30 julio 2009

DESIERTO

Desde la estación de buses de Kashgar tomamos un vehículo hasta Hotan por una carretera que bordea a gran desierto de Taklamakan. La estación es algo muy diferente para nosotros, un lugar con ventanillas, ordenado, con maquinas de rayos X para mirar las mochilas, y donde dan tickets con numeración de asientos…

El paisaje hasta Hotan es monótono, seco; tan sólo hacemos alguna parada para utilizar los guarros baños públicos chinos. Es algo que no me había imaginado aquí, los baños son de estudio, son peores incluso que India; además muchos de ellos son simplemente un canal con separadores de 1 metro de altura y sin puertas, los chinos no tienen pudor a la hora de hacer “sus cosas”, pues al entrar se ve a todo el mundo… Sobre el hedor y la limpieza vamos a evitar descripciones…

Poco antes de llegar pasamos por alguna humilde villa, con carretera de tierra, burros como vehículos, mercadillos por el suelo; que contrasta demasiado con las modernas y nuevas ciudades de Xinjiang.

Hotan fue algo visto y no visto, llegamos tarde y pasamos mucho tiempo buscando alojamiento, aparte que estaba todo lleno, no dejan a los extranjeros quedarse en dormitorios colectivos.

Hablar de Hotan es hablar de “jade”, esta preciada piedra se extrae aquí desde hace casi 5.000 años y fue uno de los estimulantes del comercio hacia el oeste. Lo único que pudimos ver en nuestra acelerada visita fue a los uigures haciendo sus tratos en la calle con sus coches llenos de jade; parece algo muy agresivo (que no lo es) pues se forma un gran círculo de gente y dentro, vendedor y comprador van gritando el regateo hasta que se dan la mano muy fuerte para cerrar el trato.

El motivo de venir aquí es para ver el desierto de Taklamakan, y para ello sólo debemos viajar en dirección norte tomando el autobús de Urumqi, el cual atraviesa el desierto de sur a norte por el mismo centro.

Al autobús le lleva 22 horas llegar a Urumqi, pero no es un bus normal, este tiene camas en vez de asientos, están colocados en tres filas y en dos alturas; cada cama tiene un respaldo levantado que es el hueco del siguiente donde mete los pies, al cabo de unas horas, las camas se vuelven bastante incomodas por su estrechez. Al autobús se debe entrar descalzo para pisar en las alfombrillas de los pasillos y está bastante limpio todo.


Una vez por la carretera del desierto todo fue un mar de dunas interminable, cientos y cientos de kilómetros de arena, nada de nada entre medio, un lugar imposible para la vida.


Tras el amanecer llegamos a Urumqi, capital del estado de Xinjiang y centro de todos los disturbios ocurridos; a Urumqi llegamos y nos fuimos directamente; lo único que puedo decir de aquí es que hemos estado a muy pocos kilómetros del centro geográfico de Asia, y Urumqi es la ciudad más alejada del océano en todo el mundo; el trozo de mar más cercano se halla a 2.250 km de distancia.

En la estación tomamos un autobús hasta Turpan; a veces la organización china es tal, que se vuelve absurda pues había un bus frente a nosotros que salía en ese momento y nos esperó a que comprásemos los ticket dentro, pero en la taquilla me vendieron el bus siguiente porque ya había pasado la hora de salida del que nos esperaba, total que el bus se fue casi vacío y no nos llevó, tuvimos que esperar al indicado en nuestro billete…

Tras pasar un enorme campo de molinos de energía eólica, el bus desciende hacia la depresión de Tarim, el punto más bajo de China, y la segunda del mundo tras el Mar Muerto; 154 metros por debajo del nivel del mar.

Turpan tiene de nuevo ese aspecto de ciudad nueva; nos alojamos en un sitio muy tranquilo rodeado de parras, todo Turpan está lleno de uvas.

Turpan es un lugar muy desértico y caluroso debido a la baja altitud; hay muchas cosas para visitar en los alrededores pero para ello hay que alquilarse un coche, y la verdad es que es un precio bastante aceptable 250 Yuan por un coche con conductor el día entero por ahí.
Nos llevó a ver una villa tradicional muy bonita llamada Tuyoq; el problema viene al entrar al pueblo; en China SE PAGA POR TODO, es algo que nos seguirá durante todo el viaje, absolutamente por todo; así pues pagamos la tarifa y visitamos la villa uigur construida de ladrillos de barro, muy bonita. Un viejo había comenzado a hacer su negocio particular, con amabilidad y cara hospitalaria nos metió en casa a enseñárnosla, al salir nos enseñó un cartel en chino que no entendíamos, nos quería cobrar por haber visto la casa…


Siguiendo un cañón entre dos montañas se hayan unas cuevas budistas en la ladera, pero no pudimos acceder a ellas porque se está cayendo; en su lugar fuimos a un cementerio musulmán, el cual sí es usado y venerado pues alguien muy importante se haya enterrado aquí y no nos querían dejar pasar por ello, pero cuando se ha pagado… todo esta incluido. Las tumbas más importantes tenían cintas de tela amarradas a piedras y dinero tirado; dicen que venir siete veces a Tuyoq equivale a un viaje a La Meca; la verdad es que les viene muy bien a los que viven por aquí cerca…


Al marchar pasamos por un lugar llamado “Las montañas Llameantes”, un lugar utilizado para hacer más ingresos. Se trata de unas formaciones curiosas en la montaña, interesante, pero nada que no hayamos visto antes. Simplemente pasamos por allí y lo vimos perfectamente, supuestamente hay que ir a una taquilla y abonar 40 Yuan… están locos…


Cerca de Turpan visitamos el Minarete Emir, y seguido pasamos por la antigua villa de Jiaohe; una de las civilizaciones de desierto mejor conservadas; en ella se pueden ver restos (muy deteriorados) de monasterios budistas con unos 17 siglos de antigüedad, incluyendo también la stupa más antigua de China.


Viajamos de nuevo en autobús de literas, esta vez un poco más sucio, pero aceptable; fueron 16 horas por llanuras, y más llanuras, todo seco, desértico; los controles militares siguen siendo continuos y en mitad de la noche detienen el autobús para pedirnos el pasaporte.

Cambiamos de provincia; el estado de Gansu esta cercano a Mongolia y a él llega parte del gran desierto del Gobi. Nos detenemos en la localidad de Dunhuang; parece mentira una ciudad así (moderna como todas) en mitad del desierto, normalmente cuando hemos viajado por cientos de kilómetros de desierto y paramos en una ciudad, ésta suele ser polvorienta y desoladora.

Nos alojamos en el mismo tipo de hotel de los que venimos, sólo que ahora al salir de Xinjiang, vuelve la comunicación, y disponemos de cable de internet en la misma habitación, así que como locos comenzamos a ponernos al día, la bandeja de entrada del correo electrónico desbordada y un retraso de semanas en las publicaciones del blog. El blog esta censurado en China, así como Facebook, recientemente bloqueado, pero estas dos son tan solo unas pocas de las web que filtra China. Blogger fue censurado antes o durante las Olimpiadas, periodo en el que se supone China iba a abrirse al mundo entero…
Afortunadamente nuestros amigos iraníes especialistas en trampear este tipo de cosas y acceder a donde ellos quieran, me dieron un programa muy bueno para abrir todas las paginas que se desee, de esta manera puedo por lo menos hacer el blog.

Dunhuang cobra vida durante la noche; luces, restaurantes, centros comerciales, gente joven, parejas…sigue sorprendiendo la forma de vestir de las chinas, sobre todo ver que son libres, desde hace muchos meses no veía a mujeres reírse de verdad, o hacer cosas que se supone debe de hacer una chica joven a su edad.

Encontramos un local bueno de comida china, y nos sorprendieron con un menú en chino completamente, por suerte salen dibujos de los platos y fuimos eligiendo según la pinta que tenía; uno de los platos era pato, y nos trajeron hasta el pico del mismo; otro día probamos unos finos filetes de burro… la comida china es deliciosa y excesiva, para cuatro personas debemos pedir tres platos; y por supuesto no tiene nada que ver con la comida de los restaurantes chinos que puede haber en Cantabria.


A tan sólo cinco kilómetros de Dunhuang se hallan unas enormes dunas de arena, que preceden al extenso desierto; como buenos chinos, para ver las dunas, ¡hay que pagar 12€! Es de risa, algo que está ahí, que se ve, y te cobran…lo que más duele es el tenderete que han montado para entrar con barreras mecánicas, y luego coches que te llevan a la duna, y encima por subir a la duna te cobran un extra, se les va mucho con las entradas a estos chinos…
Con lo bonito que sería llegar a este lugar y encontrarse esas pedazo de dunas, todo virgen sin construcciones ni tenderetes.
Desde la barrera hicimos algunas fotos y luego rodeamos el recinto buscando la forma de tener una buena vista y hacer alguna buena fotografía, fue complicado pero lo suficiente como para verlo bien. Las dunas son impresionantes, nunca habíamos visto tan altas como estas, realmente son montañas de arena.


Encontramos unas pequeñas e intentamos escalarlas para tener algo de vistas, digo intentamos porque al ir en chanclas era imposible, la arena quema tanto que a poco que se cuele dentro de los pies abrasa, la gente que entra dentro alquila una especie de botas de tela para protegerse.

Otro lugar interesante en las cercanías de Dunhuang son las cuevas de Mogao, se dice que son las mejores del mundo de arte budista.
Para ir cogimos un minibús con más turistas y así conocimos a Paco y María de Puente San Miguel (a 6km de Santillana del Mar, donde vivíamos)
Para entrar a las cuevas de Mogao hay que pagar una barbaridad de entrada, 180 Yuan; sí, es carísimo, pero el interior de las cuevas es espectacular, lo malo es que uno ve una pequeñísima parte de lo que es.

La visita debe ser guiada, y nos pusieron una guía que hablaba inglés junto a Paco, María y otros dos extranjeros; la peor parte de todo seguida del precio es que no se puede hacer fotografías, y las cámaras han de ser depositadas en la entrada.

Las primeras cuevas datan del siglo IV; hay un total de 735 que se extienden por un cañón de 1.700metros de largo. La gran importancia de Mogao y su auge fue debido a la Ruta de la Seda la cual comienza en la ahora cercana Xi’an; recordamos cuando visitamos su final en la localidad de Bursa en Turquía, hace casi dos años…
Las caravanas que pasaban por aquí trajeron nuevos datos, culturas, lenguas, ideas; la gente aprovechaba a pasar y hacer sus oraciones pidiendo ayuda en su viaje al lejano, misterioso y peligroso oeste.

La primera cueva que visitamos es de las más especiales, su fachada es la única que llama la atención, aún se conserva y es muy bonita; en ella sólo hay un Buda, pero no uno cualquiera, al entrar solamente se ve su faldamento y tan sólo cuando uno está a sus pies puede admirar los 34,5 metros de altura, del tercer Buda más grande del mundo. El primero lo veremos próximamente, el segundo Buda más grande se encontraba en Afganistán y fue destruido con explosivos por los Talibanes en 2001.
En la cueva aún se pueden ver los agujeros de anclaje de los andamios que se utilizaron en su construcción de arriba a abajo.

