23 julio 2009

XINJIANG

Una vez cruzado el paso de Khunjerab entramos en la República Popular China, lo descrito en la anterior entrada sobre el registro más duro de inmigración queda totalmente retirado. A pocos kilómetros encontramos el primer puesto militar donde procedemos al registro, pero no a la inmigración, la cual se encuentra en Tashkurgan.
Al llegar esperamos junto a dos camiones y nadie venía a decirnos nada; tras media hora no había aparecido ningún vehículo pero allí seguimos retenidos sin nadie venir.
De repente vemos un grupo de gente desfilando, y un gran despliegue de militares, muchos de ellos con mascarillas; uno de ellos se acercó al coche y con un aparato tipo a una pistola de plástico, la cual emitía un haz de luz, miraron nuestra temperatura corporal apuntándonos en la frente, tres de nosotros fallamos, y aunque repitió el proceso y fallamos de nuevo no lo dieron importancia y nos mandaron pasar a una sala donde comenzó el registro absurdo y exhaustivo. Ahora si podemos decir que es el más duro realizado, concretamente conmigo se saciaron, haciéndome sacar cosa por cosa todo lo que llevaba; incluso haciéndolo funcionar, mecheros, cámara de fotos, portátil en el que estuvieron enredando a pesar de no entender nada; sacaron mi radiografía de pulmones que aún conservo desde Calcuta… pero lo que más les desconcertó fue mi pasaporte viejo, el cual esta anulado, pero aún así me lo confiscaron hasta llegar a inmigración.

En el coche que viajábamos se subió un militar con nosotros para asegurarse que llegamos hasta la inmigración en Tashkurgan; el militar era un niñato chulo, que ni siquiera nos miraba si intentábamos preguntarle algo, y quien se pasó el camino fumando y durmiendo, (ojo con lo que fuman los chinos, es increíble…)

La autopista del Karakorum es llamada en China “la carretera de amistad China-Pakistán” El cambio es abismal, la carretera de piedras de Pakistán termina y comienza una carretera nueva de asfalto perfecta, atravesando una gran planicie deshabitada. A mitad de camino aparecen las primeras villas desoladoras, son asentamientos tayikos (de Tayikistán) como la población de Davdar. Las caras difieren mucho de la raza Han, que son las caras chinas clásicas que se conocen en Europa; aquí son más oscuros, con los ojos apenas un poco o nada rasgados, en ocasiones veo caras que me parecen de influencia rusa, por supuesto muy mezclada ya.


Debido a las buenas carreteras en un momento llegamos a Tashkurgan donde nos detenemos en el moderno edificio de inmigración; primero nos llevaron al vehículo unos formularios de sanidad y de inmigración, sin terminar de rellenarlo nos mandan bajar y nos comienzan a atender en la calle ante una gran tormenta de arena; cuando se dieron cuenta de lo absurdo que era, nos mandaron pasar y nos atendieron uno a uno deteniéndonos justamente ante una raya roja que había en el suelo y todos y cada uno de los policías portando unas mascarillas para que no les contagiemos nada extraño.
Mi pasaporte viejo dio varias vueltas y finalmente me fue devuelto; el chico que colocaba las estampas de entrada al país tenía una maquina en el mostrador para pulsar si has quedado satisfecho o insatisfecho con su trabajo, pasamos las mochilas por rayos X y ¡listos! Todo esta increíblemente organizado.

Tashkurgan esta situado a 3.600 metros de altitud, posee unas amplísimas avenidas con apenas tráfico, y regido por unos aparatos casi ya desconocidos para nosotros después del subcontinente indio: semáforos. Los edificios son nuevos, limpios, y todo esta escrito en nuevos caracteres indescifrables para nosotros, Chino Mandarín; pero se ve mucho escrito en caracteres árabes también ya que la mayoría de la población de la provincia de Xinjiang son Uigur y su lengua, de la rama del turco, es escrita con estos caracteres.
En un principio vemos mucha barrera de comunicación, pero siempre hay alguien que conocen que sabe cuatro palabras en inglés y nos podemos entender; si no, escribiendo en un papel, señalando y lenguaje de signos, nunca fallan…

El cambio es abismal en todo, a parte de la organización, limpieza, poco tráfico…las mujeres usan faldas, a nuestro conductor pakistaní casi se le rompe el cuello girándose cuando vimos la primera, y eso que son musulmanas y van vestidas muy discretas; pero es otra historia pues ellas se arreglan mucho más, llevan unos gorros muy curiosos, y en general se las ve más libres; esto sobre la mujeres de raza uigur, que son musulmanas.


