El comienzo de todo fue bastante amargo, desde el primer momento tuvimos problemas con un chico sentado tras María en el autobús, quien la empujaba el asiento de continuo debido a lo poco confortable que son estos autobuses; tras un buen rato, María se volvió contra él gritándolo y éste sacó una navaja (que no llegó a abrir), para defenderse; al ver la navaja yo también me volví contra él y tuvimos una fuerte discusión que terminó pronto, pero más tarde este personaje nos amenazaba de continuo con perseguirnos hasta el final… Debido a sus amenazas, etc… no quisimos bajarnos donde teníamos previsto en Dhunche, quisimos seguir donde van la mayoría de extranjeros, Shyaphru Besi (1.460 m.) y así estar más en compañía pues temíamos por este personaje; por suerte se bajó a mitad de camino entre estos dos lugares y no lo volvimos a encontrar.
La parte positiva de esto, es que el problema nos hizo unirnos a una majísima pareja durante todo el trekking; Edmundo (España) y Marzia (Italia); así que con ellos buscamos un lugar para dormir en Shyaphru Besi; por 150 Rupias (1,4€) nos alojamos los cuatro en una minúscula habitación; pero ahí no es dónde sacan negocio los locales, lo que es caro aquí es la comida, y a medida que se asciende va aumentando de precio.
La primera noche estuvo lloviendo muchísimo y con tormenta, creímos que el trekking se nos iba a pasar por agua; pero no, hemos sido muy afortunados pues cada día amaneció soleado permaneciendo así hasta el atardecer cuando se nublaba o llovía.
Así pues comenzamos la caminata los cuatro juntos con idea de llegar al Lama Hotel, pero sin saber realmente el esfuerzo que necesitábamos; toda la marcha sigue el valle por donde discurre el río Langtang y al fondo divisamos las cumbres nevadas de las montañas.
En el camino son frecuentes los establecimientos para dormir o comer, y la gente siempre nos tienta para tomarnos algo, pero debemos elegir bien pues aquí los precios son bastante altos. Tras el Bamboo Hotel comenzamos un fuerte ascenso agotador y en un total de siete horas desde que salimos de Shyaphru Besi alcanzamos el recinto Lama Hotel quedándonos a dormir en el primer lugar que vimos, cinco minutos más tarde comenzó la lluvia.
Por primera vez negociamos con el dueño la posibilidad de dormir gratis con la condición de cenar y desayunar en su hotel; no hubo problema pues es algo normal aquí; además, con los precios de la comida ya se paga el alojamiento prácticamente; las habitaciones son bonitas de madera pero muy básicas, ni siquiera disponemos de electricidad, en la noche debemos hacer uso de las velas, pero nada muy diferente de Katmandú.
El hotel dispone de un salón comedor muy acogedor con un fuego central que se agradece mucho pues la ascensión de hoy ha sido de unos 1.000 metros de altitud, y se nota una fuerte bajada de la temperatura; el Lama Hotel se sitúa a 2.470 metros.
Nuestra comida base es el Dal-Bhat, arroz con dal (lentejas y alubias a veces) y patatas con alguna verdura; aunque acaba cansando es lo mejor para retomar fuerzas pues se puede repetir hasta quedar satisfecho.
Por la dificultad del primer día decidimos partir el resto del trekking en tres días más y hacerlo más tranquilos, poniéndonos como meta en la segunda jornada, Ghodatabela.
La ascensiones es muy fuerte nuevamente pero vamos haciendo alguna parada en las que nos liamos a charlar con Edmundo y Marzia; en la última parada estuvimos tanto rato que al llegar a Ghodatabela estábamos tan frescos que no podíamos detenernos ahí, así que nos pusimos otro lugar como meta; lo que ocurrió fue que en dicho lugar no encontramos alojamiento, así que sin querer nos plantamos casi en Langtang, tan sólo a 15 minutos del pueblo; pero es mucho mejor quedarse en lugares pequeños, nos tratan mejor y no nos presionan tanto para que consumamos; en este caso fue una familia tibetana, que nos preparó un excelente Dal-Bhat y nos hirvieron agua caliente para la ducha desde donde podíamos observar las montañas nevadas frente a nosotros.
La ascensión del segundo día ha sido considerable de nuevo, hemos vuelto a subir otros 1.000 metros de desnivel situándonos en los 3.430 metros.
Durante la ruta también hemos ido encontrando más gente maja como una chica brasileña y un chico israelí; o tres chicas que se hospedaron en el mismo hotel que nosotros, Susana e Ivonne (Alemania) y Claudia (Suiza).
Desde el punto donde nos encontramos las vistas del valle son magnificas, se aprecia perfectamente el hueco abierto entre las montañas.
Antes de partir en la tercera jornada, visitamos un viejo monasterio budista cerca del hospedaje; es interesante, pero para ellos, más que un monasterio es una forma de sacar algo de dinero pues tienen montado un tenderete dentro con cosas para vender a los extranjeros.
