03 febrero 2008

A LAS PUERTAS DE SUDÁN

Seguimos insistiendo, con el tema del control del turista en este país; es como una especie de complot, nadie nos quiere ayudar, sólo existe un medio de transporte, el tren, y solamente en primera clase. Por más que buscamos el de segunda o tercera, la policía nos la jugó y el viaje a Edfu, nos salió caro.

En la estación de Edfu nos encontramos con un alemán, Johan, que conocimos casualmente en la embajada de Sudán, y coge el ferry el mismo día que nosotros. La parada en este remoto pueblo fue por visitar el templo de Horus, pero antes nos buscamos un alojamiento; aquí el turista viene en convoy desde Asuán y marchan en el día, por eso el dormir es caro, pero encontramos un hotel de gente local, el más barato de toda nuestra vida, (0,6€ por persona). Eso sí, los tres en una habitación mugrienta, con camas de armazones de hierro, colchones hundidos; y un baño…un baño oscuro y tétrico.

Nos acercamos al templo de Horus, y ahí estaban todos los turistas en los lujosos autobuses. Han construido un sistema que para entrar a la taquilla del templo, debes de cruzar una calle llena de puestos siendo presa de todos los vendedores.
Los templos del antiguo imperio nunca decepcionan, el templo de Horus tiene una puerta de entrada de 36 metros de altura, y como habitualmente, salas llenas de inscripciones y grandes columnas. En éste también se conserva una de las barcas de los faraones.


Para ir a Asuán tuvimos movida de nuevo en la estación de buses, que buscamos por nuestra cuenta; subimos las mochilas arriba, pero el microbús se negó a llevarnos, el precio son 6 libras, nos dijeron que solo nos podían levar en un bus “especial” por 100 libras. No estábamos dispuestos a pagar más que los egipcios, así que nos colamos en el vagón de tercera clase en la estación de tren.

En Asuán tuvimos un bonito encuentro que amenizó nuestra espera hasta coger el barco de Sudán; una pareja austriaca que venía en caravana de Sudán y Etiopia, y otra pareja, español y rumana, que venían de un año por todo África en otra caravana, a éste grupo, se unió unos días más tarde Arantza, una bilbaína que vuelve a casa después de 4 años de viaje.

Estamos en vacaciones nacionales, y buscar alojamiento fue algo muy duro, al final tuvimos que dormir en un hotel no muy barato compartiendo habitación con Johan, pero al día siguiente ya conseguimos una doble por 1,5€.
Asuán es la ciudad más cara que hemos estado, aquí realmente hay precio de turista y de locales, y la única manera que no nos estafen es pagar su precio y salir prácticamente corriendo.


Visitamos la gran presa de Asuán que nos dejó totalmente decepcionados, lo bueno fue que fuimos por nuestra cuenta, teniendo que hacer autostop para cruzar el puente, pues está prohibido cruzar andando, y así de esta manera nos ahorramos pagar el ticket.

Lo mejor de aquí sin duda es Abu Simbel, situado a 275 km al sur; pero la única manera de ir es en un absurdo convoy, cientos de autobuses juntos parten a las 4:00am como medida de seguridad, pero…ninguno de los buses es registrado, por lo tanto podría ir un autobús completo de terroristas sin ningún problema…es totalmente absurdo; así como el control del templo, nuestra mochila era tan grande que por no crear un tapón de gente, ni la revisó. Pero bueno, la gran obra de Ramsés II deja a uno boquiabierto, y más todavía la moderna historia que hay detrás de este templo. La creación de la presa de Asuán dio lugar al lago Nasser, el lago artificial más grande del mundo; y con ello cientos de pueblos nubios fueron desplazados, y multitud de templos sumergidos, pero no podían dejar bajo el agua la gran obra de Abu Simbel, así que en un gran proyecto, se desmanteló el templo cortándolo delicadamente en piezas y trasportándolo a una colina más arriba. En una fecha concreta del calendario el sol entraba perpendicular hasta dentro del templo, en la nueva construcción tuvieron un fallo de un solo día, lo cual no está nada mal.


A pesar de cruzar la línea del trópico de Cáncer para alcanzar éste lugar, la temperatura al amanecer es de unos 0 grados, lo cual nos hace pensar en los días que nos esperan en el desierto sudanés…

De regreso en Asuán visitamos el templo de Philae al cual se accede en barco, y de la misma manera que Abu Simbel fue reconstruido por el tema de la presa. El templo es más de lo mismo pero el enclave en la isla es realmente bonito.
El “tour” lo hicimos en un microbús llenos de japoneses, y no sabemos cómo, a la hora de tomar el barco, nos quedamos de portavoces, teniendo que negociar el precio con los timadores barqueros, mientras los japoneses nos miraban absortos.



Y por fin llega el momento tan esperado de viajar a Sudán, el barco solo parte los lunes, así que mañana será el día. Egipto tiene lugares, y sobre todo una historia, increíble; pero el turismo a destrozado este país donde todo el mundo quiere engañarte, no es regateo; ellos creen que somos millonarios y debemos pagar precios mucho más elevados que los egipcios.

Gracias a Jan y Alex, hemos conseguido ya una targeta de movil de Sudán, este es el numero: 00249925454183


2 comentarios:

  1. ¡Que odisea llegar a Sudán! Pero bueno, ya lo tenéis ahí, ahora África pura y dura os espera

    ResponderEliminar
  2. Me alegro mucho de que todo os este llendo bien, a pesar de los cabrones que os intentan timar, timarles vosotros a ellos!!!!!!
    Muchos besitos a los dos desde Cádiz.

    Arancha - Jesus (Santander - Cádiz)

    ResponderEliminar