21 abril 2008

DJIBOUTI


El tren de Djibouti no estaba estropeado, lo que pasó es que no había suficiente gente para llenarlo, así que todo el mundo que estaba esperando fue en el tren de mercancías de por la tarde. En principio a nosotros no nos dejaban ir, decían que no era apropiado para turistas; pero nuestro visado etíope expiraba al día siguiente, así que pusieron un vagón de tercera clase (inhumano), para llevar a toda la gente.
El tren tiene diferentes vagones “uno de cada padre”, y la mayoría son muy antiguos de madera; el único que es de metal es el nuestro pero esta roñoso, tiene huecos de ventanas pero no cristales, el suelo es de madera con agujeros, y los bancos son también de madera; para colmo nos colocaron al final del tren teniendo un viaje muy muy movido. Esta vía ferroviaria se construyo a finales del siglo XIX, eso lo explica todo; en su día se hizo y así quedo para siempre sin ningún tipo de manutención.



Antes de salir hicimos una media con los datos que nos habían dado de la duración del trayecto, los más optimistas decían de 7 a 8 horas, y los pesimistas hasta 16 horas; nadie acertó a decir la autentica duración para los 280km hasta Djibouti.

Partimos de noche (era por la tarde, pero esto es normal), y a pocos kilómetros en mitad de la nada nos detenemos porque las ruedas no van bien por los raíles, así que se pusieron a dar golpes y repararlo allí en el momento; esta operación se realizó en repetidas ocasiones…
Paramos en algunos pueblos donde la gente aprovechaba a subirse y se iban colocando por el suelo, así hasta que ya no entraba una sola persona mas tumbada; cuando paró en la primera villa entendimos porque no teníamos cristales en el vagón. La afición de los niños es tirar piedras a las ventanas para intentar alcanzar a alguien.

Dormir fue muy complicado, pues atravesamos un extenso desierto donde la temperatura es baja por la noche, y como no hay cristales en las ventanas entra muchísimo viento, a parte que los asientos no son muy confortables y el vagón se menea tanto que parece que descarrilamos en cualquier momento.

Siete kilómetros antes de la frontera el tren para en un sucio pueblo, basura por todas partes! aquí aprovechamos a despertar un poco, y pasear, ya que cada vez que paramos es por más de una hora.



Al continuar vimos a mucha gente corriendo con sacos por caminos secundarios alejándose de la frontera oficial, pero en ese momento no entendimos el porqué…
El proceso total de las dos fronteras nos llevó 4 horas, todo es lento, los policías se pasan el día mascando chat, registros absurdos…
La gente sigue siendo extraña y agresiva, cada vez que ven la cámara se ponen de los nervios gritando ¡no photo! Y en la frontera de Djibouti nos vimos envueltos en mitad de una pelea a base de palos y lanzamiento de objetos, en la que salimos ilesos de milagro.



Por estas alturas ya habíamos cumplido 16 horas de viaje, y tan solo restaban 80 kilómetros hasta la capital del país; pero de nuevo el tren se detiene unos pocos kilómetros más allá del borde en la localidad de Ali Sabieh. Desde las ventanillas vimos a una masa de gente corriendo con sacos hacia el tren, al llegar todo fueron gritos, la gente metiendo los sacos por las ventanas…Ahora entendimos lo de antes; los sacos contienen chat de contrabando, el cual pasan a Djibouti cruzando la frontera ilegalmente. No se puede explicar o describir un momento así, hay que estar delante para creerlo, viendo a toda esta gente “untando” a policías que llevábamos en el vagón, suponemos que al maquinista también ya que tiene que detener el tren para todo el asunto; pero lo peor es toda la gente peleando por el dinero, discuten y se gritan por conseguir mas y mas. El vagón se convierte en una pocilga, cada vez hay mas gente y los kilos y kilos de chat están envueltos en trapos mojados para su conservación, los cuales ensucian todo aún más.

Nosotros esperábamos llegar de mañana con todo el día por delante para hacer papeleos, pero tras esto ya nos olvidamos, cada vez que el tren para en un pueblo es una hora como mínimo; aparte de “el asunto” lo que hacen es desenganchar vagones para dejarlos en cada villa. En el siguiente pueblo había gente esperando parte de la mercancía, así que mas gritos y dinero para acá y para allá…
Y así se van sucediendo una serie de pequeñas y humildes villas en mitad de un vasto desierto cubierto de piedras volcánicas.



23 horas después de la partida del tren en Dire Dawa, llegamos a la ciudad de Djibouti; cuando aún estábamos en las afueras, la gente trataba de decirnos algo así como, que nos agachásemos, no entendíamos porqué hasta que escuchamos la primera piedra estrellarse en el vagón; ya lo habíamos visto en Etiopia pero aquí los niños están muy salvajes, lanzan piedras grandes con fuerza que pueden hacer una chapuza a alguien.

Ya de noche nuestro único objetivo era encontrar un hotel económico; después de ver como son los niños aquí, descartamos el dormir en la playa.
Preguntando a la gente llegamos hasta el Djibouti Hotel, famoso por ser el más económico de la ciudad (25€); salimos corriendo de allí! Intentamos preguntar a la gente por algún sitio económico donde no cobren una fortuna a los blancos; y al final encontramos la solución; en lugar de preguntar por un hotel barato, preguntamos por un hotel malo, malísimo. Un hombre se ofreció a llevarnos, le dijimos que no podíamos pagarle como guía, pero esto ya no es Etiopia y no quería nada de nosotros.
El hotel donde nos llevó era cutrísimo, claro, pero regateando acordamos con el dueño un precio de 2000 francos la noche (8€), con la condición de quedarnos 5 noches.

En Djibouti debemos olvidarnos del inglés, aquí todo el mundo habla francés por la gran influencia de Francia; aunque la lengua oficial es el árabe. El país es musulmán, pero nada estricto, en la noche vemos montones de pub y discotecas para el disfrute de la multitud de marineros de todo el mundo que atracan en el gigantesco puerto de Djibouti. El corazón de la ciudad llamado barrio europeo, quiere darse un aire francés pero no deja de ser una ciudad africana; pocos cientos de metros más abajo se encuentra el barrio africano, con la clásica vidilla de los mercados de frutas y verduras, entre los deteriorados edificios colonialistas.



La mañana siguiente nos hicimos con algo de dinero en el único banco que tiene conexión internacional, y pedimos información en la oficina turística donde no tienen ni idea de nada. Nos dieron una fotocopia de un plano de la ciudad, pero era tan antiguo que venían dos embajadas de Yemen, la del norte y la del sur, de cuando el país estaba dividido en dos!!!
Siempre que uno va a una embajada desea encontrarse gente agradable y que te hagan la vida fácil, y eso fue lo que íbamos pensando cuando estuvimos buscando la de Yemen. Fuimos afortunados, fueron muy amables con nosotros; el visado cuesta 40 US$ y es de un día para otro, pero era jueves y los viernes es fiesta; así que decidieron acelerar el procedimiento y hacérnoslo en 2 horas! Lo hicieron así porque saben que Djibouti es caro, y así podíamos marcharnos antes.

Estuvimos dudando si volar o navegar a Yemen, pero después de preguntar precios de vuelos…, fuimos volando al puerto. Fue todo muy fácil, un hombre al vernos preguntó si íbamos a Yemen, afirmamos, y nos mandó donde un viajero que estaba esperando barco también. Steven de Holanda llevaba esperando el barco desde ayer, (cuando se supone que debía partir); nos comentó que esta noche debería salir, y que no se sabe cuándo puede haber otro barco, al menos en los próximos 3 días no hay con seguridad.
No existe un barco de pasajeros regular de Djibouti a Yemen, sólo hay barcos de mercancías que transportan gente excepcionalmente; así que nos miramos…y dijimos: nos vamos! Djibouti es muy caro y nos iba a suponer muchos gastos, teníamos un barco a Yemen delante nuestro, no podía ser mejor.

Regresamos al hotel con la idea de sobornar un poco al dueño ya que habíamos acordado estar 5 noches, pero lo encontramos todo vacio, así que cogimos las mochilas y nos marchamos. Teníamos un margen bastante amplio y la ciudad no es muy grande así que hicimos un poco de turismo rápido caminando alrededor del puerto donde se encuentra el inaccesible palacio presidencial.



El barco salía a las seis de la tarde, pero esto es África y sabíamos que no sería así; pasamos la tarde con Steven en un restaurante etíope (recordando viejos tiempos), frente al puerto de Djibouti.



Intercambiamos nuestras historias…; Steven viene en moto desde Sudáfrica, pero no ha tenido muy buenas experiencias últimamente, estuvo en Kenia justo cuando hubo problemas, y en Sudán lo encarcelaron en dos ocasiones, normal que esté contento de salir de África.

Respecto a nuestra opinión del continente que dejamos atrás…no podemos generalizar mucho ya que han sido 4 países muy diferentes; Egipto mas que África es Oriente Medio; Sudán, un país de cultura árabe mezclado con África negra y con una gente maravillosa; Etiopia un paraíso natural pero con una gente muy cansina si uno quiere viajar independiente; y Djibouti un país que quiere, pero no puede, mucha gente viviendo en las calles y precios desorbitantes.



2 comentarios:

  1. Chavales!

    Por fin os leemos, Internet en Rusia era complicadisimo pero ya hemos llegado a Japon. Vaya vicisitudes que habes tenido en los ultimos dias! Por nuestra parte,acabamos cansados de Rusia. Japon parece mas agradable pero mucho mas caro

    Saludos!

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  2. La primera vez que veo algo de un viaje a Djibouti! me encanta leeros!

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