Langtang es un pequeño pueblo tibetano, es el más grande por aquí y es el que da nombre al parque nacional y a la ruta que estamos realizando; el pueblo es realmente bonito con casas de piedra y madera, situado en el valle rodeado de montañas nevadas donde pastan los yak. Los yak son unos grandes animales similares a las vacas pero muy fuertes y llenos de pelo, soportan temperaturas muy extremas de montaña y viven por encima de los 3.000 metros de altitud.
Dejando atrás Langtang, nos encaminamos a alcanzar el Gompa Kyanjin; desde que partimos el aire que se respira ya es muy diferente y cada paso se nota más pesado y dificultoso por la altitud. Casi llegando, el viento se hace más fuerte y helado pues la altitud del gompa es de 3.870 metros. En este punto han construido bastantes casas destinadas al turismo, pero aún se respira paz pues no es la temporada alta; de todas formas al llegar allí rápidamente una mujer se acercó para que iríamos a su hotel, pero preferimos estar en una guest house junto al monasterio, que se la habían recomendado a Edmundo y Marzia. Fue todo un acierto, pues era un lugar tranquilo con el típico salón de fuego central, y la señora de la casa muy simpática.
Entre Langtang y el Gompa Kyanjin, pasamos junto a multitud de muros centrales paralelos al camino; muros de motivos religiosos con inscripciones en tibetano. Las montañas en este lugar se vuelven más impresionantes, a nuestros lados tenemos moles que superan los 6.000 metros de altitud.
Tras un merecido descanso en la guest house, al día siguiente en la mañana ascendimos la montaña que se alza sobre nosotros, el Kyanjin Ri (4.773 metros)
La subida es muy escarpada y el viento es helado cuando sopla; a unos 4.400 metros llegamos un pico lleno de banderas con rezos, y pañuelos atados en unos mástiles de madera en señal de ofrendas.
Desde aquí la vista de la montaña más alta es perfecta, el Langtang Lirung (7.227 metros) Desde su falda sale un gran glaciar prácticamente extinguido, después de su comienzo en lo alto, sólo se puede divisar el hueco que ha dejado después de miles de años.
María, Marzia y Edmundo quedaron en esta cima, yo continué para llegar hasta la cima del Kyanjin Ri, un ascenso no de mucho tiempo pero con algunos trozos complicados cubiertos de nieve. Desde los 4.773 metros las vistas cortan la respiración, el Langtang, el gran glaciar que baja del Yubra Himal; frente a mi casi puedo tocar el Tíbet que se encuentra a tan sólo 4km; y el gran valle que hemos seguido todo el camino y que continua entre blancas montañas de entre 5.000 y 6.000 metros.
Otra jornada la dedicamos a seguir el valle hasta casi el final; la noche anterior estuvo nevando, fuimos afortunados pues la marcha que hicimos ayer, no habría sido posible con la montaña helada. A pesar de la nieve caída el cielo es azul, y el color de las montañas perfecto; en la siguiente foto se observa a la perfección el Langtang Lirung, la montaña más alta de la región.
Pasamos por villas abandonadas en un camino sencillo que sube progresivamente hasta los 4.080 metros. Desde el Langshisa Kharka observamos la cumbre Langshisa Ri (6.560 metros) y el comienzo del rio Langtang que nace en el glaciar del mismo nombre, justo donde termina el valle y se alzan otras grandes cadenas montañosas que hacen frontera con Tíbet.
Con todo esto ya estamos más que satisfechos para emprender marcha abajo de nuevo; debemos volver por la misma ruta pues no hay otra opción; dividimos la marcha en tres etapas parando en lugares diferentes a los de la subida; más abajo cerca de Shyaphru Besi, los senderos se dividen en otras rutas más largas, algunas incluso llegan hasta Katmandú.
En Shyaphru Besi disfrutamos de una buena ducha de agua caliente y nos relajamos entre un ambiente de alegría por el trekking realizado y tristeza porque echaremos de menos las largas conversaciones con Edmundo y Marzia durante las noches… Y también muchísima pereza de tener que tomar el autobús al día siguiente de vuelta a Katmandú.
qué vistas más impresionantes!!!!
ResponderEliminarEs curioso el inicio del post, en India siempre que alguien te quiere poner una excusa te dice que ha recibido una llamada de que un familiar está mal de salud y debe ir a visitarlo. Al mes siguiente te dice lo mismo. Es curioso.
ResponderEliminarVaya trekking...Que es lo que mas resaltais del nepal???
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por haber compartido esta experiencia con nosotros...las fotos dejan ver la belleza del paisaje...aunque no el cansancio!! sin vosotros no hubiesemos llegado :-) tambien extranyamos las charlas y el fuego...siempre estaremos en contacto..Marzia y Edmundo
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