16 febrero 2009

DHAKA Y CHITTAGONG

En Barisal, nos acercamos al puerto del rocket con el atardecer; un chico que conocimos en la oficina de los billetes nos acompañó para ayudarnos y charlar con nosotros. Mientras esperábamos en la plataforma, al igual que siempre se hizo un gran corro alrededor nuestro, y cada vez que el chico venía a preguntarnos algo, el corro se acercaba más dejándonos sin espacio. Según él se acercan para mirar extranjeros, como si de un pasatiempo se tratase.
Tras una hora de retraso, este chico comentó sin mucha importancia que: -bueno, si el rocket no viene, podemos ir a un hotel y probar a venir mañana. En cuanto dijo eso, algo me dijo en mi interior que nos íbamos a quedar colgados, pero no fue así a los 20 minutos apareció en el horizonte del canal.
Nuestros billetes son de segunda clase, debido al bajo precio de éste decidimos no dormir en cubierta amontonados con la gente; por menos de 4 euros pasamos la noche en una habitación privada para los dos solos, fueron 12 horas hasta la capital bengalí, Dhaka, a través de una de las vías fluviales, de las 8.000km de ellas que existen en Bangladesh.


Media hora antes de atracar en Dhaka un fuerte olor corrompido, a desagües…nos despertó; era la bienvenida a esta gigantesca ciudad que produce tantas sensaciones diferentes.
El puerto es un gran caos lleno de basura por todas partes, afortunadamente tenemos un mapa por el que nos vamos guiando y buscamos algunos hoteles en la Vieja Ciudad, es la zona mas cercana al puerto y la mas económica de la ciudad.


Nos alojamos cerca de Golistan, el centro neurálgico de Dhaka, el caos de todos los caos; nada más llegar, como era pronto fuimos lo primero a los temas diplomáticos, acercándonos hasta la embajada de India a solicitar nuestra nueva visa para poder volver al país. En Golistan hay autobuses que van todas partes, y es muy fácil moverse, pero el tráfico de la ciudad es tal locura que nos llevó más de una hora llegar a la embajada; los autobuses están destrozados por los cuatro costados pues rozan entre ellos mientras luchan por pasar primero, en ocasiones se quedan enganchados con algún hierro.
La embajada India esta bastante bien, mucho mejor que la que visitamos en Irán; aquí por lo menos hay un mínimo de organización y un lugar especial para visas de pasaportes extranjeros. Lo único que no cambia es la antipatía de la gente; los indios en sí son muy suyos, (India es lo mejor del mundo); pero especialmente cuando tienen puestos importantes se vuelven insoportables. Solicitamos una nueva visa múltiple por 6 meses, y el hombre al ver que ya veníamos de India con otra visa de 6 meses se enfadó, nos exigió que le escribiésemos una carta a parte explicando el por qué solicitamos una nueva visa cuando ya venimos de allí. Cuando le entregamos todo, nos dijo de volver en 4 días mínimo, y que el cónsul ya decidiría por cuanto tiempo nos daría la visa, si es que nos la daban…
La visa de India es un tramite fácil, es raro que no te den una visa solicitada, y sabíamos que nos la darían, pero este hombre lo que trata es hacernos ver que estamos en sus manos, que nosotros no somos nada, el está por encima y nos controla…así funciona el tema.

Entre el tema del papeleo, y la vuelta en bus hasta nuestra zona se marchó el día sin darnos cuenta.
Los siguientes días visitamos el museo nacional, la zona de universidades y la vieja Dhaka; aunque muchas veces hemos escrito que lo que hemos visto es lo más caótico, lo retiramos, la vieja Dhaka es la mayor locura que alguien se puede imaginar; las calles principales, las cuales son bazares están repletas de vehículos, por supuesto los bici-rickshaw están siempre, pero aparte hay moto-rickshaw, coches, camiones, carros de bueyes con cargas que se desparraman por los costados, y otros vehículos extraños usados para el transporte, y que normalmente cargan a lo bestia.


