05 junio 2009

LAS ALTAS CARRETERAS DEL HIMALAYA

De vuelta en Leh tras los días en el Valle de Nubra nuestro deseo era bajarnos de las altitudes de Ladakh, hacia Manali y así ir poco a poco hacia Pakistán, pero la carretera que conecta Leh con Manali es una de las más complicadas del país, y permanece cerrada casi todo el año a excepción de los meses de verano.
En Pakistán tenemos planes de ir al Karakorum, es decir muy cerca del Valle de Nubra, pero debido a que toda frontera aquí y Cachemira está cerrada, debemos dar una enorme vuelta de más de 1.000km para poder llegar.
Desde que volvimos a Leh no hicimos más que preguntar una y otra vez por la dichosa carretera, unos decían que estaba cerrada, y otros habían escuchado rumores que podía estar abierta.
La única forma de pasar por ella en estas fechas es en jeep, así que nos acercamos a la parada de jeeps ladakhís, pero son demasiado caros. Preguntando descubrimos donde llegan los jeep que vienen de Manali, fuimos para allá y nos encontramos que acababa de llegar la primera remesa de jeep, y como éstos han de bajar de todas formas, los precios son más asequibles; estuvimos negociando con un chico, y nos dejó el viaje en 1.000 rupias (15€) cada uno, pero realmente el jeep estaba vacio y era como un coche privado para los tres.

El viaje es un poco de locos, partimos a las dos de la madrugada, lleva 18 horas llegar a Manali, sin parar a dormir y con el mismo conductor sin parar; además somos los primeros que bajan de Leh por la recién abierta carretera que atraviesa cuatro enormes puertos de montaña, entre ellos el segundo más alto del mundo tras el Khardung La.

A la una y media nos presentamos donde los jeep, y en un principio tuvimos muy buena impresión pues bajamos un grupo de jeep, en el que unos se ayudan a los otros, y además daba la impresión de que nuestro conductor era el más veterano y el que organizaba todo.
A los cinco minutos de salir nos detuvimos un momento en mitad de la carretera y los otros vehículos nos adelantan, estrellándose el último contra un poste eléctrico; el conductor nos comento que eran los novatos, para así quedarnos más tranquilos.
Poco más adelante y aún de noche cerrado, tuvimos un pinchazo, pero fue increíble la cooperación de todo el grupo, en menos de cinco minutos estábamos de nuevo en marcha; la verdad es que también hacía tanto frio que se darían prisa en cambiarla.

Antes del pinchazo el conductor nos dio una manta a los tres, que al principio rechazábamos, y que mas tarde no nos era suficiente.
Con el amanecer estábamos coronando el Taglang La (5.328 metros) el segundo puerto de montaña transitable más alto del mundo; a ésta altitud y con la primera luz del día, la temperatura era muy muy baja, no sabemos cuánto pero bastantes grados bajo cero.
De nuevo como en Khardung La, vemos formas extrañas en la nieve provocadas por un lento deshielo; lo malo es la carretera que en ocasiones es una pista de hielo, absolutamente todo está congelado.


Bajando el puerto, encontramos una gran llanura a mucha altitud, es el comienzo del valle de Rupsu; un lugar muy especial en el que se mezclaban colores como el blanco del hielo, con la hierba amarilla; donde habita gente nómada en sus tiendas que comienzan a asentarse con la llegada del “buen tiempo” (seguíamos a varios grados bajo cero). Tuvimos mucha suerte de divisar algún animal autóctono como marmotas o el curioso burro salvaje.


Tras la llanura descendemos un cañón hasta el asentamiento de Pang, donde hicimos nuestra primera parada para comer, y donde a pesar del frio vimos los primeros rayos de sol en la mañana.


Ya con la luz del día, todo fue un espectáculo visual; montañas nevadas y rocosas gigantes por las que descienden cataratas que no han soportado las bajas temperaturas y aparecen en forma de hielo; debido a las enormes alturas por las que circulamos, casi sin darnos cuenta cruzamos el Lachlung La de 5.060 metros de altitud.


Tras un buen rato circulando cómodamente sin hielo y nieve, nos encontramos los primeros vehículos de frente, los jeep que van hacia Leh. Tras esto nos acercábamos al puerto más complicado de toda la carretera, el Baralacha La (4.950 metros) un mar de nieve y hielo en el que sólo se aprecian unas líneas no nevadas que son la carretera que tenemos por delante.
Desgraciadamente en el punto más complejo fue donde encontramos más vehículos circulando en sentido contrario y la carretera no era lo suficiente ancha como para dos vehículos, por eso en muchas ocasiones permanecimos retenidos mucho tiempo mientras la gente con palas quitaba el hielo intentando hacer la carretera más ancha.


Nosotros aprovechamos el momento para disfrutar del maravilloso entorno; un lago de hielo, y el pasadizo de bloques de hielo por donde discurre la carretera, donde cuelgan espectaculares estalactitas de hielo.


A pesar de la dificultad, de una carretera cubierta por completo de nieve en alguna ocasión, de las maquinas quita nieve…conseguimos pasar el Baralacha La y rápido descendimos hacia lugares que nos sorprendieron por su naturaleza, pues ya nos habíamos hecho al paisaje desértico de Ladakh. Con el Baralacha La ya estamos de nuevo en el estado de Himachal Pradesh y dejamos el de Jammu y Cachemira.


Entre las horas 12 y 13 de viaje fueron las peores, pues acabábamos de parar a comer de nuevo; nosotros no comimos (de haberlo hecho hubiésemos dormido los tres, pues ni siquiera nos acostamos para hacer este viaje); al contrario del conductor que sí comió y claro después le dio “la pájara” Precisamente estábamos circulando por una zona un tanto delicada, con un gran precipicio a nuestro lado, y en dos ocasiones al hombre se le cerraron los ojos; íbamos conduciendo los tres vigilándole, y finalmente le dijimos que parase a dormir pues se estaba jugando la vida de todos.
En Darcha nos detuvimos a mostrar los pasaportes y el conductor dijo que ya se encontraba mejor así que continuamos.

El escenario es muy diferente ahora, las montañas están llenas de vegetación; pasamos por Keylong, un pueblo muy bonito con montañas nevadas de fondo. Este entorno se repitió hasta la siguiente parada para el registro, en Gramphu, donde la carretera continua hacia el valle del Spiti, o sube empinada hacia el Rohtang La.


La subida fue en zigzag por la ladera de la montaña, pasando junto a grandes bloques de hielo que con el deshielo se forman barrizales y enormes charcos de agua.

En nuestro anterior viaje ascendimos hasta éste mismo puerto desde la parte de Manali, y observamos las grandes montañas del Himalaya, de las que ahora venimos. En aquella ocasión había muy poca nieve; así que teníamos un recuerdo muy diferente a ahora donde la carretera circula entre dos paredes de hielo de varios metros de grosor.
Y en la misma cumbre las tiendas resisten las extremas condiciones climatológicas, entre un barrizal que había atrapado un camión a punto de volcar.


El descenso fue con los pelos de punta, Manali se encuentra a tan sólo 51 kilómetros del total que haremos de 475 km; y claro el hombre ya tenía ganas de terminar la jornada; fuimos bajando en plan rally mientras vimos algún camión caído por los precipicios.
A elección nuestra el jeep no nos llevó a Manali, si no que nos quedamos 3km antes en la villa de Vashisht; según pisamos tierra dimos gracias por haber sobrevivido a esta locura de viaje de 18 horas; lo más increíble es que este hombre volvería a Leh dos días más tarde y regresaría de nuevo, y así posiblemente por el resto del verano…

Vashisht es un lugar pequeño, tranquilo si no fuera por la gran cantidad de turistas que en su mayoría llegan para disfrutar de los productos que ofrece la naturaleza en todo el entorno. En toda esta área el cannabis crece salvaje y muchos de los habitantes tienen trabajos alternativos cultivando, recogiendo y vendiendo a los extranjeros una de las mejores calidades de hachís del mundo, que se extrae frotando la parte de arriba de la planta con las manos, extrayendo así toda la resina; lo cual se le llama “charas”.


En Vashisht hay varios templos hindús, uno de ellos tiene unas termas naturales a las que fuimos a bañarnos un día. Djamel y yo fuimos a la sección de hombres convencidos de pasarnos el tiempo muerto metidos en las calientes aguas; lo que no sabíamos era que el agua es tan tan caliente que no podíamos aguantar más de 15 segundos sumergidos, lo peor eran los pies que no podían soportar la alta temperatura y terminaron rojos enteros.


