El paisaje hasta Hotan es monótono, seco; tan sólo hacemos alguna parada para utilizar los guarros baños públicos chinos. Es algo que no me había imaginado aquí, los baños son de estudio, son peores incluso que India; además muchos de ellos son simplemente un canal con separadores de 1 metro de altura y sin puertas, los chinos no tienen pudor a la hora de hacer “sus cosas”, pues al entrar se ve a todo el mundo… Sobre el hedor y la limpieza vamos a evitar descripciones…
Poco antes de llegar pasamos por alguna humilde villa, con carretera de tierra, burros como vehículos, mercadillos por el suelo; que contrasta demasiado con las modernas y nuevas ciudades de Xinjiang.
Hotan fue algo visto y no visto, llegamos tarde y pasamos mucho tiempo buscando alojamiento, aparte que estaba todo lleno, no dejan a los extranjeros quedarse en dormitorios colectivos.
Hablar de Hotan es hablar de “jade”, esta preciada piedra se extrae aquí desde hace casi 5.000 años y fue uno de los estimulantes del comercio hacia el oeste. Lo único que pudimos ver en nuestra acelerada visita fue a los uigures haciendo sus tratos en la calle con sus coches llenos de jade; parece algo muy agresivo (que no lo es) pues se forma un gran círculo de gente y dentro, vendedor y comprador van gritando el regateo hasta que se dan la mano muy fuerte para cerrar el trato.
El motivo de venir aquí es para ver el desierto de Taklamakan, y para ello sólo debemos viajar en dirección norte tomando el autobús de Urumqi, el cual atraviesa el desierto de sur a norte por el mismo centro.
Al autobús le lleva 22 horas llegar a Urumqi, pero no es un bus normal, este tiene camas en vez de asientos, están colocados en tres filas y en dos alturas; cada cama tiene un respaldo levantado que es el hueco del siguiente donde mete los pies, al cabo de unas horas, las camas se vuelven bastante incomodas por su estrechez. Al autobús se debe entrar descalzo para pisar en las alfombrillas de los pasillos y está bastante limpio todo.
Una vez por la carretera del desierto todo fue un mar de dunas interminable, cientos y cientos de kilómetros de arena, nada de nada entre medio, un lugar imposible para la vida.
Tras el amanecer llegamos a Urumqi, capital del estado de Xinjiang y centro de todos los disturbios ocurridos; a Urumqi llegamos y nos fuimos directamente; lo único que puedo decir de aquí es que hemos estado a muy pocos kilómetros del centro geográfico de Asia, y Urumqi es la ciudad más alejada del océano en todo el mundo; el trozo de mar más cercano se halla a 2.250 km de distancia.
En la estación tomamos un autobús hasta Turpan; a veces la organización china es tal, que se vuelve absurda pues había un bus frente a nosotros que salía en ese momento y nos esperó a que comprásemos los ticket dentro, pero en la taquilla me vendieron el bus siguiente porque ya había pasado la hora de salida del que nos esperaba, total que el bus se fue casi vacío y no nos llevó, tuvimos que esperar al indicado en nuestro billete…
Tras pasar un enorme campo de molinos de energía eólica, el bus desciende hacia la depresión de Tarim, el punto más bajo de China, y la segunda del mundo tras el Mar Muerto; 154 metros por debajo del nivel del mar.
Turpan tiene de nuevo ese aspecto de ciudad nueva; nos alojamos en un sitio muy tranquilo rodeado de parras, todo Turpan está lleno de uvas.
Turpan es un lugar muy desértico y caluroso debido a la baja altitud; hay muchas cosas para visitar en los alrededores pero para ello hay que alquilarse un coche, y la verdad es que es un precio bastante aceptable 250 Yuan por un coche con conductor el día entero por ahí.
Nos llevó a ver una villa tradicional muy bonita llamada Tuyoq; el problema viene al entrar al pueblo; en China SE PAGA POR TODO, es algo que nos seguirá durante todo el viaje, absolutamente por todo; así pues pagamos la tarifa y visitamos la villa uigur construida de ladrillos de barro, muy bonita. Un viejo había comenzado a hacer su negocio particular, con amabilidad y cara hospitalaria nos metió en casa a enseñárnosla, al salir nos enseñó un cartel en chino que no entendíamos, nos quería cobrar por haber visto la casa…
Siguiendo un cañón entre dos montañas se hayan unas cuevas budistas en la ladera, pero no pudimos acceder a ellas porque se está cayendo; en su lugar fuimos a un cementerio musulmán, el cual sí es usado y venerado pues alguien muy importante se haya enterrado aquí y no nos querían dejar pasar por ello, pero cuando se ha pagado… todo esta incluido. Las tumbas más importantes tenían cintas de tela amarradas a piedras y dinero tirado; dicen que venir siete veces a Tuyoq equivale a un viaje a La Meca; la verdad es que les viene muy bien a los que viven por aquí cerca…
Al marchar pasamos por un lugar llamado “Las montañas Llameantes”, un lugar utilizado para hacer más ingresos. Se trata de unas formaciones curiosas en la montaña, interesante, pero nada que no hayamos visto antes. Simplemente pasamos por allí y lo vimos perfectamente, supuestamente hay que ir a una taquilla y abonar 40 Yuan… están locos…
Cerca de Turpan visitamos el Minarete Emir, y seguido pasamos por la antigua villa de Jiaohe; una de las civilizaciones de desierto mejor conservadas; en ella se pueden ver restos (muy deteriorados) de monasterios budistas con unos 17 siglos de antigüedad, incluyendo también la stupa más antigua de China.