Entre todo este barullo visitamos el fuerte de Lalbagh, el único lugar en Dhaka que tiene un precio especial de turista, de todas formas aquí no es caro; en el centro del fuerte se halla la tumba de la hija del príncipe que mandaba en la época, la muerte de la chica fue considerado un mal auspicio, en consecuencia no fue terminado; también hay una vieja mezquita y una sala de exposiciones. Algo curioso es que este sitio es el lugar de reunión de parejas, Bangladesh es un país musulmán, y eso de andar por ahí chico y chica sin estar casados está muy mal visto; aquí se veían por las esquinas, u ocultos bajo arbustos a las parejas acarameladas.


En la mezquita Hussaini Dalan, María se cubrió el pelo como de costumbre, pero en Bangladesh no son muy estrictos, ni siquiera es necesario hacerlo; al salir y quitarse el pañuelo del pelo, la gente se sorprendió, ellos pensaban que era musulmana; al ver que sólo lo hizo por respeto se mostraron muy agradecidos a la vez que asombrados.


El lugar más emblemático de Dhaka es el Ahsan Manzil, o el palacio rosa; está ubicado frente al bullicioso río, cerca del puerto donde llegamos el primer día.


La comida bengalí es poco variada y es algo que nos está matando; no hay restaurantes de una clase media, lo más accesible son los establecimientos normales de la gente local que en general son bastante sucios… la comida se puede tragar pero no es nada sabroso.

Al cuarto día de estar en Dhaka pasamos de pobres a ricos en un momento; un chico de CS, Nizam, nos contacto él mismo para invitarnos, (en CS se puede ver qué miembros están por alrededor que se han conectado últimamente) Aceptamos su oferta y nos fuimos al norte de la ciudad, Banani, el lugar donde vive la gente más adinerada, la zona diplomática y comercial.
Al llegar al área nos envió su chofer para recogernos e ir a la oficina de una empresa de ropa de deporte de la que Nizam es director. Desde el primer momento se mostró una gran persona; hacía tanto tiempo que no encontrábamos gente así que nos resultaba muy extraño; Nizam es una persona con curiosidades, quería saber sobre nuestro viaje, nos ofreció té, nos regaló ropa de deporte… increíble…y así, naturalmente salió la conversación sobre India, un país que rodea Bangladesh, pero con unas personas muy muy diferentes; Nizam nos explicó exactamente lo mismo que hemos visto durante los últimos meses, los indios viven realmente en su mundo aparte.

Nizam nos dejó el apartamento completo que tiene exclusivamente para sus huéspedes de negocios o CS; un apartamento de lujo junto a un lago con todo tipo de comodidades incluyendo televisión de plasma, DVD, cocina…demasiado; pero para nosotros lo más importante es que tenemos ducha de agua caliente; cuando esto nos ocurre es como fiesta, hacía más de un mes que no lo veíamos.


Efectivamente al cuarto día fuimos a la embajada y recogimos nuestro pasaporte con la visa que solicitamos; de regreso a la oficina de Nizam, su chofer nos comentó que nos estaba esperando en el Club de Golf, y allí nos llevó donde nos invitó a una buena comida; además nos pidió que nos quedásemos un día más para llevarnos a ver cosas, a lo que no nos pudimos negar.
Esa misma tarde fuimos al norte de la ciudad a ver el monumento de la liberación de Bangladesh, dedicado a los mártires que perdieron la vida durante la guerra; Bangladesh es el país más joven del subcontinente indio, obtuvo su independencia en 1971.
Durante los tiempos de la partición británica de India y Pakistán, se crearon dos estados según las mayorías religiosas, es decir, Pakistán de mayoría musulmana, e India de mayoría hindú; lo que ocurrió con el territorio que ahora es Bangladesh, es que había una gran mayoría de musulmanes, por lo que pasó a formar parte de Pakistán llamándose “Pakistán del este”, quedando un mismo país (Pakistán) separado en dos tierras por más de 1.500km. Obviamente con el tiempo la situación se volvió insostenible; el actual Pakistán sólo pensaba en su territorio, olvidando Pakistán del este (Bangladesh) y sólo recurriendo a él para explotar sus riquezas; aparte de querer imponer sus reglas como la de borrar del mapa la lengua bengalí y establecer el urdu como única lengua.
Todo ello terminó con una sangrienta guerra de unos 8 o 9 meses en la que se enfrentaron militares pakistaníes contra los civiles de “Pakistán del este” la gente de los pueblos empuño armas y lucharon por la independencia de su territorio que pasó a llamarse Bangladesh (país de Bengala) en 1971.


