20 abril 2010

PLAYAS EN EL SUR DE TAILANDIA

La idea era pasar un par de días en Bangkok antes de partir al sur; pero nuevamente Bangkok nos atrapa; entre el encanto de la ciudad, la comodidad, los buenos precios, el buen rollo de la Peachy guesthouse y la compañía de nuestros amigos Marzia y Edmundo, nos quedamos una semana más.

Las temperaturas de Bangkok en ésta época del año se tornan insoportables, el grado de humedad es tal que no hacemos más que sudar, dentro o fuera de la guesthouse, con ventilador o sin él, da igual, es inhumano.

En teoría Bangkok es una base para descansar, pero siempre ocurre algo o se conoce a alguien y uno no para de dar vueltas. En el vuelo de regreso desde Rangún, vinimos con Antoine, (con quien hicimos el trekking de Birmania), y a través de Antoine conocimos a Helmut, un majísimo chico peruano que esta viviendo en Tailandia, y a su vez conocimos a Baptiste de Francia y Samuel de Alemania. En Bangkok nunca falta compañía.


Desde hace varias semanas y concretamente en éstos días, Bangkok no esta viviendo uno de sus mejores momentos políticos, hay muchas revueltas y muchas calles cortadas; los protestantes han cortado la vía principal del Democracy Monument y han cubierto éste con telas; el día que dejamos la ciudad se hubo declarado el estado de emergencia y a esto le han seguido fuertes revueltas con 23 muertos hasta el momento.


Nuestra idea era no pasar muchos días por el sur de Tailandia con tal de evitar lo que creíamos que era super-turistico, pero lo cierto es que nos sorprendió, encontramos sitios encantadores, realmente bonitos, y sin mucha masa de turismo.

Dejamos Bangkok en tren; a pesar que no nos querían vender el billete de tercera clase asegurándonos que tendríamos que viajar de pie, nosotros insistimos hasta conseguirlo, pues la diferencia de precio es considerable; tan sólo era una trama para que los turistas compren los billetes caros, pues al llegar pronto al tren cogimos un par buenos asientos.
El viaje fue largo y un poco pesado hasta Prachuap Khiri Khan, el lugar que elegimos para ver el Golfo de Tailandia.
Prachuap es un lugar donde no van los turistas y la verdad es que es muy bonito, es una pequeña villa con una playa formada en una bahía y a su vez al sur hay otra bahía, haciendo una “W” de arena y rocas kársticas.
Como cualquier lugar en Tailandia el mercado nocturno no falta, y precisamente en éste por sus buenos precios aprovechamos a comer un poco de pescado y chipirones fritos.

En Prachuap hay una colina a la que se accede por más de 400 escalones en los que se debe esquivar a los monos, (ladrones profesionales), y desde donde las vistas son increíbles.



Al otro día teníamos planes de subir otra montaña, pero después de intentarlo de mil maneras, no nos dejaron pasar por ser un área militar; por una parte mucha seguridad, por otra totalmente absurdo... A la playa de Manao se podía ir por carretera a través del campamento militar, y además llegado un punto, la carretera de vehículos atraviesa la pista de aterrizaje de aviones donde hay colocadas unas barreras como si se tratase del ferrocarril.

Mientras caminábamos bajo el intenso sol de camino a algún lugar, una camioneta se detuvo y nos llevaron con ellos apareciendo en la bonita playa de Manao, donde ni si quiera teníamos previsto venir, pero ya que estábamos nos quedamos.

Manao es la bahía al sur de Prachuap, también formada por roca kárstica, arena blanca y algún islote salteado; con aguas cristalinas y templadas que invitan a bañarse.



Al llegar los días de una de las fiestas más importantes de Tailandia, el Songkran (Año nuevo tailandés), los autobuses que van al sur están todos completos por varios días. La mejor solución fue hacer lo que siempre hacíamos, autostop.
El lugar no puede ser mejor, nos encontramos en el punto más estrecho de Tailandia con tan sólo 12 km de tierra entre el Golfo de Tailandia y Birmania; por esto, sólo hay una carretera principal que viene de Bangkok hacia el sur.
Fuimos bien preparados con varios carteles pues la distancia que queríamos hacer era muy larga; desde que coloqué el cartel de Surat Thani hasta que paró el primer coche pasaron unos 20 segundos. Era una joven pareja muy maja que nos llevaron por varias horas hasta el cruce de Surat Thani. En éste cruce esperamos unos 15 minutos y nos extrañaba que nadie paraba, en realidad no estábamos exactamente bien en la carretera a Krabi; otra pareja muy simpática paró para ayudarnos. Ellos se dirigían a Phuket, entonces para hacernos el favor, dieron la vuelta para tomar una carretera más directa a Krabi, que aunque daba más rodeo, también iba a Phuket.