No me meteré mucho en detalle con las cuevas, puesto que no hay fotos, uno no se puede hacer a la idea, son cosas que hay que ver…

Vimos cuevas de entre los siglos V y VI, todas de Budismo Mahayana, la rama que contiene miles de Budas, todos con nombre diferente; en esta rama Buda enseña y ayuda a encontrar el “camino”, al contrario que el Theravada que dice que todos estamos solos y debemos encontrar el “camino” por nuestra cuenta.
Lo que más destaca en las cuevas es la influencia india; en las ropas de los personajes, pinturas, dibujos de Garuda, Ganesh, altares centrales en forma de columnas, muy similar a Ajanta y Ellora en Maharastra, India. Las esculturas están fabricadas con barro, paja y madera; muchas han caído con el paso de los años, otras increíblemente han sobrevivido.
Interesante una de las cuevas donde se ve influencia griega, con un dibujo de Pegaso, y varios caminantes con las típicas túnicas griegas blancas y rayas azules; incluso influencia cristiana donde se ve al Buda en una posición similar a Cristo.
Algo que destaca en todas ellas son las pinturas; las inorgánicas utilizadas para dar color de piel a las personas han quedado oxidadas y se ven oscuras y feas. Las orgánicas se conservan tan bien que parece recién pintado después de 1.500 años, es simplemente asombroso; la pintura más cara es la que viene del lapislázuli, un intenso azul que parece indestructible, la segunda más cara el oro.
Los cielos de las cuevas suelen estar llenos de vida con “apsaras” volando en todas direcciones, las apsaras son ángeles chinos, quienes son siempre mujeres debido a su delicadeza y finura, las cuales pueden volar con facilidad.

Las cuevas de Mogao estaban llenas de arena cuando las descubrieron, es un elemento destructivo que ha contribuido al gran deterioro de las mismas; un terremoto en el siglo XI destruyó parte de las entradas de las cuevas y ahora han construido un gran muro protector, que sí protege, pero es realmente horrible, parece totalmente una fachada con las habitaciones numeradas de un hotel.

El turismo contribuye más al deterioro debido a la respiración; pero algo que hizo mucho daño fue en el año 1.921 cuando las cuevas fueron usadas como prisiones y metieron a rusos dentro, quienes destruyeron algunas esculturas y se estropearon los techos por el humo del tabaco.

Otras cosas más han hecho daño a las cuevas, como una inglesa que apareció por aquí y echó algún tipo de ácido en las pinturas colocando un papel sobre ellas para arrancarlo, llevárselo y luego venderlo.

Hay una cueva muy especial que los chinos están muy resentidos con la historia que hay detrás. Se trata de la librería, la cueva más pequeña, de 3x3x3 metros; en ella se ocultaban 50.000 documentos de gran valor escritos en chino, lenguas centro asiáticas, uigur, sanscrito… Documentos de medicina, astronomía, música, etc… que fueron descubiertos por una persona local y que se lo vendió a unos occidentales por 300€ de aquella época.
En la librería tan sólo queda un Buda con el árbol de la iluminación dibujado detrás y encontraron las cenizas del monje cuidador detrás del Buda.


23 julio 2009

XINJIANG

Una vez cruzado el paso de Khunjerab entramos en la República Popular China, lo descrito en la anterior entrada sobre el registro más duro de inmigración queda totalmente retirado. A pocos kilómetros encontramos el primer puesto militar donde procedemos al registro, pero no a la inmigración, la cual se encuentra en Tashkurgan.
Al llegar esperamos junto a dos camiones y nadie venía a decirnos nada; tras media hora no había aparecido ningún vehículo pero allí seguimos retenidos sin nadie venir.
De repente vemos un grupo de gente desfilando, y un gran despliegue de militares, muchos de ellos con mascarillas; uno de ellos se acercó al coche y con un aparato tipo a una pistola de plástico, la cual emitía un haz de luz, miraron nuestra temperatura corporal apuntándonos en la frente, tres de nosotros fallamos, y aunque repitió el proceso y fallamos de nuevo no lo dieron importancia y nos mandaron pasar a una sala donde comenzó el registro absurdo y exhaustivo. Ahora si podemos decir que es el más duro realizado, concretamente conmigo se saciaron, haciéndome sacar cosa por cosa todo lo que llevaba; incluso haciéndolo funcionar, mecheros, cámara de fotos, portátil en el que estuvieron enredando a pesar de no entender nada; sacaron mi radiografía de pulmones que aún conservo desde Calcuta… pero lo que más les desconcertó fue mi pasaporte viejo, el cual esta anulado, pero aún así me lo confiscaron hasta llegar a inmigración.

En el coche que viajábamos se subió un militar con nosotros para asegurarse que llegamos hasta la inmigración en Tashkurgan; el militar era un niñato chulo, que ni siquiera nos miraba si intentábamos preguntarle algo, y quien se pasó el camino fumando y durmiendo, (ojo con lo que fuman los chinos, es increíble…)

La autopista del Karakorum es llamada en China “la carretera de amistad China-Pakistán” El cambio es abismal, la carretera de piedras de Pakistán termina y comienza una carretera nueva de asfalto perfecta, atravesando una gran planicie deshabitada. A mitad de camino aparecen las primeras villas desoladoras, son asentamientos tayikos (de Tayikistán) como la población de Davdar. Las caras difieren mucho de la raza Han, que son las caras chinas clásicas que se conocen en Europa; aquí son más oscuros, con los ojos apenas un poco o nada rasgados, en ocasiones veo caras que me parecen de influencia rusa, por supuesto muy mezclada ya.


Debido a las buenas carreteras en un momento llegamos a Tashkurgan donde nos detenemos en el moderno edificio de inmigración; primero nos llevaron al vehículo unos formularios de sanidad y de inmigración, sin terminar de rellenarlo nos mandan bajar y nos comienzan a atender en la calle ante una gran tormenta de arena; cuando se dieron cuenta de lo absurdo que era, nos mandaron pasar y nos atendieron uno a uno deteniéndonos justamente ante una raya roja que había en el suelo y todos y cada uno de los policías portando unas mascarillas para que no les contagiemos nada extraño.
Mi pasaporte viejo dio varias vueltas y finalmente me fue devuelto; el chico que colocaba las estampas de entrada al país tenía una maquina en el mostrador para pulsar si has quedado satisfecho o insatisfecho con su trabajo, pasamos las mochilas por rayos X y ¡listos! Todo esta increíblemente organizado.

Tashkurgan esta situado a 3.600 metros de altitud, posee unas amplísimas avenidas con apenas tráfico, y regido por unos aparatos casi ya desconocidos para nosotros después del subcontinente indio: semáforos. Los edificios son nuevos, limpios, y todo esta escrito en nuevos caracteres indescifrables para nosotros, Chino Mandarín; pero se ve mucho escrito en caracteres árabes también ya que la mayoría de la población de la provincia de Xinjiang son Uigur y su lengua, de la rama del turco, es escrita con estos caracteres.
En un principio vemos mucha barrera de comunicación, pero siempre hay alguien que conocen que sabe cuatro palabras en inglés y nos podemos entender; si no, escribiendo en un papel, señalando y lenguaje de signos, nunca fallan…

El cambio es abismal en todo, a parte de la organización, limpieza, poco tráfico…las mujeres usan faldas, a nuestro conductor pakistaní casi se le rompe el cuello girándose cuando vimos la primera, y eso que son musulmanas y van vestidas muy discretas; pero es otra historia pues ellas se arreglan mucho más, llevan unos gorros muy curiosos, y en general se las ve más libres; esto sobre la mujeres de raza uigur, que son musulmanas.


Los hoteles son otra historia también, entramos a uno cerca de la estación de autobús, por fuera parecía cutre y por dentro parecía carísimo; parece ser que en China las habitaciones dobles son bastante caras comparado con los países de dónde venimos, por otra parte aquí aparece la opción de dormitorios, que aunque éste no era muy limpio, nos vino muy bien pues son camas de cuatro y estuvimos todos juntos por 15 Yuan por persona (1,57€) 1€=9,4 Yuan.

El tema del tiempo es algo aparte…En China adelantamos el reloj 2 horas, habiendo una diferencia con España de 6 horas en verano; toda China se rige por esta hora (hora de Beijing) pero lo que ocurre es que China es tan grande que este horario no es apto para la vida diaria en la provincia de Xinjiang que se encuentra a miles de kilómetros de la capital, por eso aquí tienen un horario no oficial de 2 horas menos que la hora oficial, lógicamente, la misma hora de Pakistán.
Por eso para cualquier cosa de horario debemos preguntar siempre, qué hora están utilizando...

