven humildemente cuidando sus pocos animales, trabajan en la tierra y llevan pesadas cargas en la espalda.
Una vez abajo en el río subimos a la carretera y comenzamos el ascenso hasta el Lago Khecheopalri; un lugar sagrado para hinduistas y budistas; el lago está rodeado de árboles, pero ni una hoja cae sobre él, de ser así un barquero iría a recogerla; es un lugar puro y mágico; para acceder a él hay un pasillo de rodillos de oración por el que pasan los devotos, entre ellos muchos butaneses, quienes consideran Sikkim como el Shangli-La (el cielo en la tierra)
Estuvimos alojados cerca del lago en una casa; ya que nos dijeron que el otro alojamiento de arriba de la montaña estaba lleno, de todas formas subimos hasta arriba y descubrimos un pequeño “Shangri-La”. Entre la villa de unas pocas casas, los habitantes tienen habitaciones para alojar a viajeros; un lugar tranquilo, pacifico, en el que uno se siente un habitante más entre esta magnífica gente local.
Los extranjeros que hay no son los típicos turistas; la mayoría son gente que viaja, por muchos meses, tres años, o incluso alguno que ya con sus 52 años lleva de viaje desde los 30. Unos simplemente están de paso, otros están una temporada, unos buscan un acercamiento al budismo gracias a Pala, un lama propietario de una de las casas de alquiler, y otros simplemente buscan paz y drogas en un lugar donde la marihuana está al alcance de la mano.
Debido al idioma congeniamos más con un valenciano llamado Carlos que dejó España hace tres años, y con Felipe un viajero colombiano; fuimos allí por un día en nuestro corta estancia en Sikkim, pero no pudimos resistirnos a quedarnos una noche más, en las que nos sentamos todos alrededor del fuego contando historias de viajes, gentes y experiencias, acompañados de una bebida alcohólica casera llamada Thongba. La Thongba es un recipiente de caña en el que se vierte mijo fermentado; para tomarlo se echa agua caliente y tras unos minutos se toma con una pajita gorda también de caña, (algo así como el mate argentino); la bebida se la llama, “la más larga”, pues cada vez que se termina se vierte agua y así durante toda la noche…
El segundo día que pasamos allí, Pala, el lama, hizo una “puja” (celebración budista) por la luna llena. En ésta puja oró por nosotros, fuimos todos a un pequeño templo con las velas y estuvo recitando oraciones acompañado de música con la campana y un tambor.
Fue algo muy espiritual, pero muy extraordinario por otra parte, que en un momento dado lanzó una petaca de whisky a uno de nosotros y la tuvimos que rular entre todos hasta terminarla, y lo mismo con una segunda petaca.
Nos dio mucha pena dejar el lago, pero queríamos ver el festival de Bumchu en Tashiding, nos habían dicho que era el día 11 de marzo y esa mañana emprendimos camino hacia Yuksom a pie. De nuevo una escarpada bajada hasta un rio, con paisajes, pueblos y gente maravillosa. La subida fue durilla hasta Yuksom, pero recompensada al llegar a la bonita villa que posee los picos Kabur Norte ( 7.338 m.) y Kabur Sur (7.317 m.) como telón de fondo.
Debido al festival, no nos estuvimos mucho y nos marchamos en un jeep hasta Tashiding a pocos kilómetros de Yuksom, pero al llegar vaya sorpresa…el Bumchu era el día 11, pero a las 00:00 horas, es decir el 10 por la noche. Cuando llegamos todo ya había terminado aunque rápido nos subimos hasta el monasterio donde aún se podía percibir todo el ambientillo de la noche anterior.
Cambiando planes de nuevo, y con el clima que poco a poco fue mejorando durante estos días, decidimos darle una nueva oportunidad a Pelling para ver las vistas de la cordillera; marchamos para allá con Alex y July y fuimos afortunados, al llegar a Pelling, el cielo estaba un poco despejado; cogimos el hotel del primer día y nos quedamos observando las enormes montañas durante horas entre las que destaca la tercera montaña más alta del planeta, el Kanchendzonga (8.598 metros) Aunque todo ello visible, la fina bruma impide tomar buenas fotografías, así que en la siguiente no se aprecia bien del todo.
El día en Pelling transcurrió tranquilo y con gente como estos últimos días, aparte de Alex y July, estuvimos con otra pareja francesa que conocimos en el Lago Khecheopalri, Ana y Rafael.
Desde aquí nos habría gustado no tener que ir a Gangtok, pero teníamos allí todo el equipaje; y de todas formas nos reencontramos con Rimp pasando muy buena noche; nos llevó al restaurante de un amigo a comer pizza buenísima, (la mejor desde Italia), y a tomar unas cervezas.
Durante los días por las montañas intentamos comer algún día pollo o huevos y nos fue imposible, no sabíamos por qué no había…De regreso a Gangtok, queríamos comer pollo, y de nuevo nadie tenía, así hasta que nos enteramos de lo ocurrido, y es que en la zona donde estuvimos habían muerto 30 pollos por gripe aviar y habían dado la alerta matando miles de pollos y estrictamente prohibido venderlo; la plaga esta por la zona de todo Bengala y extendiéndose a Nepal.
Tras Gangtok, en jeep nos movemos hasta Darjeeling, de nuevo en Bengala Occidental; y cuando estábamos buscando hotel nos encontramos con Siril (el belga de Pelling) quien nos recomendó su hotel que aunque se pasa un poco de nuestro presupuesto (5€), es alucinante; cristalera con vistas, cama buena, y baño enorme con agua caliente 24 horas…
Darjeeling no es una ciudad muy fotogénica, pero tiene mucho encanto con multitud de edificios de la época colonial, aunque mal conservados; el toque mas chulo de la ciudad es su situación a 2.200 metros de altitud, con vistas del Himalaya, (si el clima lo permite)
El centro, Chowrasta, es un lugar muy tranquilo para caminar, con multitud de tiendas de comida, y donde tuvimos montón de reencuentros; prácticamente día a día fuimos encontrando a todos los del Lago Khecheopalri, y otra gente nueva, como dos asturianos, o Guzmán un valenciano muy majo; pero el mejor reencuentro fue sin duda con Carlos y Felipe, muy buena gente, con la que nos reímos un montón.
El día en Pelling transcurrió tranquilo y con gente como estos últimos días, aparte de Alex y July, estuvimos con otra pareja francesa que conocimos en el Lago Khecheopalri, Ana y Rafael.
Desde aquí nos habría gustado no tener que ir a Gangtok, pero teníamos allí todo el equipaje; y de todas formas nos reencontramos con Rimp pasando muy buena noche; nos llevó al restaurante de un amigo a comer pizza buenísima, (la mejor desde Italia), y a tomar unas cervezas.
Durante los días por las montañas intentamos comer algún día pollo o huevos y nos fue imposible, no sabíamos por qué no había…De regreso a Gangtok, queríamos comer pollo, y de nuevo nadie tenía, así hasta que nos enteramos de lo ocurrido, y es que en la zona donde estuvimos habían muerto 30 pollos por gripe aviar y habían dado la alerta matando miles de pollos y estrictamente prohibido venderlo; la plaga esta por la zona de todo Bengala y extendiéndose a Nepal.
Tras Gangtok, en jeep nos movemos hasta Darjeeling, de nuevo en Bengala Occidental; y cuando estábamos buscando hotel nos encontramos con Siril (el belga de Pelling) quien nos recomendó su hotel que aunque se pasa un poco de nuestro presupuesto (5€), es alucinante; cristalera con vistas, cama buena, y baño enorme con agua caliente 24 horas…
Darjeeling no es una ciudad muy fotogénica, pero tiene mucho encanto con multitud de edificios de la época colonial, aunque mal conservados; el toque mas chulo de la ciudad es su situación a 2.200 metros de altitud, con vistas del Himalaya, (si el clima lo permite)
El centro, Chowrasta, es un lugar muy tranquilo para caminar, con multitud de tiendas de comida, y donde tuvimos montón de reencuentros; prácticamente día a día fuimos encontrando a todos los del Lago Khecheopalri, y otra gente nueva, como dos asturianos, o Guzmán un valenciano muy majo; pero el mejor reencuentro fue sin duda con Carlos y Felipe, muy buena gente, con la que nos reímos un montón.
Genial como siempre :) un saludo y un gran abrazo a los dos desde Pyatigorsk ( Cáucaso, Rusia), sois mis dos desconocidos mas conocidos q tengo, no dejeis de viajar nunca!
ResponderEliminarKituz*
¡¡¡¡¡ me encantan vuestros relatos!!! entro todos los días y cuando veo que habéis publicado os leo con avidez...me fascina vuestro viaje
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