Pasamos varias horas con ellos; la flamante carretera a Krabi atraviesa un paisaje salpicado de rocas kársticas que nos recordaba exactamente a cuando íbamos en autostop por China en dirección a Yangshuo.

La amabilidad de Kom y Som-O (la pareja), no terminó aquí; desde el desvío a Phuket quedaban 30km a Krabi que decidió hacer ida y vuelta sólo para llevarnos a nosotros, haciendo al final un total de unos 150km extra, sólo por nosotros, increíble…

En Krabi encontramos una guesthouse muy barata por 100 baht (poco más de 2€), muy básica pero suficiente para nuestras necesidades. Krabi ciudad no nos pareció agradable del todo, pero con el paso de los días le fuimos encontrando el encanto teniendo en cuenta que pensábamos pasar tres días y nos quedamos una semana.

De todas formas lo mejor de Krabi está en sus alrededores; junto a la ciudad discurre una ría cubierta de manglares donde hacen “tours” con botes; pero nosotros casualmente descubrimos un paseo que recorre los manglares por dentro, un lugar que nos recordaba mucho a una pequeña parte de las Sunderbans en Bangladesh, con todas las raíces de los árboles sobresaliendo de las aguas pantanosas.



Krabi tiene varios mercados nocturnos; uno de ellos es solo en fin de semana, (justo cuando llegamos). A parte de un montón de puestos de comida también había un escenario y salen espontáneos a cantar en el karaoke.



Como antes nombraba, durante estos días se celebra el Songkran (13 de abril), es una especie de Año Nuevo Tailandés, aunque realmente el año Tailandés cambia como el nuestro, así que seguimos en el año 2.553.

El motivo principal del Songkran es la peculiaridad que todo el mundo se arroja agua en las calles, pero nada simbólico, realmente la gente se baña y chorrea en agua.
Por las calles patrullan camionetas cargadas de gente con bidones de agua atrás, que van arrojando agua a todos los motociclistas y peatones que se encuentran a su alcance; cuando dos camionetas se encuentran, éstas paran y se arma una gran guerra de agua. La gente de las tiendas o de las guesthouse también tienen montada su defensa con un bidón de agua y mangueras para mojar a los de las camionetas, o a todo peatón que este un poco seco.
Además de agua los jóvenes también arrojan pintura de colores, o paran directamente a la gente para pintarle la cara.
Tuve que salir con la cámara de fotos envuelta en bolsas de plástico, y ésta fue la única que se salvó, nosotros terminamos empapados de arriba abajo.



Uno de los días por Krabi alquilamos una moto, con combustible incluido sale por 5€ todo el día. Al norte de Krabi está el templo de Tham Sua donde había grandes imágenes de tigres y dragones, y curiosamente había unas grandes maquetas de aviones de pasajeros con un Dios subido en ellos, ¿quizá una nueva táctica de promoción de vuelos…?



Lo más interesante fue un santuario subido en la cumbre de una montaña a la que se accede subiendo 1.237 escalones; al comienzo de la subida están los monos que siempre hay que vigilarlos para que no te roben nada. Con el clima de Tailandia, el esfuerzo de subir los 1.237 escalones fue máximo, llegamos exhaustos y empapados; pero las vistas desde la cumbre eran buenísimas, se veía desde la ciudad de Krabi hasta las rocas kársticas que se esparcen por la llanura hasta la orilla del mar.



Desde aquí rodamos hasta orillas del Mar de Andaman; por el puerto de Nammao y alrededores vimos señales de advertencia como ésta:


(ZONA DE PELIGRO DE TSUNAMI, en caso de terremoto subir a terreno alto, o tierra adentro)

La costa del Andamán en Tailandia sufrió igualmente el terrible Tsunami del 2.004, murieron más de 5.000 personas y desde entonces se han colocado señales para planes de evacuación.