Respecto a tiendas y productos aquí encontramos multitud de cosas diferentes; hay muchas tiendas que tienen de todo, exactamente iguales a las que llamamos “tiendas de los chinos” en España. Lo primero que llama nuestra atención es la cerveza, se puede encontrar fácilmente y baratísima, entre 2,5 y 4 Yuan en el supermercado, más de medio litro. El tabaco es muy barato y toda la comida en general lo es. Cenamos en un restaurante uigur local, todo muy rico y por supuesto comido con palillos, los cubiertos desaparecen por completo.

Tashkurgan es pequeño y sin mucho que hacer, lo dejamos de inmediato al día siguiente; había gente que intenta engañarnos diciendo que por los problemas que hay actualmente en Xinjiang (más adelante me explico), no hay autobuses pero sí existen. El transporte es bastante más caro que los últimos países pero en distancias cortas es considerable; lo que cambia es que los autobuses destartalados son sustituidos por autobuses limpios, nuevos, con aire acondicionado, sin gente de pie, cómodos, y con máquinas para servirte agua caliente o fría.

Así nos movemos a través de una alta llanura, llegando a la cordillera de King Tao, pasando a los pies del Muztagata (7.546 metros) con dos blancos glaciares saliendo de la falda y muriendo en la seca llanura, creando un contraste muy bonito.

Tras el Muztagata se halla el maravilloso Lago Karakul, en medio de una infinidad de picos helados y glaciares.

Los chinos haciéndose con el control de todo, han habilitado un lugar para el turista donde debe pagar 40 Yuan por dormir, comida cara, y una entrada de 50 yuan para ver el lago.
Pocos cientos de metros más allá se halla un asentamiento kirguís, (de Kirguistán); quienes viven en “yurts”, también conocido en norte de China o Mongolia como “gher”; son unas casas tipo tienda redondas fabricadas con pieles de animales y madera, incluso las ataduras están hechas con pelos de yak.
Unos niños se acercaron al vernos para ofrecernos dormir; nos quedamos los cuatro en un yurt por 150 Yuan con comidas y todo. Por dentro son autenticas, las puertas son igualmente de pieles y tiras de madera de forma que se pueden enroscar hacia arriba; las paredes están hechas con maderas verticales que no forman el tejado en punta, si no que queda un amplio círculo en el centro del yurt para dejar pasar la luz del día, por fuera manejan una lona con cuerdas para tapar el agujero cuando llueve, o por la noche. En la entrada hay un pequeño espacio de tierra donde se encuentra el fuego para calentarse y cocinar, el resto está cubierto de alfombras donde uno debe caminar descalzo.


Al llegar nos ofrecieron pan kirguís y té con leche de yak, bastante fuerte para nuestro paladar; luego hicimos varios intentos para pasear junto al lago pero el clima es impredecible y todo cambia radical, de soleado se pone a nevar, y luego viento, y sol… y a la altitud de 3.700 metros, cuando hace frio…hace frio; así que anduvimos un poco junto al lago hasta llegar a un viejo cementerio y pasando por las diferentes yurt de la villa.


Nuestro yurt esta junto al lago y desde ahí tenemos vistas del Muztagata y del Kongur Shan (7.719 metros); desde el macizo del Kongur Shan bajan muchos glaciares blancos, desde aquí vemos seis de ellos; los caprichos del clima nos dejaron vistas muy diferentes de las montañas, a cada cual más increíble.


Pasar el tiempo en el yurt es otra gran experiencia, una mujer vino a cocinar para nosotros y el resto de familiares; preparó noodles con verduras y carne de yak, pero preparó la pasta en el momento: primero hizo un gran bloque de pasta, luego lo cortó en tiras gordas y lo guardó de nuevo, seguido estiró dichas tiras y las fue enroscando en un recipiente, para luego sacarlas aún más finas en montones. Por último cogiendo la punta de dos montones se enroscaba la pasta en las manos estirándola más, y posteriormente la golpeaba y abría los brazos para darle ya el grosor normal de un espagueti.