Regresando a casa, presenciamos nuevamente el caótico tráfico bengalí, es algo asombroso; la carretera de dos carriles (uno para cada sentido), se había quedado tan pequeña por la aglomeración de vehículos, que los coches comenzaron a hacer varias líneas en el sentido contrario. Aunque en nuestro sentido solo había una línea esto no impedía a los coches que nos adelantasen por la izquierda (recordar que aquí se conduce por la izquierda) El chofer de Nizam no fue menos y se metió por el arcén de tierra adelantando, y a su vez vimos otros que nos adelantaban a nosotros, algo fuera de lo común… Pasado un rato, el carril contrario ya se había desbordado, en la pequeña carretera habían creado como 6 líneas para circular, tantas que habían ocupado toda la calzada y los coches en nuestro sentido debíamos salirnos de la carretera por la tierra para poder circular. Al final llegamos sanos y salvos.

Finalmente el último día que pasamos en Dhaka, Nizam y su chofer nos llevaron a la antigua capital mongol de Sonargaon; la verdad es que no queda nada, ni siquiera una ruina de aquella capital; en su lugar se han construido parques y dos museos de historia donde la gente de clase media-alta se relaja en días festivos con la familia. Hay diferentes tiendas de souvenirs en las que destacan los saris (ropa de mujer tradicional del subcontinente indio) y pequeños establecimientos donde los fabrican manualmente.
Una vez más al regresar los autobuses rozaban contra otros al circular, en una ocasión el bus que iba junto a nosotros pasó rozando tanto entre dos vehículos que reventó todos los cristales traseros arrancando los marcos de las ventanas; pero no ocurrió nada, se bajó alguien a recoger los retorcidos hierros y siguieron camino con parte de los cristales colgando a punto de caer.


Bangladesh es el país más barato que hemos encontrado en el que viajar en las más altas clases es aún baratísimo; como fue el caso del barco, o ahora el caso del tren que tomamos en dirección a Chittagong. Al no haber billetes de clase económica, sólo nos quedaba la opción de primera clase el cual eran 3,5€ por 7 horas de viaje; de cualquier manera, la primera clase es casi peor pues acostumbran a poner el aire acondicionado tan alto que hace muchísimo frio y hay que abrigarse con cazadora.

De todas formas, aunque sean “altas clases”, no quita que continúe la desorganización; el chofer de Nizam nos llevó hasta la estación para tomar el tren a las 8:00am, pero éste se retrasó 4 horas, en las que tuvimos que escuchar las diferentes versiones de lo que ocurría sin ninguna tener sentido.


Aquí conocimos a Regi un australiano de origen bengalí, lleva desde los 10 años de edad en Australia, su familia inmigró durante la guerra de independencia; fue muy interesante ver su punto de vista sobre Bangladesh teniendo en cuenta que nació aquí pero su mentalidad es totalmente occidental. Según su opinión, (y la nuestra también) pasarán 100 años y este país habrá dado un paso muy pequeño; la corrupción está en el día a día en cualquier lugar, las personas crecen según lo que han sido sus padres, un hijo de un agricultor será siempre agricultor y muy pobre; en Bangladesh casi no existe clase media, los ricos se enriquecen y los pobres cada vez son más población y más pobres.

El retraso del tren nos hizo llegar de noche y tarde a Chittagong; en la estación aguardaban un amigo de Regi y su hermano que vive en Londres y tiene un piso en Almería; fueron muy amables con nosotros e insistieron en llevarnos en coche a buscar hotel a pesar que la zona de hoteles estaba a 2 minutos de camino.
Fui con uno de los hombres a preguntar en varios hoteles, pero nos llevamos la sorpresa de que aquí necesitan un permiso para alojar extranjeros y no dejaron quedarnos; al final convencimos a los chicos de irse pues tenían una boda y seguimos nosotros con la búsqueda hasta dar con un agujero de los nuestros.

Chittagong es la ciudad de la que todo el mundo habla en Bangladesh, como lo mejor y más moderno; también es la segunda ciudad en población del país; pero a nosotros no nos ha impactado en absoluto, nos ha parecido una ciudad de lo más normal sin mucho interés, únicamente y como siempre nos quedamos con la calidez de los habitantes.