La mayoría de los días bajamos caminando por atajo hasta Manali, un atajo agradable, cruzando un arroyo, y viendo los lagartos corriendo para todas partes.
María tenía problemas con una muela y visitamos el hospital público, donde la hicieron una revisión gratuita y una radiografía de las muelas por 20 rupias (0,30€)
El problema de la muela no era sencillo y tuvimos que visitar otro hospital de más categoría donde la repararon la muela en varias sesiones durante tres días, quedando perfecto.

Ya desde Leh, Djamel nos prometió que nos invitaría a una comida antes de despedirnos; así que en Manali nos llevó a un restaurante bueno, y nos pusimos a tope de pollo tandoori, pollo tikka, pollo curry y arroz; todo pollo después de mucho tiempo sin comer carne. ¡Gracias Djamel!

Uno de los pocos días que pasamos por completo en Vashisht nos fuimos los tres a hacer una larga caminata a un lago y cataratas (lo que no sabíamos es que era una marcha de dos días) Atravesamos un bosque llegando a un lugar sagrado casi al pie de una gran cascada, y luego ascendimos por el camino de cabras como de costumbre, en vez de tomar la ruta normal, y llegamos a la base de la primera caída de dicha cascada, la cual pasamos Djamel y yo por detrás a través de un pequeño sendero embarrancado.


Poco más adelante encontramos una explanada con grandes vistas del valle de Kullu, y allí fue donde nos quedamos atrapados…por la gran belleza y tranquilidad del entorno.


La última tirada dura de autobuses hasta Pakistán, es la siguiente hasta Amritsar; desde Manali hay, o había, un bus directo de 15 horas, pero ha habido una serie de revueltas incomprensibles a raíz de la muerte de un líder sikh en Austria; estas revueltas consistían en incendiar autobuses de Himachal Pradesh que viajaban a Punjab, con la gente dentro (aunque todos consiguieron escapar) por lo tanto los buses estaban cancelados y tuvimos que viajar por la noche hasta la ciudad de Chandigarh, donde enlazamos con un autobús al Punjab, y con otro más hasta Amritsar, justo donde todo comenzó en India, donde llegamos hace 9 meses…

Localizamos el mismo hotel donde nos alojamos la otra vez, y pedimos al dueño la misma habitación, pues a pesar que no era una maravilla y que tenemos las vías del tren tan cerca que parece que pasa el tren por dentro del cuarto; disponemos de wi-fi gratuito y así podemos ponernos al día con todo lo de internet.

Estando una vez más en Amritsar no pudimos resistirnos a regresar al Templo Dorado, el centro sikh mundial; pero esta vez no sólo caminamos y observamos la vida de los fieles, quisimos probar a ir al comedor comunitario donde se da de comer gratuitamente a todo el mundo que vaya, sin importar la casta, religión…
Cuando entramos, una persona nos dio una bandeja, el siguiente un cuenco… junto a una gran multitud nos indicaron donde sentarnos en el suelo en unas alfombras estrechas colocadas paralelamente, y otros hombres fueron pasando echándonos la comida; lentejas, arroz, chapati y agua; en un principio vino el hombre con el chapati y yo iba a cogerlo pero no me lo daba, hasta que alguien me indicó que debía colocar las manos juntas con las palmas hacia arriba. En la salida, voluntarios recogen y friegan los cacharros.


Tras un paseo más por el mágico templo, nos alejamos despidiéndonos de India definitivamente (en este viaje); y preparándonos para regresar a un país que tanto nos gusto, Pakistán.


Este fue nuestro recorrido en toda India

5 comentarios:

  1. Desde Torrelavega ¡ánimo! pedazo de viaje que llevais...
    Silvia

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  2. ¿Cómo es qué volvéis a Pakistán? Si hay mucho para el otro lado!

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  3. Me he encantado volver a saber de nosotros, al recordar este blog.

    Soy Shaggy, del foro de Lujuria, no sé si os acordaréis de mi (uno que hacía dibujicos, jeje)

    Con vuestro permiso, os enlazo a mi blog :P

    ¡Un abrazo, y mucha suerte!

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  4. Sigo flipando con este blog, con este viaje y con vosotros. Mi más sincera enhorabuena por haber elegido vivir vuestra vida de una manera sincera y acorde con vuestros principios. Lo dicho, os deseo salud para seguir disfrutando de la aventura. Lidia

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