La mujer nos preparó unas camas en el suelo con un montón de pesadas mantas para aguantar el frio nocturno.

La mañana siguiente no tiene otro nombre que espectacular, el clima cambia rápido pero nos dejó el tiempo suficiente para disfrutar de unas vistas increíbles, que junto a las pastoras con las ovejas, los camellos y caballos… nos quedó un recuerdo imborrable.


Siguiendo ruta hacia el norte, encontramos un paisaje igualmente alucinante; seco, con dunas de arena que cubren montañas, más glaciares y lagos que parecen espejos.


Hace casi un mes comenzamos a recorrer la Autopista del Karakorum cerca de Islamabad, ahora terminamos los 1.200 kilómetros de recorrido de ésta carretera en la ciudad de Kashgar, un lugar con más de 2.000 años de historia e importantísimo punto comercial en “La ruta de la seda”. Claro, que aquella ciudad histórica, ha sido absorbida por la modernidad china; una urbe perfectamente cuadriculada de grandes avenidas con centros comerciales y un pequeño centro histórico que resiste a trancas y barrancas.

La provincia de Xinjiang ocupa el oeste de China, concretamente un sexto de la superficie del país, (unas tres veces la superficie de España), la cual está muy poco poblada, poco más de 20 millones de personas.
Xinjiang es una provincia que su sólo nombre indica polémica por haber sufrido un caso similar al Tíbet. En el pasado estuvo habitada en su mayoría por la raza uigur, más cercanos a Centro Asia que a China y con grandes influencias turcas, en música, lenguaje…
Tras los últimos intentos de independencia en los años ’40, después de continuas invasiones chinas, nunca llegó a obtenerla, y con la llegada del comunismo en China, Xinjiang formó oficialmente parte de la República, con una gran población uigur muy descontenta.
Esta tensión se ha ido arrastrando hasta nuestros días, enfrentamiento entre los uigur y los chinos Han; en 1997 llegó el punto culminante en una gran revuelta muriendo 9 personas y 200 heridos; desde entonces China lanzó una campaña de desarrollo en Xinjiang poblando las ciudades con chinos Han y cayendo la población uigur a menos de la mitad.
Probablemente hallamos vivido un momento histórico y muy triste en nuestra estancia en Xinjiang, el gobierno chino ha cortado internet en toda la provincia y ha restringido todas las llamadas internacionales para mantener al pueblo incomunicado y que no salga al exterior nada de lo que está ocurriendo, aunque realmente se sabe más fuera que dentro.
Dejamos Pakistán el día 7 de julio, en esa fecha fue la última vez que tuvimos acceso a información, la cual hablaba de 160 muertos, 900 heridos y 1.500 detenidos en la capital de la provincia, Urumqi; sabemos poco de cómo comenzó esto, por lo visto un problema con unos chicos uigur en otra parte del país hizo explotar de nuevo revueltas en la población de Xinjiang, y los militares chinos cesaron los disturbios a su “manera”; estos datos no están actualizados, probablemente estas cantidades hayan ascendido, pero como decimos, no hemos tenido información.

En estos días, Kashgar se ha visto asediada; cada vez que salimos a la calle aparecen convoys de camiones con militares armados apuntando a las aceras donde se halla la gente; en primer lugar un coche con altavoces da consejos a los habitantes, para estar tranquilos y que no haya revueltas; en realidad son mensajes subliminales que más bien dicen: “si os movéis, os la cargáis”
Aunque Xinjiang está ocupado militarmente por China, los uigur no pueden evitar la cara de sorpresa al ver pasar estos convoys; una muestra de que esto no es habitual.
En Kashgar ha habido igualmente revueltas, y se habla de un total de 10 muertos, pero no podemos confirmarlo con seguridad.

Dejando aparte la mala cara de Kashgar, vamos a nuestro día a día por la urbe. Quizá esperábamos algo más tradicional, más ciudad comercial de la antigua Ruta de la Seda, pero Kashgar es ya demasiado moderna; en el corazón, el casco viejo es el lugar con mayor encanto, con casas de ladrillo, alguna de barro, las moto-taxi, algunos carros con burros… Pero lo que más vida tiene aquí son los lugares donde se come; los restaurantes del mercado nocturno, de comida uigur, están a rebosar de gente entrando y saliendo, con pollos asando, kebab (brochetas de cordero), panes cocidos, empanadillas de grasa de cordero, e infinidad de cosas.


Abundan mucho las panaderías con buen pan, que tanto hemos echado de menos en el viaje; son muy típicas unas tortas finas y grandes a las cuales echan algo de cebolla; otros panes más pequeños nos recuerdan mucho al pan que encontramos en Srinagar, Cachemira.


Es un contraste enorme cuando salimos de este centro a la nueva “calle principal”, una calle llena de comercios, tiendas de marcas, electrónica, restaurantes de comida rápida… todo ello dominado por los chinos Han. Hacía mucho tiempo que no veíamos chicas con ropas tan cortas y ajustadas, contrasta en gran manera con la ciudad vieja donde las mujeres uigur (musulmanes) van tapadas brazos y piernas, e incluso alguna lleva un trapo marrón cubriendo toda la cabeza.


En dicha calle se encuentra una estatua de quién llevó las riendas de éste país hasta el año 1.976; Mao Zedong; una polémica persona de la que hablaremos más adelante.


En la misma calle principal entre modernos centros se encuentra el mercadillo de comida china, lleno de puestos donde exponen comida con pinta más grasienta pero apetitosa, entre los productos destacaban las patas de las gallinas con uñas incluidas, la parte más superior de la misma pata, y otro recipiente con pezuñas de cerdo.


El último día que pasamos en Kashgar se pasó por agua, algo que se agradeció pues hemos pasado del extremo frio de Karakul, a una altitud de 1.300 metros y calor tremendo.
Habíamos esperado con ansia este día, domingo, en el que se prepara el especial mercado del ganado y el mercado dominical.
Fuimos en taxi (muy baratos en China) hasta el mercado del ganado, y estaba cerrado por los temas descritos anteriormente, habían cortado la carretera con un tractor en señal de protesta o algo así.
Seguido fuimos al mercado dominical y lo primero vemos a militares desfilando a la perfección por un puente, otros formados y otros patrullando, a ninguno le faltaba un arma asesina en sus manos.

El mercado nos decepcionó bastante, quizá sea por todo este problema ya que muchas tiendas estaban cerradas, de todas formas los productos que vendían no era mucho de nuestro interés, más bien eran cosas modernas; el mercado de frutas estaba más animado.


Al salir, la gran sorpresa, los militares se habían agrupado a todo lo largo del mercado en camiones, y desde éstos los chicos apuntaban con sus armas donde se hallaba la multitud incluyéndonos nosotros; no es que sujetasen el rifle, es que apuntaban y miraban por la mirilla quizá esperando una orden, con deseos de disparar, o quien sabe después de todo lo ocurrido… a mi más bien me parecen actos provocativos hacia la población uigur quienes pasaban indiferentes por la calle.

Tomamos un moto-taxi con remolque sin saber bien donde iba, pero simplemente por la experiencia; resultó que aparecimos en un interesante mercadillo mucho más tradicional que el famoso de los domingos, donde vendían frutas, telas, tierras para pintar y algo que no falta nunca en cualquier parte, medicina natural china; en estas tiendas se ven lagartos secos, serpientes enroscadas colgadas secas, cuernos de reno, y una serie de cosas muy extrañas para nosotros.


Lo que hemos visto a la hora de comprar aquí es que el regateo debe ser exhaustivo, puede que te estén pidiendo algo de más pero es que a ves es diez veces o veinte veces más el precio que se paga realmente, será algo a tener en cuenta en China…