Otro tema de papeleo nos ha traido aquí; para visitar el area de las colinas en la parte este, (Rangamati), necesitamos un permiso especial, que aunque es gratuito nos llevó toda una mañana hacerlo. Este permiso es debido a que el área esta protegido, sus habitantes pertenecen o pertenecieron a diferentes grupos tribales; además esta zona es a veces conflictiva debido a los rebeldes independentistas del estado de Mizoram en India quienes cruzan la frontera ilegalmente para armar escándalos. Mizoram es uno de los estados a los que no podemos acceder porque no nos dan permiso en India.

Siguiendo la costa al norte de Chittagong se halla un polémico lugar, llamado el “quebrantamiento de barcos” Los barcos que ya nos sirven son llevados aquí donde son rotos en piezas por trabajadores sin ningún tipo de maquinaria pesada; es todo manual.
Greenpeace ha estado muy volcado aquí porque se dice que las condiciones de los trabajadores son inhumanas, quieres desmantelan barcos únicamente con la fuerza humana, puede que sea cierto; pero también lo es, que esta gente es lo único que tiene para ganar un dinero y llevarse algo a la boca, en este lugar hay miles de empleados.

Para acceder a este lugar no es nada fácil, tomamos un par de autobuses y luego caminamos hacia el área, pero nos recibieron con una rotunda negativa a dejarnos pasar, sólo nos decían “¡no permiso, no permiso!” Probamos en otra entrada y lo mismo; al final fuimos rodeando el alto muro, pasando atraves de una villa y encontramos un lugar abierto. Nos fuimos acercando con recelo, en principio parecía no haber gente, pero al llegar comenzamos a ver varias personas, a quienes saludé efusivamente para intentar caerlos bien; fue fácil, eran gente muy maja, y no les importó que echásemos un vistazo o incluso hicieramos alguna foto; pero al cabo de un rato uno de ellos que era de seguridad, amablemente nos estaba haciendo entender que debíamos irnos pues si alguien importante vendría, íbamos a tener problemas.



El robo es una cosa que siempre la hemos tenido como probabilidad desde que salimos de casa hace casi dos años; siempre hemos estado pendientes y con cuidado para evitar que ocurra, de todas formas recordemos que hemos sido víctimas de ello en dos ocasiones, calcetines y toalla en Suiza; y el teléfono móvil en Egipto; además de dos intentos fallidos en Rumanía; afortunadamente ambos casos fueron cosas insignificantes.
Aunque siempre hemos estado preparados para ello, cuando ocurre un robo siempre entra una pequeña bajada moral, una rabia e impotencia, y cuesta un buen rato aceptarlo; saber que alguien hurgó en tus cosas, violó tu intimidad y te arrebató algo tuyo…
En Dhaka preparando las mochilas para irnos, María vio que la faltaba su cazadora (una buena, resistente al agua, con la que comenzó el viaje) y el bikini. Rápido comenzaron las conjeturas de qué persona habría robado esto, que alma enferma concretamente había robado un bikini que aquí las chicas no pueden utilizar. Todo apunta a Barisal, donde dejamos las mochilas en recepción para hacer tiempo y coger el barco; cuando dejamos las mochilas así nunca nos preocupamos pues al llevar lo más importante encima, siempre pensamos: -¿qué van a llevar?…pues no hay nada de valor; pero realmente lo hay, no es el valor económico, si no el valor de las cosas de nuestra pequeña casa que usamos en el día a día.
De todas formas más rabia aún entra cuando no se puede hacer nada pues tampoco podemos saber 100% que fueron estas personas; jamás lo sabremos, lo único que queda es resignarse y pasar página, aunque duela, de nuevo a sido un rodo menor, podría haber sido mucho peor.

2 comentarios:

  1. bueno, mira que me preguntaba si no os habían chorizado en el viaje y fíjate que hoy leo esto.

    teniendo en cuenta que podrías haber cogido malaria, infectado con algún hierro, bicho raro, infecciones gastrintestinales... un bikini, una cazadora y el bajín moral no es mucho.

    kemen el payaso

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  2. Siento el robo, No es el valor económico de lo sustraído sino el bajón de pensar que alguien se aprovecho de vosotros. Änimo

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