Los hoteles son otra historia también, entramos a uno cerca de la estación de autobús, por fuera parecía cutre y por dentro parecía carísimo; parece ser que en China las habitaciones dobles son bastante caras comparado con los países de dónde venimos, por otra parte aquí aparece la opción de dormitorios, que aunque éste no era muy limpio, nos vino muy bien pues son camas de cuatro y estuvimos todos juntos por 15 Yuan por persona (1,57€) 1€=9,4 Yuan.

El tema del tiempo es algo aparte…En China adelantamos el reloj 2 horas, habiendo una diferencia con España de 6 horas en verano; toda China se rige por esta hora (hora de Beijing) pero lo que ocurre es que China es tan grande que este horario no es apto para la vida diaria en la provincia de Xinjiang que se encuentra a miles de kilómetros de la capital, por eso aquí tienen un horario no oficial de 2 horas menos que la hora oficial, lógicamente, la misma hora de Pakistán.
Por eso para cualquier cosa de horario debemos preguntar siempre, qué hora están utilizando...

Respecto a tiendas y productos aquí encontramos multitud de cosas diferentes; hay muchas tiendas que tienen de todo, exactamente iguales a las que llamamos “tiendas de los chinos” en España. Lo primero que llama nuestra atención es la cerveza, se puede encontrar fácilmente y baratísima, entre 2,5 y 4 Yuan en el supermercado, más de medio litro. El tabaco es muy barato y toda la comida en general lo es. Cenamos en un restaurante uigur local, todo muy rico y por supuesto comido con palillos, los cubiertos desaparecen por completo.

Tashkurgan es pequeño y sin mucho que hacer, lo dejamos de inmediato al día siguiente; había gente que intenta engañarnos diciendo que por los problemas que hay actualmente en Xinjiang (más adelante me explico), no hay autobuses pero sí existen. El transporte es bastante más caro que los últimos países pero en distancias cortas es considerable; lo que cambia es que los autobuses destartalados son sustituidos por autobuses limpios, nuevos, con aire acondicionado, sin gente de pie, cómodos, y con máquinas para servirte agua caliente o fría.

Así nos movemos a través de una alta llanura, llegando a la cordillera de King Tao, pasando a los pies del Muztagata (7.546 metros) con dos blancos glaciares saliendo de la falda y muriendo en la seca llanura, creando un contraste muy bonito.

Tras el Muztagata se halla el maravilloso Lago Karakul, en medio de una infinidad de picos helados y glaciares.

Los chinos haciéndose con el control de todo, han habilitado un lugar para el turista donde debe pagar 40 Yuan por dormir, comida cara, y una entrada de 50 yuan para ver el lago.
Pocos cientos de metros más allá se halla un asentamiento kirguís, (de Kirguistán); quienes viven en “yurts”, también conocido en norte de China o Mongolia como “gher”; son unas casas tipo tienda redondas fabricadas con pieles de animales y madera, incluso las ataduras están hechas con pelos de yak.
Unos niños se acercaron al vernos para ofrecernos dormir; nos quedamos los cuatro en un yurt por 150 Yuan con comidas y todo. Por dentro son autenticas, las puertas son igualmente de pieles y tiras de madera de forma que se pueden enroscar hacia arriba; las paredes están hechas con maderas verticales que no forman el tejado en punta, si no que queda un amplio círculo en el centro del yurt para dejar pasar la luz del día, por fuera manejan una lona con cuerdas para tapar el agujero cuando llueve, o por la noche. En la entrada hay un pequeño espacio de tierra donde se encuentra el fuego para calentarse y cocinar, el resto está cubierto de alfombras donde uno debe caminar descalzo.


Al llegar nos ofrecieron pan kirguís y té con leche de yak, bastante fuerte para nuestro paladar; luego hicimos varios intentos para pasear junto al lago pero el clima es impredecible y todo cambia radical, de soleado se pone a nevar, y luego viento, y sol… y a la altitud de 3.700 metros, cuando hace frio…hace frio; así que anduvimos un poco junto al lago hasta llegar a un viejo cementerio y pasando por las diferentes yurt de la villa.


Nuestro yurt esta junto al lago y desde ahí tenemos vistas del Muztagata y del Kongur Shan (7.719 metros); desde el macizo del Kongur Shan bajan muchos glaciares blancos, desde aquí vemos seis de ellos; los caprichos del clima nos dejaron vistas muy diferentes de las montañas, a cada cual más increíble.


Pasar el tiempo en el yurt es otra gran experiencia, una mujer vino a cocinar para nosotros y el resto de familiares; preparó noodles con verduras y carne de yak, pero preparó la pasta en el momento: primero hizo un gran bloque de pasta, luego lo cortó en tiras gordas y lo guardó de nuevo, seguido estiró dichas tiras y las fue enroscando en un recipiente, para luego sacarlas aún más finas en montones. Por último cogiendo la punta de dos montones se enroscaba la pasta en las manos estirándola más, y posteriormente la golpeaba y abría los brazos para darle ya el grosor normal de un espagueti.


La mujer nos preparó unas camas en el suelo con un montón de pesadas mantas para aguantar el frio nocturno.

La mañana siguiente no tiene otro nombre que espectacular, el clima cambia rápido pero nos dejó el tiempo suficiente para disfrutar de unas vistas increíbles, que junto a las pastoras con las ovejas, los camellos y caballos… nos quedó un recuerdo imborrable.


Siguiendo ruta hacia el norte, encontramos un paisaje igualmente alucinante; seco, con dunas de arena que cubren montañas, más glaciares y lagos que parecen espejos.


Hace casi un mes comenzamos a recorrer la Autopista del Karakorum cerca de Islamabad, ahora terminamos los 1.200 kilómetros de recorrido de ésta carretera en la ciudad de Kashgar, un lugar con más de 2.000 años de historia e importantísimo punto comercial en “La ruta de la seda”. Claro, que aquella ciudad histórica, ha sido absorbida por la modernidad china; una urbe perfectamente cuadriculada de grandes avenidas con centros comerciales y un pequeño centro histórico que resiste a trancas y barrancas.

La provincia de Xinjiang ocupa el oeste de China, concretamente un sexto de la superficie del país, (unas tres veces la superficie de España), la cual está muy poco poblada, poco más de 20 millones de personas.
Xinjiang es una provincia que su sólo nombre indica polémica por haber sufrido un caso similar al Tíbet. En el pasado estuvo habitada en su mayoría por la raza uigur, más cercanos a Centro Asia que a China y con grandes influencias turcas, en música, lenguaje…
Tras los últimos intentos de independencia en los años ’40, después de continuas invasiones chinas, nunca llegó a obtenerla, y con la llegada del comunismo en China, Xinjiang formó oficialmente parte de la República, con una gran población uigur muy descontenta.
Esta tensión se ha ido arrastrando hasta nuestros días, enfrentamiento entre los uigur y los chinos Han; en 1997 llegó el punto culminante en una gran revuelta muriendo 9 personas y 200 heridos; desde entonces China lanzó una campaña de desarrollo en Xinjiang poblando las ciudades con chinos Han y cayendo la población uigur a menos de la mitad.
Probablemente hallamos vivido un momento histórico y muy triste en nuestra estancia en Xinjiang, el gobierno chino ha cortado internet en toda la provincia y ha restringido todas las llamadas internacionales para mantener al pueblo incomunicado y que no salga al exterior nada de lo que está ocurriendo, aunque realmente se sabe más fuera que dentro.
Dejamos Pakistán el día 7 de julio, en esa fecha fue la última vez que tuvimos acceso a información, la cual hablaba de 160 muertos, 900 heridos y 1.500 detenidos en la capital de la provincia, Urumqi; sabemos poco de cómo comenzó esto, por lo visto un problema con unos chicos uigur en otra parte del país hizo explotar de nuevo revueltas en la población de Xinjiang, y los militares chinos cesaron los disturbios a su “manera”; estos datos no están actualizados, probablemente estas cantidades hayan ascendido, pero como decimos, no hemos tenido información.

En estos días, Kashgar se ha visto asediada; cada vez que salimos a la calle aparecen convoys de camiones con militares armados apuntando a las aceras donde se halla la gente; en primer lugar un coche con altavoces da consejos a los habitantes, para estar tranquilos y que no haya revueltas; en realidad son mensajes subliminales que más bien dicen: “si os movéis, os la cargáis”
Aunque Xinjiang está ocupado militarmente por China, los uigur no pueden evitar la cara de sorpresa al ver pasar estos convoys; una muestra de que esto no es habitual.
En Kashgar ha habido igualmente revueltas, y se habla de un total de 10 muertos, pero no podemos confirmarlo con seguridad.

Dejando aparte la mala cara de Kashgar, vamos a nuestro día a día por la urbe. Quizá esperábamos algo más tradicional, más ciudad comercial de la antigua Ruta de la Seda, pero Kashgar es ya demasiado moderna; en el corazón, el casco viejo es el lugar con mayor encanto, con casas de ladrillo, alguna de barro, las moto-taxi, algunos carros con burros… Pero lo que más vida tiene aquí son los lugares donde se come; los restaurantes del mercado nocturno, de comida uigur, están a rebosar de gente entrando y saliendo, con pollos asando, kebab (brochetas de cordero), panes cocidos, empanadillas de grasa de cordero, e infinidad de cosas.


Abundan mucho las panaderías con buen pan, que tanto hemos echado de menos en el viaje; son muy típicas unas tortas finas y grandes a las cuales echan algo de cebolla; otros panes más pequeños nos recuerdan mucho al pan que encontramos en Srinagar, Cachemira.


Es un contraste enorme cuando salimos de este centro a la nueva “calle principal”, una calle llena de comercios, tiendas de marcas, electrónica, restaurantes de comida rápida… todo ello dominado por los chinos Han. Hacía mucho tiempo que no veíamos chicas con ropas tan cortas y ajustadas, contrasta en gran manera con la ciudad vieja donde las mujeres uigur (musulmanes) van tapadas brazos y piernas, e incluso alguna lleva un trapo marrón cubriendo toda la cabeza.


En dicha calle se encuentra una estatua de quién llevó las riendas de éste país hasta el año 1.976; Mao Zedong; una polémica persona de la que hablaremos más adelante.


En la misma calle principal entre modernos centros se encuentra el mercadillo de comida china, lleno de puestos donde exponen comida con pinta más grasienta pero apetitosa, entre los productos destacaban las patas de las gallinas con uñas incluidas, la parte más superior de la misma pata, y otro recipiente con pezuñas de cerdo.


El último día que pasamos en Kashgar se pasó por agua, algo que se agradeció pues hemos pasado del extremo frio de Karakul, a una altitud de 1.300 metros y calor tremendo.
Habíamos esperado con ansia este día, domingo, en el que se prepara el especial mercado del ganado y el mercado dominical.
Fuimos en taxi (muy baratos en China) hasta el mercado del ganado, y estaba cerrado por los temas descritos anteriormente, habían cortado la carretera con un tractor en señal de protesta o algo así.
Seguido fuimos al mercado dominical y lo primero vemos a militares desfilando a la perfección por un puente, otros formados y otros patrullando, a ninguno le faltaba un arma asesina en sus manos.

El mercado nos decepcionó bastante, quizá sea por todo este problema ya que muchas tiendas estaban cerradas, de todas formas los productos que vendían no era mucho de nuestro interés, más bien eran cosas modernas; el mercado de frutas estaba más animado.


Al salir, la gran sorpresa, los militares se habían agrupado a todo lo largo del mercado en camiones, y desde éstos los chicos apuntaban con sus armas donde se hallaba la multitud incluyéndonos nosotros; no es que sujetasen el rifle, es que apuntaban y miraban por la mirilla quizá esperando una orden, con deseos de disparar, o quien sabe después de todo lo ocurrido… a mi más bien me parecen actos provocativos hacia la población uigur quienes pasaban indiferentes por la calle.

Tomamos un moto-taxi con remolque sin saber bien donde iba, pero simplemente por la experiencia; resultó que aparecimos en un interesante mercadillo mucho más tradicional que el famoso de los domingos, donde vendían frutas, telas, tierras para pintar y algo que no falta nunca en cualquier parte, medicina natural china; en estas tiendas se ven lagartos secos, serpientes enroscadas colgadas secas, cuernos de reno, y una serie de cosas muy extrañas para nosotros.


Lo que hemos visto a la hora de comprar aquí es que el regateo debe ser exhaustivo, puede que te estén pidiendo algo de más pero es que a ves es diez veces o veinte veces más el precio que se paga realmente, será algo a tener en cuenta en China…

2 comentarios:

  1. ¡Joder!
    Hoy me acordé de vosotros, y tras un tiempo (bastante, la verdad, me avergüenza decirlo) sin saber como os va, he entrado al blog y me ha encantado ver que os va bien, y que seguís en tó lo vuestro. :P

    Con vuestro permiso, enlazo vuestro blog en la sección de amigos del mío, ¿ok?

    Por cierto, no sé si te acordarás de mi, Sua, pero soy Shaggy, del foro de Lujuria :$

    ¡Un abrazo a ambos, y seguid así!

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  2. si hombre si, si me acuerdo, me alegro que te guste el blog, te mando un abrazo chino :))))

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