De camino con la moto hacia la playa de Ao Nang, vimos que la policía había cortado carriles a la circulación haciéndolo todo de sentido único; más tarde nos dimos cuenta del por qué. Hay gente que le ha cogido el gusto al Songkran (la mayoría) y no quieren terminar la fiesta, la carretera estaba completamente llena de vehículos lanzando agua para todas partes y chicos pintando la cara a todo el que pasaba.


Aparecimos en la playa de Nopparat Thara, muy bonita por la presencia de varios islotes en el agua, a uno de ellos pudimos acceder pues el agua no llegaba ni a las rodillas.



Nos sorprendió mucho la poca presencia de extranjeros, aunque luego vimos que éstos se acumulan más en Ao Nang, mientras que en Nopparat Thara acude más la gente local; de todas formas en general no vimos grandes masas de turismo, quizá la temporada comienza a bajar.

Aunque ésta zona de Tailandia se haya convertido en turismo de masas, la verdad es que hay unos lugares maravillosos; también es verdad que para ver muchos de estos sitios se precisa de un presupuesto más amplio, del que nosotros no disponemos. Uno de estos lugares más accesibles económicamente es Railay; no es una isla pero se ha de acceder en bote debido a que está incomunicado por tierra por unos enormes peñones rocosos.
Desde el puerto de Nammao es lo más barato, 60 baht por los 2km de trayecto en bote; una vez se divisa Railay, uno se da cuenta del gran acierto.


Hacia el sur se levantan otros grandes peñones que mueren en el mar donde está la playa de Pranang; aquí habían montado un gran tinglado para una competición de escalada.



Entre medio de las rocas del sur hay una fuerte ascensión en la que incluso se ha de trepar con ayuda de cuerdas; ésta da a un impresionante mirador, y a una laguna interior accesible a través de un pasadizo de altas piedras, todo cubierto de vegetación (de película); al final de éste cañón se encuentra la laguna perfectamente redonda y hundida unos cien metros desde la cumbre de las rocas.



Al norte de Railay está también la bonita playa de Tom Sai, donde hay más aguas cristalinas, blanca arena y gigantes peñones kársticos.



Desde Krabi comienza nuestra salida de Tailandia; nos volvimos a preparar varios carteles para hacer autostop, inútilmente, porque mientras sostenía el cartel de Trang, paró una camioneta que nos llevó directamente a nuestro destino, Hat Yai. De nuevo una simpática y joven pareja, el chico nos contó que trabaja para la marina y como guarda del rey de Tailandia. Nos llevaron hasta el centro de Hat Yai; el autostop en Tailandia es perfecto, y además la gente se preocupa y te ayudan todo lo que pueden.

En Hat Yai pasamos una noche más antes de aventurarnos en un nuevo país, Malasia…


03 abril 2010

MANDALAY

Dejando atrás Hsipaw y la gran experiencia del trekking, comienza poco a poco nuestra inminente salida del país; cuatro semanas de visa no dan para mucho.
Para volver a Mandalay tomamos el tren en la clase ordinaria, es el mismo precio que el autobús, con la diferencia que el tren tarda 14 horas, pero no todos los días se tiene la oportunidad de viajar en uno de los trenes más antiguos del continente asiático, donde las locomotoras y vagones permanecen prácticamente igual desde la era británica.
El vagón en el que vamos lógicamente es muy viejo, con asientos de madera y más que un tren parece un barco porque se mueve de lado a lado de una forma exagerada y a una velocidad media de unos 30km/h.
Viajamos con Antoine, Reka y Rupert; los birmanos que están alrededor nuestro nos ofrecen comida y dulces, a la vez nosotros compartimos nuestras cosas con ellos.



A varias horas de Hsipaw, el tren pasa por el viaducto Gokteik construido por los británicos en 1.901 y sin apenas mantenimiento desde entonces, en aquella época fue el segundo viaducto más alto del mundo. Antes de llegar, el tren para y comienza una marcha extremadamente lenta para que el puente no se mueva mucho.


El tren hizo una larga parada en Pyin U Lwin donde aprovechamos a comer y dar una rápida vuelta por el mercado; en esta ciudad los taxis son carruajes de caballos muy antiguos, en muchos países ya estarían archivados en museos.



Al caer la noche viajamos totalmente a oscuras porque el tren no tiene luces, así hasta llegar a Mandalay donde nos alojamos en la guesthouse de una india que cambiamos rápidamente al día siguiente porque era muy sucio.

