20 marzo 2008

EL VALLE DEL RIFT

La idea inicial camino al sur era parar en la ciudad de Sheshemene, la ciudad de los rastafaris; una comunidad que se ha quedado atrapada en el tiempo fumando marihuana y mascando chat todo el día.
Cuando el bus llegó no nos sentimos muy acogidos en esta ciudad caótica; la gente nos llaman continuamente “you!, you!” de una forma muy agresiva y despectiva. A esto se le unió la presión que nos meten siempre para sacarnos dinero, cogiéndonos las mochilas, pero lo peor fue en el siguiente minibús que tomamos hasta Awassa; metimos las mochilas con nosotros encima, ocupando una sóla plaza, como no nos podían pedir pasta por ponerla encima del bus, querían que pagásemos un extra por las mochilas igualmente.
Y no terminamos ahí, una vez en Awassa, en los hoteles te dicen claramente que estás pagando el doble de lo normal, ya que somos blancos y nuestros ingresos son mucho más altos que los de ellos. Pero nosotros no paramos hasta encontrar a alguien legal que nos cobre como a todo el mundo.

Después de una estresante tarde con los etíopes, siempre llegan momentos mucho más agradables. Paseando cerca del lago, una familia nos invitó a una ceremonia de café, y nos enseñó todas sus plantaciones de plátanos, caña de azúcar, café…


El lago de Awassa forma parte de la multitud de lagos asentados en el Valle del Rift en Etiopia; el Valle del Rift es una gran falla que se extiende desde Mozambique hasta Djiobuti, y que continua por el Mar Rojo hasta Jordania; durante los próximos miles de años esta falla seguirá abriéndose progresivamente hasta separar el cuerno de África del continente, quedando dividido en dos. Otros viajeros nos han hablado de lo impresionante que es dicho valle en Kenia; aquí no lo es, pero los lagos albergan una variada fauna donde a uno le falta tiempo para detectar todos los animales que hay.

Además, se dice que Etiopia es la cuna de la civilización; los primeros homínidos se movieron por el Valle del Rift hacia tierras más al norte. El claro ejemplo es el australopitecos afarensis, (4 millones de años) mas conocido como “Lucy”, y que fue encontrado en el noreste del país; por lo tanto todos nosotros procedemos de éstas altas tierras africanas.

Dejando aparte la historia…aquí hay unas fotos de los animales que encontramos en el lago; los pájaros son realmente bonitos, coloridos y diferentes, también vimos monos que últimamente están por todas partes, y el curioso e impactante mono Columbus, con su larga cola blanca; para ver los hipopótamos tomamos una barca hasta otro extremo del lago, algo que como siempre lleva su largo tiempo de negociación.


El marabú es el gran ave que sin duda domina todo el territorio, están por todas partes!


El mercado de pescado es muy interesante, lo hacen en el mismo lago y preparan el pescado en el suelo donde lo venden para comerlo crudo. El pez típico de aquí es el pez-gato, que alcanza grandes tamaños; y como siempre los monos, marabúes y pelicanos están al tanto para pillar algún resto.


Arba Minch será nuestra puerta de entrada al valle del Omo; desde Awassa fueron unas 9 horas (250km) con pinchazo incluido. Alrededor se encuentran dos lagos más del valle del Rift; el lago de Abaya y el lago de Chamo, entre un gran parque nacional.
La época de lluvias va comenzando poco a poco, y toda la amarilla vegetación irá cambiando paulatinamente; fue emocionante ver la lluvia tras 4 meses sin ver una gota caer del cielo.

Nosotros lo intentamos… pero no podemos decir nada bueno de aquí; nos sentimos presionados y engañados en todo momento por la gente. Chavales que dicen ayudarnos, nos mienten con los precios de los hoteles en nuestra cara, (fue útil aprender los números en amárico…), y al final como siempre de mala gana echamos a todos para buscarnos la vida solos, que es más relajado y económico.
El principal objetivo aquí era conseguir información sobre como visitar las tribus del Omo; entre la oficina turística, y el amigo de Grum (quien fue guía de mis padres aquí, y que ahora reside en España), nos lo pusieron todo muy fácil para hacerlo por nuestra cuenta en autobuses y camiones.

Y eso fue lo único que hicimos en Arba Minch, porque acabamos agotados de la gente; somos blancos = somos millonarios, y debemos pagar el doble de precio en todo; pero no nos da la gana, fueron muy racistas aquí; y lo mejor, es que luego quieren que hablemos bien del país.
El último día tuvimos una charla con más de uno para hacerle entrar en razón, pero es imposible cambiar lo que han dejado los turistas del pasado, y la ayuda humanitaria masiva que ha recibido el país. Es cierto 100% que somos unos privilegiados de haber nacido donde hemos nacido…tenemos oportunidades, no nos falta de nada, estudios que nos han dado una cultura…etc. Aquí la vida es mucho más difícil, pero toda esa ayuda exterior a creado una gran dependencia en la gente, y ahora muchos solo esperan a que les den, en vez de intentar hacer su futuro por su cuenta.
Hace años aquí había muchos problemas de hambre, ahora no es todo de color de rosa; pero no hay tanta necesidad; por eso nos enfadamos con los pesados niños cuando después de verles jugar y sonreír en la calle, se acercan con cara de pena fingiendo que tienen algún tipo de disfunción física para pedirnos dinero. O simplemente saludan con un hello money, hello money. Lo peor es verlos tirar un trozo de pan cuando se lo damos, ya que lo único que quieren es dinero.

Bueno, una vez ya desahogados…con toda la información recogida estamos listos para el Valle del Omo, un lugar donde la mayoría del turismo se acerca en tours organizados con guía y jeep; nosotros no podremos ver tanto como ellos, pero viajar en transporte público con la gente local tiene su cosa…

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