Viajamos de nuevo en autobús de literas, esta vez un poco más sucio, pero aceptable; fueron 16 horas por llanuras, y más llanuras, todo seco, desértico; los controles militares siguen siendo continuos y en mitad de la noche detienen el autobús para pedirnos el pasaporte.
Cambiamos de provincia; el estado de Gansu esta cercano a Mongolia y a él llega parte del gran desierto del Gobi. Nos detenemos en la localidad de Dunhuang; parece mentira una ciudad así (moderna como todas) en mitad del desierto, normalmente cuando hemos viajado por cientos de kilómetros de desierto y paramos en una ciudad, ésta suele ser polvorienta y desoladora.
Nos alojamos en el mismo tipo de hotel de los que venimos, sólo que ahora al salir de Xinjiang, vuelve la comunicación, y disponemos de cable de internet en la misma habitación, así que como locos comenzamos a ponernos al día, la bandeja de entrada del correo electrónico desbordada y un retraso de semanas en las publicaciones del blog. El blog esta censurado en China, así como Facebook, recientemente bloqueado, pero estas dos son tan solo unas pocas de las web que filtra China. Blogger fue censurado antes o durante las Olimpiadas, periodo en el que se supone China iba a abrirse al mundo entero…
Afortunadamente nuestros amigos iraníes especialistas en trampear este tipo de cosas y acceder a donde ellos quieran, me dieron un programa muy bueno para abrir todas las paginas que se desee, de esta manera puedo por lo menos hacer el blog.
Dunhuang cobra vida durante la noche; luces, restaurantes, centros comerciales, gente joven, parejas…sigue sorprendiendo la forma de vestir de las chinas, sobre todo ver que son libres, desde hace muchos meses no veía a mujeres reírse de verdad, o hacer cosas que se supone debe de hacer una chica joven a su edad.
Encontramos un local bueno de comida china, y nos sorprendieron con un menú en chino completamente, por suerte salen dibujos de los platos y fuimos eligiendo según la pinta que tenía; uno de los platos era pato, y nos trajeron hasta el pico del mismo; otro día probamos unos finos filetes de burro… la comida china es deliciosa y excesiva, para cuatro personas debemos pedir tres platos; y por supuesto no tiene nada que ver con la comida de los restaurantes chinos que puede haber en Cantabria.
A tan sólo cinco kilómetros de Dunhuang se hallan unas enormes dunas de arena, que preceden al extenso desierto; como buenos chinos, para ver las dunas, ¡hay que pagar 12€! Es de risa, algo que está ahí, que se ve, y te cobran…lo que más duele es el tenderete que han montado para entrar con barreras mecánicas, y luego coches que te llevan a la duna, y encima por subir a la duna te cobran un extra, se les va mucho con las entradas a estos chinos…
Con lo bonito que sería llegar a este lugar y encontrarse esas pedazo de dunas, todo virgen sin construcciones ni tenderetes.
Desde la barrera hicimos algunas fotos y luego rodeamos el recinto buscando la forma de tener una buena vista y hacer alguna buena fotografía, fue complicado pero lo suficiente como para verlo bien. Las dunas son impresionantes, nunca habíamos visto tan altas como estas, realmente son montañas de arena.
Encontramos unas pequeñas e intentamos escalarlas para tener algo de vistas, digo intentamos porque al ir en chanclas era imposible, la arena quema tanto que a poco que se cuele dentro de los pies abrasa, la gente que entra dentro alquila una especie de botas de tela para protegerse.
Otro lugar interesante en las cercanías de Dunhuang son las cuevas de Mogao, se dice que son las mejores del mundo de arte budista.
Para ir cogimos un minibús con más turistas y así conocimos a Paco y María de Puente San Miguel (a 6km de Santillana del Mar, donde vivíamos)
Para entrar a las cuevas de Mogao hay que pagar una barbaridad de entrada, 180 Yuan; sí, es carísimo, pero el interior de las cuevas es espectacular, lo malo es que uno ve una pequeñísima parte de lo que es.