Nuevamente Mandalay nos recuerda a alguna ciudad india, todo un tanto viejo, roto, con un trafico no muy denso pero sin control alguno, camiones, pick up con la gente colgando, cinco en moto, un carrito, etc, etc…



El segundo día que estuvimos en Mandalay conocimos desayunando a un alemán que nos ofreció ir con él en una especia de “tour”. Hay un taxista que por 20US$ lleva a los turistas a ver los lugares más interesantes en Mandalay y sus alrededores, y además lo hace de tal forma que evita pagar los tickets de entrada, que en ocasiones son muy caros. Compartimos el coche con 3 chicos así que nos salió el día completo por 4 dólares cada uno.

A las afueras de Mandalay visitamos el templo de Mahamuni, en su santuario más sagrado se halla una curiosa figura de Buda a la cual los fieles han ido pegando finas laminas de oro, haciendo que ahora éste oro tenga un grosor de unos 15cm. Las mujeres se arrodillan desde fuera pues no las esta permitido entrar, mientras los hombres son los encargados de pegar el oro.


El templo también guarda varias estatuas de bronce que proceden de Angkor Wat; los tailandeses las robaron de allí y los birmanos se las robaron a éstos.
Tuvimos suerte de presenciar varias celebraciones de iniciación a monje, parece que las familias se gastan mucho dinero en hacer este día lo más especial para los niños; tras pasar por el Buda Mahamuni, luego van todos en procesión alrededor del templo con varias personas fotografiándolos y gravándolos en video.



Junto a Sagain pasa el gran rio navegable Irrawaddy que atraviesa casi todo el país de norte a sur; aquí se encuentran varios cientos de stupas y monasterios esparcidos por la densa vegetación y construidos en las cumbres de las colinas.



En el río Irrawaddy, también se forma una isla llamada Inwa a la que accedimos en un pequeño bote; en esta isla hay varios restos de más stupas y monasterios, había uno que estaba muy inclinado y desde arriba daba la sensación que se caería en cualquier momento. Lo más interesante por aquí fue alejarse de estos sitios y ver la vida en las villas, acercarse a la gente y tratar de cambiar unas palabras con ellos.



En Amarapura visitamos el famoso puente de U Bein, construido entero de madera de teca, con 412 troncos a cada lado soportándolo a lo largo del kilómetro de largo que tiene.
El puente está lleno de vida en las últimas horas del día y al anochecer, generalmente pasea la gente de clase más alta, quienes van con toda la familia y en ocasiones nos piden fotografías. Hay muchos jóvenes monjes también y a éstos les gusta parar a los extranjeros para practicar su inglés un rato.



Desde Mandalay tomamos un bus de nuevo al sur, a Rangún, donde nos esperaba el gran desayuno del Motherland Inn.

Pasamos los últimos tres días en la antigua capital disfrutando del ambiente de sus calles y visitando algún otro templo como éste del gran Buda reclinado, el cual la leyenda dice que anteriormente estaba de pie hasta que un día se cayó porque estaba cansado, así que, así se quedó, reclinado…



Tampoco pudo faltar una segunda visita a la Pagoda Shwedagon, aunque solo por fuera, y ver las otras diferentes puertas de acceso que no vimos la primera vez. Frente a ésta también está la Pagoda Maha Wizaya también de un intenso color dorado.



En todas las callejuelas alrededor del Sule Pagoda se encuentran escondidos barrios musulmanes, chinatown y barrios indios que nos recuerdan tanto a este país que nos parece estar metidos en él por un rato, las tiendas repletas de cosas, los vendedores, el barullo, el movimiento…



Birmania sin duda ha quedado en la “lista” de países, nos ha dejado un recuerdo muy bonito principalmente por su gente. A pesar de la gran opresión existente en el país, la gente sonríe siempre, aunque también es cierto que no tienen ninguna esperanza en las próximas elecciones que se celebraran mas o menos el próximo octubre (las primeras en 20 años) y en las que el principal partido opositor no podrá participar debido al arresto domiciliario de la líder Aung San Suu Kyi, quien ha pasado los últimos 20 años más encarcelada que en libertad.


En la página web de La Vanguardia han publicado un reportaje nuestro, para los que estéis interesados pinchar aquí.