Anna nos hizo un último gran favor acercándonos muy pronto en la mañana hasta el pueblo de Bontoc, justo donde está el cruce para ir a Bato, donde llegamos en autobús. En Bato salen un par de barcos al día para la isla de Bohol, a la ciudad de Ubay.
Al igual que hemos visto en muchos países del Sudeste Asiático, en Filipinas abundan los extranjeros con novias filipinas, y en general es bastante común ver sesenteros con jovencitas, como un holandés y australiano que conocimos en el barco y que parecían muy felices con su nueva vida en Filipinas.
Durante el camino se ven muchos pescadores con pequeñas barcas con velas hechas de retales de trapos, que navegan lejos de tierra firme.
En Ubay buscamos rápido un autobús para Loboc que era donde queríamos llegar en este largo día de autobuses, jeepneys, coches, barcos…
El bus que encontramos superaba todo lo visto anteriormente en lo que a lleno respecta, este autobús estaba LLENO de verdad; si la puerta estaba hacia el medio del bus, al subir miramos a izquierda y derecha y todo estaba totalmente cubierto de gente. Como el transporte en Filipinas no es muy frecuente nos quedamos allí de pie justo en el pequeño hueco que queda tras las escaleras; no dábamos crédito cuando la gente seguía llegando y subiendo quedando la entrada taponada y el cobrador colgando por fuera; por supuesto no hace falta decir que de camino, siguió subiendo gente, viajando ya en un estado deplorable unos sobre otros. Lo bueno es que la gente siempre se ayuda y donde entran dos, caben cuatro.
Así pasamos por Alicia, La Hacienda, Pilar y tras un buen chaparrón llegamos al centro de Bohol, el pueblo de Carmen.
Unos kilómetros más al sur nos detenemos cerca de Sevilla, en la entrada para unas cabañas de las que hemos oído hablar; el precio fue una gran sorpresa, no muy apto para nuestros bolsillos (11€), pero una vez allí después de tanto viaje no pudimos movernos mas, además hay que decir que el lugar es increíble, unas cabañas de bambú rodeadas de palmeras, en mitad de la jungla sin ningún otro ruido que el de los insectos, y junto al tranquilo río Loboc donde uno se puede bañar y disfrutar de un lugar que definitivamente, no tiene precio.
Desde aquí, viajando encima de los autobuses (no más apretujados dentro) visitamos las famosas “Colinas de Chocolate” en los alrededores de Carmen. Estas colinas se caracterizan porque están formadas por sedimentos de corales incluso antes de que la propia isla de Bohol existiese; se formaron cuando sólo había unos pequeños islotes que al bajar el nivel del mar y emergiendo la tierra, (naciendo Bohol), aparecieron las redondeadas y pequeñas colinas de chocolate, llamadas así por el color que toma la cumbre de ellas en la época seca.
Bohol es el hábitat natural de una curiosa criatura que habita en varias islas de Filipinas y de Indonesia, el segundo primate más pequeño del mundo, no más grande que un puño cerrado, el Tarsier. A este animal se lo conoce por sus grandes ojos que en relación con su tamaño, serían 150 veces más grandes que los de un humano, además es capaz de girar la cabeza casi 360 grados.
Cerca de Loboc, en Sikatuna hay un Santuario que visitamos para conocer más del pequeño primate; de antes se daba un donativo, ahora se paga 40 Pesos. El hombre nos llevó a un gran recinto abierto imitando el hábitat del Tarsier y nos mostró varios ejemplares completamente en libertad, no sé cómo era capaz de saber dónde estaban. Es un animal súper tranquilo y delicado, pero si uno se acerca mucho pega un brinco rapidísimo y de repente esta en otro árbol.
Junto a un japonés terminamos en una guesthouse en Tagbilaran en la pequeña capital de Bohol, y desde aquí nos movimos para visitar la iglesia de piedra más antigua de Filipinas (1.596) fundada por dos jesuitas españoles en el pueblo de Baclayon. También hay un interesante museo con reliquias de la época.
Desde Baclayon hay muy buenas vistas de otras islas alrededor de Bohol; y como ocurre, al igual que todo el país, el agua del mismo puerto pesquero es cristalina y transparente.
Entre Baclayon y Tagbilaran hay un curioso lugar con una escultura conmemorativa por el pacto de sangre realizado entre Legazpi y el Rajah de Sikatuna en 1.565; uno de los primeros pactos amistosos entre occidentales y asiáticos, en los que cada uno se cortó en el pecho y se bebieron la sangre de ambos.
Desde Tagbilaran vamos a nuestra quinta isla en Filipinas, unida a Bohol por dos puentes, la isla de Panglao. Fuimos directamente a la playa de Alona, el centro turístico de la isla, debido a esto lógicamente el alojamiento era mucho más caro, y no conseguimos nada más barato de 10€; de todas formas, la guesthouse es bonita, tiene internet para aprovechar a ponernos un poco al día y además una cocina comunitaria de la que no salimos en tres días cocinándonos cosas diferentes.
Aquí en Panglao aproveché a probar una comida local que ya habíamos visto en otros países del Sudeste Asiático y China, aquí se le llama el “balut”; se trata de un huevo incubado cocido, es decir con el embrión del pollo dentro; el sabor es rico, muy similar al de un huevo cocido normal.
Así pues, pasamos tres días de descanso total entre la guesthouse y la playa de Alona, una playa de fina arena blanca y aguas transparentes en las que a simple vista se pueden ver estrellas de mar de colores, caracolas, medusas y un montón de fauna marina.
Volviendo a Tagbilaran tomamos el barco lento de la compañía LITE por la noche (170 Pesos) en vez del rápido que toman los turistas y que en realidad tarda más horas porque hace escala en la isla de Negros (700 Pesos).
Desde Bohol a la pequeña isla de Siquijor se tardan tres horas, al zarpar el barco, por megafonía rezaron un “Padre Nuestro” para todos los presentes; llegamos al pueblo de Larena donde pasamos la primera noche en una guesthouse familiar; al día siguiente ya fuimos hasta el pueblo de Siquijor donde estuvimos en otra guesthouse de buen precio y bastante decente excepto cuando no había agua o electricidad.
La isla de Siquijor fue llamada por los españoles la “isla de fuego” por la cantidad de hogueras que hacían los nativos para iluminarse; actualmente se la conoce más por “la isla encantada” debido a los “brujos” que se dice habitan en ella; más bien chamanes que curan mediante plantas, aceites sedantes y otro tipo de siniestros rituales.
Siquijor pueblo es realmente una pequeña villa, en el centro hay un mercado y cerca del puerto hay una iglesia de piedra de corales dedicada a San Francisco de Asís.
El transporte en la isla es infrecuente y no llega a todas partes, por eso lo mejor es alquilarse una moto y moverse, (35 Pesos/hora); eso es lo que hicimos cada día que estuvimos allí. Todos los días fue bien excepto el primero en el que pinchamos por todas las veces que hemos cogido motos en el viaje, nada más que 4 pinchazos en un día; nos salió caro el alquiler…
Durante el último pinchazo quedamos atrapados en una pequeña villa donde coincidió que había mercado del domingo; y donde casualmente tuve la oportunidad de ver una pelea de gallos, una práctica muy extendida en Filipinas; en todas partes siempre hemos visto a la gente cuidando sus gallos y preparándolos para peleas a muerte y motivos de fuertes apuestas.
Al ser una villa, los aldeanos no apostaban más de 400 Pesos (7€), (en ciudades se apuestan miles), una vez hechas las apuestas ambos contrincantes enfrentan los gallos sin soltarlos para picarles entre ellos; luego dejan que se pique el uno al otro en el cuello y los sueltan en el suelo dejando al descubierto la espuela de un filo mortal. La pelea no duró más de 30 segundos, una vez terminada examinan la herida del gallo moribundo, la consecuente ovación para el ganador y el reparto de dinero.
Recorriendo el perímetro de la isla descubrimos las playas solitarias de arena blanca de Paliton y San Juan…
La playa de cristalinas aguas de Salagdoong cerca de un pueblo llamado Maria…
En la desértica Kagusua en el sureste, mientras se está en el agua, éste es tan claro que si uno está quieto se ve perfectamente todo el fondo como si se tendrían gafas de buceo.
Pasamos por villas muy bonitas con antiguas iglesias españolas como la de San Pedro en Lazi, o las cercanas cascadas de Cambughay en el río Poo.
En el centro de la isla esta la montaña más alta, el Bandila-An de 557 metros, suficiente para tener una vista de 360 grados, donde entre las nubes se aprecia perfectamente la isla de Mindanao al sur, Bohol al noreste, Cebú al norte y Negros al oeste. Cualquiera de los caminos que llevan a ella son de una naturaleza espectacular, todo verde, tupido…
Aunque no era la playa más paradisiaca, solitaria, y además es la más cercana a Siquijor, esta playa es muy bonita y escenario de espectaculares puestas de sol sobre los “Cuernos de Negros” en la nueva isla que nos espera, Negros.
Bua que envidia, ese sitio si que es paradisíaco y aquí lloviendo a calderaos y mañana es la boda... q suerte tenéis coñee!!
ResponderEliminar10 euros te parece caro? pero tu de dónde eres nen?
ResponderEliminartu debes ser de esos que no se siene guiri que en el tercer mundo . Muy jipi eres...
que fuerte¡¡
jajaja, 10 Euros, claro que es caro!, llevamos mas de 3 años durmiendo por 2, 3, 5 euros maximo, pues 10 es muy caro, jajaja
ResponderEliminarSoy Pilipino Muslim , siguro que después te debes gastar muchos pesos en antipiojos, jajajaja, que te dan en Espana por 10 euros???? jajaaa
ResponderEliminarSeguro que eres de los que regateas a mis paisanos
Que sibras tú de Pilipinas trozo de wacolom??
Pos que forma mas cutre de viajar, no?
ResponderEliminarCuanta ignorancia....
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