14 noviembre 2010

EL CENTRO ROJO

El Centro Rojo ocupa aproximadamente el sur del Territorio Norte; una vasta área, desértica, seca y de una tierra rojiza, donde el único asentamiento significativo es Alice Springs; aparte de eso, tan sólo existen pequeñas comunidades aborígenes salteadas y aisladas, donde el acceso es generalmente restringido. Mientras rodamos por las carreteras del Centro Rojo, vemos numerosos carteles que advierten de la prohibición de llevar o consumir alcohol, o de tener en posesión material pornográfico en la zona; aún peor sería introducir estos artículos en alguna comunidad aborigen, con seguridad la multa sería altísima y posiblemente cárcel por ello.


Debido a que sólo hay unas pocas carreteras asfaltadas en este territorio, nuestro viaje continúa por las rutas más accesibles, las cuales no dejan de ser impresionantes, lugares remotos y de gran belleza.

Nos dirigimos al oeste de Alice Springs recorriendo la parte oeste de la cordillera de Macdonnell, ésta origina espectaculares formaciones en las diferentes brechas que tiene; en la primera que paramos es Simpson Gap, a la cual llegamos siguiendo un río que luego forma una laguna y se cuela por un cañón abierto entre los Macdonnell.



Igualmente bonito fue la segunda brecha llamada Elley Creek y más tarde la Serpentine Gorge.



Un lugar sagrado aborigen y muy protegido es el Ochre Pits, o el hoyo de ocre; un lugar donde los antepasados aborígenes extraían las diferentes tierras con las que se pintaban; aún se pueden ver las diversas capas de intensos colores.


Sin duda el más impresionante y bonito de los cañones es el Ormiston Gorge donde hicimos noche. Hay varias rutas que rodean o pasan por dentro del profundo cañón, en una de ellas nos llevamos la sorpresa que debíamos bañarnos en el río para continuar la marcha, de lo contrario tendríamos que regresar todo el camino hecho.



Para viajar desde aquí al siguiente lugar al que queríamos ir, teníamos dos opciones, el Mereenie Loop, es decir 250km de carretera de tierra, la cual nadie nos recomendaba debido a las últimas lluvias, ya que la carretera tenía barro; o la opción fácil, la cual tomamos para no arriesgar el coche, de unos 600km teniendo que regresar a Alice Springs y seguir la Stuart Highway al sur.

Es muy fácil encontrar reptiles en Australia, algunos realmente bonitos y de un aspecto “prehistórico”, en ocasiones están tomando el sol en el asfalto por lo que hay que tener mucho cuidado al conducir, muchos no sobreviven en el intento de cruzar la carretera.



Unos 200km al sur de Alice Springs nos metemos al interior con el coche donde todo se va volviendo cada vez más y más rojo.



Llegamos al King’s Canyon (Cañón del Rey) ya atardeciendo y tuvimos que hacer noche en un área de descanso a varios kilómetros ya que en el parking del King’s Canyon no sólo está prohibido acampar, si no que está prohibido aparcar el coche durante la noche, evitando así que la gente como nosotros duerma en los coches y tenga que pagarse un carísimo camping cercano.
La parte buena de éste área que encontramos es que tenía una pequeña ruta hasta un cercano río que nos hizo de ducha para un día.

El King´s Canyon es un impresionante cañón que se abre en la Cordillera de George Gill con paredes de roca de 100 metros de altura. Hicimos una ruta por arriba del cañón rodeando su parte más vertiginosa.



Al final del cañón hay un lugar llamado “el Jardín del Edén” donde debido a su microclima crecen gran variedad de plantas y viven muchos animales diferentes, también hay una laguna donde uno se puede bañar si soporta lo frio que esta el agua.

Dando la vuelta al cañón, desde el otro lado, nos damos cuenta que el borde del precipicio por donde habíamos caminado antes, eran unos salientes erosionados que podrían caer al vacío en cualquier momento.



Varios cientos de kilómetros inhabitados al suroeste llegamos al Parque Nacional de Uluru-Kata Tjuta. El territorio es de gran importancia para las comunidades aborígenes Anangu que habitan estas tierras desde hace 10.000 años; ambos, Uluru y Kata Tjuta son sagrados en su cultura y debido a esto los Anangu exigieron durante mucho tiempo la posesión de esas tierras a su gente, devolviéndoselo el gobierno australiano hace unos pocos años.

Debido al aislamiento de Uluru y Kata Tjuta, se creó el pueblo artificial de Yulara, (que significa el aullido del dingo en la lengua Anangu) durante el auge del turismo para así tener acceso a todo tipo de necesidades; es más bien un resort con diferentes tipos de alojamiento pero en general todo es muy caro, por eso cada día que estuvimos allí tuvimos que recorrer hacia atrás 35km hasta una área de descanso gratuito donde podemos dormir con el coche.
La entrada al parque son 25AU$ y es válido para tres días; nosotros exprimimos hasta el último de los días.

Seguramente que mucha gente ha visto alguna vez una fotografía de Uluru, esa inmensa roca rojiza de una sola pieza sobresaliendo en una infinita planicie desértica; aunque para mí era la segunda vez aquí, no importa, Uluru es un lugar especial, mágico e impresiona de verdad por muchas veces que se mire.
Con unas dimensiones de 3,6km de largo; 2,4km de ancho y una altura sobre la tierra de 348 metros, hacen de Uluru uno de los monolitos más grandes del mundo; eso sin contar los 5km que se cree que puede tener de profundidad.
Cuando los exploradores ingleses lo descubrieron se bautizó como Ayers Rock, y hoy día se conoce por ambos nombres. Uluru es de una importancia enorme en la cultura Anangu, de ahí la siempre polémica de escalar o no escalar Uluru. Ellos no quieren que la gente escale el Uluru, quieren que sea una decisión voluntaria de respeto a la Roca, pero por otro lado nunca se ha prohibido del todo ya que los ingresos millonarios de los Anangu gracias a Uluru, podrían verse afectados al cerrar la escalada. De todas formas, quisiéramos subir o no, en los días que estuvimos, la escalada estuvo cerrada debido al mal tiempo. Si llueve, hace un mínimo de viento en la cumbre o la temperatura supera los 36 grados, los guardas cierran la escalada ya que es muy pendiente y ya se han producido más de una treintena de muertes.


Consideramos nuestra visita a Uluru como muy satisfactoria, ya que tuvimos la suerte de vivir diferentes estados meteorológicos que te hacen ver la Roca de diversos colores.
El primer día amaneció espectacularmente soleado y aprovechamos a hacer una marcha de 10km que rodea el Uluru por completo; a su alrededor se pueden encontrar cascadas de agua generalmente secas, extrañas formaciones en la roca, pinturas aborígenes y también lugares prohibidos para la fotografía debido al gran valor espiritual para los Anangu.
Una vez más los reptiles forman un amplio grupo en estas tierras y tuvimos también la suerte de encontrarnos de frente con una enorme serpiente.



Otra de las conocidas historias de Uluru es sobre su cambio de color; la Roca posee un color rojizo que cambia durante el amanecer y el atardecer debido a la luz solar. Como todo en Australia está perfectamente organizado, existen puntos exactos para ver estos fenómenos en su plenitud; para el atardecer tomamos nuestro tiempo y disfrutamos de Uluru y su enrojecimiento progresivo al atardecer.



Más impresionante y más suerte tuvimos durante el siguiente amanecer; buscamos un lugar todavía en la oscuridad, presenciando una gran tormenta eléctrica detrás del Uluru, posteriormente el sol fue saliendo produciendo drásticos cambios de tono en la Roca, culminando con un arcoíris que circunvalaba el Uluru, haciendo el marco fotográfico ideal y el sueño de mucha de la gente que viene a visitar este lugar.


La cosa no terminó aquí pues más tarde comenzó un tremendo chaparrón muy poco usual en el desierto, haciendo fluir rápidamente las cascadas anteriormente secas de Uluru; aunque mucha gente no desea tener la “mala suerte” de que llueva en Uluru, muchos australianos nos han recordado lo afortunados que somos de haber visto a la Roca con las cascadas de agua; muchos han visitado Uluru en numerosas ocasiones con esa intención sin conseguirlo.


A 50km de Uluru se encuentra otra de las piezas sagradas en la cultura Anangu, Kata Tjuta, o “the Olgas” bautizado así por los británicos exploradores. Un conjunto de 36 monolitos, algunos de ellos más altos que el propio Uluru, concretamente el Monte Olga con 546 metros es 200 metros más alto que la gran Roca. De nuevo nuestra visita presenció todo tipo de climatología; desde lluvia y niebla…


...hasta un día perfectamente soleado…


Kata Tjuta significa “muchas cabezas”, tiene su sentido pues al llegar se ven como redondeados montículos naciendo de la llanura.



Hay varias rutas que se pueden hacer entre las rocas de Kata Tjuta, pero sin duda la ruta del Valle de los Vientos, es la más bonita e impresionante.

En el momento cumbre de la marcha de 3 horas se pasa entre dos “rocas gemelas” de gran altura, sintiéndose uno muy pequeño con tales moles a los lados.



Con 3.000km recorridos con el coche, seguimos rodando por las infinitas llanuras del “Outback” australiano; sin duda el lugar es cautivador…

1 comentario:

  1. Qué precioso el Uluru y qué suerte verlo de tantas formas! me encanta Australia!Quiero irrr

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