La visita debe ser guiada, y nos pusieron una guía que hablaba inglés junto a Paco, María y otros dos extranjeros; la peor parte de todo seguida del precio es que no se puede hacer fotografías, y las cámaras han de ser depositadas en la entrada.
Las primeras cuevas datan del siglo IV; hay un total de 735 que se extienden por un cañón de 1.700metros de largo. La gran importancia de Mogao y su auge fue debido a la Ruta de la Seda la cual comienza en la ahora cercana Xi’an; recordamos cuando visitamos su final en la localidad de Bursa en Turquía, hace casi dos años…
Las caravanas que pasaban por aquí trajeron nuevos datos, culturas, lenguas, ideas; la gente aprovechaba a pasar y hacer sus oraciones pidiendo ayuda en su viaje al lejano, misterioso y peligroso oeste.
La primera cueva que visitamos es de las más especiales, su fachada es la única que llama la atención, aún se conserva y es muy bonita; en ella sólo hay un Buda, pero no uno cualquiera, al entrar solamente se ve su faldamento y tan sólo cuando uno está a sus pies puede admirar los 34,5 metros de altura, del tercer Buda más grande del mundo. El primero lo veremos próximamente, el segundo Buda más grande se encontraba en Afganistán y fue destruido con explosivos por los Talibanes en 2001.
En la cueva aún se pueden ver los agujeros de anclaje de los andamios que se utilizaron en su construcción de arriba a abajo.
No me meteré mucho en detalle con las cuevas, puesto que no hay fotos, uno no se puede hacer a la idea, son cosas que hay que ver…
Vimos cuevas de entre los siglos V y VI, todas de Budismo Mahayana, la rama que contiene miles de Budas, todos con nombre diferente; en esta rama Buda enseña y ayuda a encontrar el “camino”, al contrario que el Theravada que dice que todos estamos solos y debemos encontrar el “camino” por nuestra cuenta.
Lo que más destaca en las cuevas es la influencia india; en las ropas de los personajes, pinturas, dibujos de Garuda, Ganesh, altares centrales en forma de columnas, muy similar a Ajanta y Ellora en Maharastra, India. Las esculturas están fabricadas con barro, paja y madera; muchas han caído con el paso de los años, otras increíblemente han sobrevivido.
Interesante una de las cuevas donde se ve influencia griega, con un dibujo de Pegaso, y varios caminantes con las típicas túnicas griegas blancas y rayas azules; incluso influencia cristiana donde se ve al Buda en una posición similar a Cristo.
Algo que destaca en todas ellas son las pinturas; las inorgánicas utilizadas para dar color de piel a las personas han quedado oxidadas y se ven oscuras y feas. Las orgánicas se conservan tan bien que parece recién pintado después de 1.500 años, es simplemente asombroso; la pintura más cara es la que viene del lapislázuli, un intenso azul que parece indestructible, la segunda más cara el oro.
Los cielos de las cuevas suelen estar llenos de vida con “apsaras” volando en todas direcciones, las apsaras son ángeles chinos, quienes son siempre mujeres debido a su delicadeza y finura, las cuales pueden volar con facilidad.
Las cuevas de Mogao estaban llenas de arena cuando las descubrieron, es un elemento destructivo que ha contribuido al gran deterioro de las mismas; un terremoto en el siglo XI destruyó parte de las entradas de las cuevas y ahora han construido un gran muro protector, que sí protege, pero es realmente horrible, parece totalmente una fachada con las habitaciones numeradas de un hotel.
El turismo contribuye más al deterioro debido a la respiración; pero algo que hizo mucho daño fue en el año 1.921 cuando las cuevas fueron usadas como prisiones y metieron a rusos dentro, quienes destruyeron algunas esculturas y se estropearon los techos por el humo del tabaco.
Otras cosas más han hecho daño a las cuevas, como una inglesa que apareció por aquí y echó algún tipo de ácido en las pinturas colocando un papel sobre ellas para arrancarlo, llevárselo y luego venderlo.
Hay una cueva muy especial que los chinos están muy resentidos con la historia que hay detrás. Se trata de la librería, la cueva más pequeña, de 3x3x3 metros; en ella se ocultaban 50.000 documentos de gran valor escritos en chino, lenguas centro asiáticas, uigur, sanscrito… Documentos de medicina, astronomía, música, etc… que fueron descubiertos por una persona local y que se lo vendió a unos occidentales por 300€ de aquella época.
En la librería tan sólo queda un Buda con el árbol de la iluminación dibujado detrás y encontraron las cenizas del monje cuidador detrás del Buda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario