Los “kiwis”, (así se les llama a los neo zelandeses) están teniendo grandes detalles con nosotros; a parte de las cervezas que nos invitó el hombre del Tongariro, la noche anterior antes de cruzar a la isla sur, la pasamos en un camping en Porirua, cerca de Wellington, y como habíamos llegado tarde y nos marchamos pronto en la mañana, el dueño no nos quiso cobrar.
Siempre que tomamos algún barco nos vienen a la mente memorias de otros barcos como el de Jordania a Egipto, Egipto a Sudán o aquel inolvidable viaje de Djibouti a Yemen durmiendo en la cubierta.
La situación en Nueva Zelanda difiere bastante de éstas anteriores, la verdad es que es mucho menos emocionante, pero tras aquellas experiencias sorprende la organización y puntualidad de los barcos que zarpan de Wellington con destino a Picton en el extremo nororiental de la Isla Sur.
El viaje tarda entre tres, y tres horas y media en cruzar el Estrecho de Cook y adentrarse entre los fiordos del norte; es un área con muchas precipitaciones y si no se tiene un día soleado el paisaje pierde bastante aunque nunca decepciona.
Picton es un pueblo con un bonito puerto entre los fiordos; simplemente de paso y organización para recorrer la Isla Sur.
La Isla Sur de Nueva Zelanda es la más grande de todas pero posee tan sólo un millón de habitantes; rápido nos damos cuenta de la NO presencia humana en los infinitos campos, valles y montañas de la isla, y que en lugar de ellos están parte de los 40 millones de ovejas que pueblan el país.
Al sur de la región de Tasman está el Parque Nacional de los Lagos Nelson, donde el lago Rotoroa y el lago Rotoiti aparecen a los pies de cumbres que superan los 2.000 metros de altitud.
De camino a la costa oeste pasamos por la Garganta de Buller.
Westport es una de las “grandes ciudades” de la costa oeste con unos pocos miles de habitantes; en realidad no tiene mucho interés, pero cerca está el Cabo Foulwind donde visitamos una colonia de focas; desafortunadamente estaba muy lejos y no tuvimos oportunidad de acercarnos más. Los machos de este tipo de focas alcanzan los 2,5 metros de largo y llegan a pesar 200kg.
La carretera discurre al sur entre la bonita costa y el Parque Nacional de Paparoa con una naturaleza exuberante e impenetrable.
En Punakaiki hay un curioso lugar llamado “Rocas Pancake”; las rocas de la costa hacen unas curiosas formas que parecen pancakes amontonados uno encima de otro. Además si se tiene la suerte de coincidir con marea alta hay unos agujeros internos que escupen agua a presión del mar y producen fuertes sonidos.
Más al sur de Greymouth comienza un paisaje más impresionante, las estribaciones de los Alpes Neo Zelandeses, y con ello, ríos de origen glaciar con un color lechoso que cruzan la carretera de camino al mar.
Paramos en alguna localidad de interés como Hokitika o Ross, el pueblo nacional del oro, aquí se encontró la mayor pepita de oro del país de 2,7kg.
Este es uno de los lugares donde uno siempre desea tener un tiempo espectacular para disfrutar de unas vistas sublimes, pero la realidad es que en ésta isla llueve mucho, y en la costa oeste mucho más; aunque estamos en pleno verano la temperatura es bastante baja también.
A pesar de un tiempo nublado tuvimos suerte de no tener lluvia o niebla visitando los dos glaciares más importantes del país.
Los glaciares neo zelandeses no son los más impresionantes que hemos visto, pero hay que reconocer que es curioso ver estas masas de hielo a tan baja altitud y tan cerca del mar (sólo 15km en línea recta hasta la costa).
Las continuas precipitaciones han hecho sobrevivir a unos cuantos glaciares desde la última glaciación de La Tierra hace 14.000 años; pero sin duda el periodo de mayor retroceso ha sido en los últimos años. Prueba de ello es el Glaciar Franz Josef de 12km de largo; en la foto siguiente se ve una imagen del glaciar en la actualidad y las líneas blancas marcando el retroceso del mismo; aunque no se aprecian bien los números, la línea superior data de 1.865, la primera exploración de los occidentales donde el glaciar tenía un increíble volumen. Con el paso de los años fue retrocediendo tanto que llegó a la posición de la línea negra en 1.970; aquí es donde viene la peculiaridad del Franz Josef, mientras la mayoría de los glaciares del mundo retroceden, éste está creciendo desde 1.985 a una velocidad relativamente alta.
En un corto paseo se llega casi hasta la misma lengua del glaciar donde no dejan acercarse por los continuos desprendimientos.
El Glaciar Fox es un caso parecido, se encuentra muy cerca del anterior, con muy fácil acceso. Durante la última glaciación el glaciar sobrepasaba la línea de la costa, dejando con ello grandes morrenas detrás en su retroceso, también vimos marcas del lugar que ocupaba el glaciar hace 150 años, varios kilómetros antes de llegar a él; pero sorprendentemente está creciendo en la actualidad a un ritmo de un metro semanal.
El pasado 30 de enero fuimos entrevistados en el programa de Isabel Gemio, “Te doy mi palabra” de Onda Cero, para quien no escuchó la entrevista en su momento y le gustaría escucharla, pinchar aquí. Es la segunda entrevista del audio del Domingo 30 de Enero.
Siempre que tomamos algún barco nos vienen a la mente memorias de otros barcos como el de Jordania a Egipto, Egipto a Sudán o aquel inolvidable viaje de Djibouti a Yemen durmiendo en la cubierta.
La situación en Nueva Zelanda difiere bastante de éstas anteriores, la verdad es que es mucho menos emocionante, pero tras aquellas experiencias sorprende la organización y puntualidad de los barcos que zarpan de Wellington con destino a Picton en el extremo nororiental de la Isla Sur.
El viaje tarda entre tres, y tres horas y media en cruzar el Estrecho de Cook y adentrarse entre los fiordos del norte; es un área con muchas precipitaciones y si no se tiene un día soleado el paisaje pierde bastante aunque nunca decepciona.
Picton es un pueblo con un bonito puerto entre los fiordos; simplemente de paso y organización para recorrer la Isla Sur.
La Isla Sur de Nueva Zelanda es la más grande de todas pero posee tan sólo un millón de habitantes; rápido nos damos cuenta de la NO presencia humana en los infinitos campos, valles y montañas de la isla, y que en lugar de ellos están parte de los 40 millones de ovejas que pueblan el país.
Al sur de la región de Tasman está el Parque Nacional de los Lagos Nelson, donde el lago Rotoroa y el lago Rotoiti aparecen a los pies de cumbres que superan los 2.000 metros de altitud.
De camino a la costa oeste pasamos por la Garganta de Buller.
Westport es una de las “grandes ciudades” de la costa oeste con unos pocos miles de habitantes; en realidad no tiene mucho interés, pero cerca está el Cabo Foulwind donde visitamos una colonia de focas; desafortunadamente estaba muy lejos y no tuvimos oportunidad de acercarnos más. Los machos de este tipo de focas alcanzan los 2,5 metros de largo y llegan a pesar 200kg.
La carretera discurre al sur entre la bonita costa y el Parque Nacional de Paparoa con una naturaleza exuberante e impenetrable.
En Punakaiki hay un curioso lugar llamado “Rocas Pancake”; las rocas de la costa hacen unas curiosas formas que parecen pancakes amontonados uno encima de otro. Además si se tiene la suerte de coincidir con marea alta hay unos agujeros internos que escupen agua a presión del mar y producen fuertes sonidos.
Más al sur de Greymouth comienza un paisaje más impresionante, las estribaciones de los Alpes Neo Zelandeses, y con ello, ríos de origen glaciar con un color lechoso que cruzan la carretera de camino al mar.
Paramos en alguna localidad de interés como Hokitika o Ross, el pueblo nacional del oro, aquí se encontró la mayor pepita de oro del país de 2,7kg.
Este es uno de los lugares donde uno siempre desea tener un tiempo espectacular para disfrutar de unas vistas sublimes, pero la realidad es que en ésta isla llueve mucho, y en la costa oeste mucho más; aunque estamos en pleno verano la temperatura es bastante baja también.
A pesar de un tiempo nublado tuvimos suerte de no tener lluvia o niebla visitando los dos glaciares más importantes del país.
Los glaciares neo zelandeses no son los más impresionantes que hemos visto, pero hay que reconocer que es curioso ver estas masas de hielo a tan baja altitud y tan cerca del mar (sólo 15km en línea recta hasta la costa).
Las continuas precipitaciones han hecho sobrevivir a unos cuantos glaciares desde la última glaciación de La Tierra hace 14.000 años; pero sin duda el periodo de mayor retroceso ha sido en los últimos años. Prueba de ello es el Glaciar Franz Josef de 12km de largo; en la foto siguiente se ve una imagen del glaciar en la actualidad y las líneas blancas marcando el retroceso del mismo; aunque no se aprecian bien los números, la línea superior data de 1.865, la primera exploración de los occidentales donde el glaciar tenía un increíble volumen. Con el paso de los años fue retrocediendo tanto que llegó a la posición de la línea negra en 1.970; aquí es donde viene la peculiaridad del Franz Josef, mientras la mayoría de los glaciares del mundo retroceden, éste está creciendo desde 1.985 a una velocidad relativamente alta.
En un corto paseo se llega casi hasta la misma lengua del glaciar donde no dejan acercarse por los continuos desprendimientos.
El Glaciar Fox es un caso parecido, se encuentra muy cerca del anterior, con muy fácil acceso. Durante la última glaciación el glaciar sobrepasaba la línea de la costa, dejando con ello grandes morrenas detrás en su retroceso, también vimos marcas del lugar que ocupaba el glaciar hace 150 años, varios kilómetros antes de llegar a él; pero sorprendentemente está creciendo en la actualidad a un ritmo de un metro semanal.
El pasado 30 de enero fuimos entrevistados en el programa de Isabel Gemio, “Te doy mi palabra” de Onda Cero, para quien no escuchó la entrevista en su momento y le gustaría escucharla, pinchar aquí. Es la segunda entrevista del audio del Domingo 30 de Enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario