14 agosto 2009

EL GRAN BUDA

La provincia de Shaanxi nos recibió lloviendo a cantaros, y nos despide lloviendo aún más. Dejamos Xi’an en tren, esta vez con literas y no un simple asiento; la comodidad, limpieza y organización del transporte chino no deja de sorprendernos.

Después de haber comido una excelente comida china en las semanas pasadas, catamos por primera vez en el tren la comida típica de Sichuan, la provincia a la que nos dirigimos; una comida conocida por su picante, que es realmente exagerado, y generalmente muy aceitosa.

Tras 16 horas de tren llegamos a la capital de Sichuan, Chengdu, donde hemos hecho una nueva quedada con nuestros amigos Jan y Alex; ya contamos que dejaron su caravana en Nepal para viajar con la mochila por el Sudeste Asiático, en su regreso a Nepal a través de China estaba claro que no podíamos perdernos un encuentro mas en nuestros viajes.

Ellos habían dejado una habitación reservada para nosotros, así que llegamos a tiro hecho, seguido nos encontramos con ellos para el desayuno y descargamos todas nuestras ultimas aventuras; a nosotros nos venía muy bien pues Jan y Alex vienen de dónde iremos más tarde nosotros.

Pasamos todo el día por Chengdu, una gran ciudad moderna; primero mientras las chicas hacían las compras, Jan, Jose y yo fuimos a visitar el Templo de Wenshu, situado en una calle de edificios tradicionales reformados, o quizá nuevos, lo cual pierde bastante encanto en comparación con Xi’an. Pero el templo budista de Wenshu es bastante bonito, de una estructura muy similar al templo taoísta que visitamos en Xi’an; consistiendo en varios templos seguidos uno tras otro, con el incensario delante, donde los fieles colocan varillas después de haberlas prendido y movido arriba y abajo entre sus palmas hacia los cuatro puntos cardinales.


Las chicas se unieron a nosotros para tomar un té chino en una tetería del templo; el té chino consiste en un vaso con hierbas de té, por el que se paga en relación a su calidad; después un hombre pasea de continuo con una tetera de agua caliente sirviendo al personal una y otra vez; con las mismas hierbas uno puede tomar multitud de té hasta que pierda su sabor.

Jan y Alex se quedan en Chengdu con You, una chica de CS, de esta forma se han enterado de una tarjeta llamada “Panda” que vale sólo 1 Yuan y con la que obtenemos diferentes descuentos; aprovechamos este día para ir a comprarla mientras conocimos un poco la ciudad de grandes y nuevos edificios.


Nuestros amigos también nos hablaron de un lugar donde se puede comer ranas; yo tenía bastante interés en comer rana, así que nos acercamos; las tenían en la calle en redes esperando ser cocinadas, pero creo que no era posible comer sólo una; la chica del restaurante llamó a una amiga que hablaba inglés y me dijo de cocinar 3 kilos de ranas para todos, pero al final nada porque resultaba caro comer sólo una, y el resto del grupo tampoco tenía mucho interés en devorar anfibios.

Cerca paseamos un rato por el “Parque del Pueblo” donde los habitantes demuestran sus habilidades de canto, baile…para el resto de personas que quieran verlo.

Jan y Alex esperaron nuestra a llegada a Chengdu para hacer juntos una marcha por Emei Shan, (montaña Emei) una de las cuatro montañas budistas más importantes de China.
Para ir más cómodos, You guardó nuestras mochilas grandes en su casa, lo cual es un alivio, para no tener que llevarlo todo.

La entrada a la montaña es bastante cara, por eso estuvimos dando vueltas al principio para ver cómo evitarlo, pero fue bastante complicado. Subimos en autobús hasta Wannian y compramos allí los tickets, María y yo obtuvimos 50% de descuento con el útil carnet de estudiante; Alex, al no tenerlo mostró su DNI y coló por estudiante, y Jan al no tener nada, le presté mi DNI, con lo que obtuvo la reducción del 50% también…

Con el teleférico adelantamos un buen trozo comenzando la marcha a 1.020 metros de altitud; todo el camino son escaleras, con las que subimos mucho desnivel en poco tiempo, lo cual no deja de ser duro, y más con el gran porcentaje de humedad que hay en el ambiente que nos hace estar empapados de sudor.


El tiempo está nublado, pero de momento lo más interesante es la pequeña fauna que habita el lugar; las chicharras no cesan de hacer un estridente ruido en las ramas de los árboles, los diferentes tipos de araña crean telas muy extrañas como una que en el centro había tejido una X más tupida, quizá para atraer más a su presa; las mariposas, de muchos colores diferentes llegan a tener grandes envergaduras, a parte se ven todo tipo de insectos como orugas, saltamontes gigantes, libélulas, incluso una curiosa rana que hacía un sonido hueco como el golpeteo de un tubo, o una cuerda desafinada; todo ello entre una tupida vegetación.



Tras un par de horas llegamos al templo Xixin a 1.460 metros, donde ya las nubes no dejaban hacer fotos ni de cerca.
Con otra fuerte subida aparecimos en el templo de Chu y poco más arriba llegamos al destino que nos habíamos propuesto para hoy, Huayan, a 1.860 metros. El sitio nos pareció muy agradable y negociamos los precios de las sencillas habitaciones, antes del anochecer las nubes cayeron para dejarnos ver levemente la cumbre de Emei con su templo en la cumbre y los grandes acantilados de la montaña.


La comida del restaurante no fue una maravilla que digamos, demasiado “chino” y aceitoso como suelen cocinar en Sichuan, pedimos unos huevos de pato que no pudimos comer por el fuerte olor que desprendían al abrirnos, supuestamente estaban buenos, pero siempre nos quedará la duda…

A la mañana siguiente me levante a las 6:00 con la esperanza de ver el mar de nubes por el que es conocido Emei Shan, pero en su lugar me encontré tan sólo una espesa niebla acompañada de lluvia.

Seguimos caminando con la idea de no subir, sino ir bajando viendo templos, para ello debíamos ascender durante un rato, pero fuimos continuando por las escaleras y nos pasamos el cruce, cuando nos dimos cuenta estábamos cerca del Estanque del Baño del Elefante a 2.070 metros de altitud, con lo que tomamos la decisión de seguir más arriba, ya que estaba lloviendo y si habría algún lugar sin lluvia sería por encima de la nube.
Pero no tuvimos suerte, llegando arriba el camino pasa junto a los precipicios donde se podría ver el vacío a nuestro lado, pero tan sólo nubes ocupaban estas vistas.
Al terminar en Leidongping (2.430 metros), esperamos la evolución de las nubes por si despejaba, pero al final tomamos un bus de vuelta abajo, a Baoguo.


Mientras comíamos arriba en un restaurante bromeamos sobre costumbres chinas; una que llama mucho la atención es el hábito a gritar para hablar; se dice de los españoles pero los chinos nos superan en dar voces, parece que están enfadados con la persona que hablan; pero lo más de lo más es cuando hablan por el teléfono móvil, es tal el volumen que no necesitarían teléfono…

A la mañana siguiente nos separamos, Jan y Alex regresaron a Chengdu porque ellos ya habían estado en Leshan, que es donde nos dirigimos.
En Leshan se encuentra el Buda más grande del mundo, éste está ubicado en la orilla de la confluencia de los ríos Dadu y Min, un magnifico sitio frente a la ciudad de Leshan, pero el tiempo es realmente horrible, además de la lluvia una espesa niebla se cierne sobre todo el lugar impidiendo disfrutar de unas buenas vistas.

El Buda se halla en un bonito complejo de templos y paseos junto al río; para empezar vimos una fuente la cual está cercada por la cola de un dragón y al otro lado sale la cabeza con las garras que es de donde mana el agua.


Junto al Buda visitamos un interesante templo budista con muchas figuras de personajes a los lados del reciento; éstos personajes tenían caras muy extrañas, algunos incluso deformados, o con las cejas tan largas que parecían antenas, otros enredándose en las orejas, o incluso arrancándose una cara deforme falsa y apareciendo la suya, muy extraño…


De aquí pasamos al plato fuerte; un Buda sentado de 71 metros de altura construido en un precipicio; desde donde nos encontramos tan sólo vemos su enorme cabeza con sus orejas de 7 metros de largo, a un costado hay una empinada escalera por la que bajamos zigzagueando obteniendo cada vez mejores vistas de todo el Buda, apareciendo sus enormes manos sobre las rodillas, y más tarde los pies, los cuales miden 8,5 metros de ancho. Una vez abajo es difícil describir la grandeza de tal monumento, la cabeza queda tan lejos que con la bruma se ve difuminada, y tomar una fotografía de todo el Buda no es tan fácil, la mejor vista sin duda sería desde el río en un día despejado.


Caminamos junto al río por un bonito paseo, hasta llegar a las cuevas de Mahaoya, pero más bonito que esto es el puente que conecta la tierra firme con Wuyou Shan; difuminado con la niebla es el típico estilo de puente chino que estaba en mi mente, con pequeñas torretas de tejadillos con puntas hacia arriba que no les falta detalle, la calzada empedrada de piedra y muy curva uniendo una torre con otra. Los pilares que llegan al río son atravesados por dragones, viéndose la cabeza por un extremo y la cola por el otro.


Parecía que no había terminado lo de subir escaleras…escalamos unas cuantas más hasta llegar al templo de Wuyou Shan, donde cabe destacar uno de los templos el cual contenía figuras de personajes, nuevamente muy curiosos ocupando todas las paredes en todas partes del templo, en el centro se hallaba un Buda con multitud de brazos y en la entrada otro Buda montado en un pavo real.


De vuelta a Chengdu nos encontramos con Jan y Alex, para cenar juntos y despedirnos por octava vez en nuestros viajes; es curioso como con nuestros diferentes planes hemos coincidido tantas veces; esta no será la última por supuesto…

Pasamos en Chengdu varios días más sin poder hacer mucho debido a la lluvia, por primera vez en el viaje nos ha cogido la época de lluvia que nos preocupa seriamente para ver cuáles son nuestros siguientes pasos en China.

La tregua que nos dio el monzón en una tarde, la aprovechamos para salir a un área comercial donde los chinos pasean, van de compras y consumen en cadenas de comida rápida. Las tiendas de ropa parece que lo regalan, están siempre a rebosar, y algunas de más categoría tienen una chica con un vestido en el expositor, en lugar de un maniquí.


Un tipo de comida rápida que a nosotros nos gusta son unos puestos callejeros donde preparan pinchos de calamares, carne, pollo…a buen precio y riquísimo, a no ser que te confundas y pidas equivocado un pincho de vísceras como me pasó a mí.
En otros puestos se puede comprar todo tipo de comida como cabezas de conejo y pato, rabos, patas de gallina y pato, lenguas, y todas las vísceras de estos animales por separado.
La noche anterior en un restaurante vimos también fotos de tortugas cocinadas de diferente forma, un nuevo animal que se une al menú chino; por desgracia no lo tenían y no pudimos probarlo…


Cerca de esta área de grandes edificios modernos y puentes peatonales sobre la carretera, hay una farmacia con más de 260 años de antigüedad donde se pueden encontrar productos de medicina china usados durante milenios. Desde plantas, raíces, hongos, hasta cuernos de reno, lagartos, serpientes, caballitos de mar, gusanos…y una infinidad de productos que a veces alcanzan desorbitados precios como un set de hongos en una cajita por el módico precio de 2.500€.

Cuando por fin amaneció un día sin lluvia aunque muy nublado, nos decidimos a ir a la tarea pendiente que teníamos en Chengdu; visitar el Centro de investigación para la cría del Panda gigante, a cual entramos gratuitamente con la tarjeta Panda.

Este animal es el símbolo de China, se encuentra en fotos por todas partes; es un animal muy antiguo, sensible y en peligro de extinción; tan protegido que su asesinato está condenado en China con pena de muerte para el criminal.

Visitamos varias áreas, primero la de los adultos quienes pasan el día comiendo bambú; el bambú es la dieta base del Oso Panda, debe ingerir al día 25kilos de esta planta. Para arrancarla y elegir las hojas lo hace mediante el extraño pulgar del que carecen la mayoría de los mamíferos.



Caminando por el parque aparecimos en un lago donde se acercaban grandes peces cuando echábamos algún trozo de comida; la concentración de peces fue tal que al echar más pan se subían unos por encima de otros luchando para conseguir el trozo; unos peces muy extraños.


Más tarde vimos los cachorros pandas, éstos más juguetones colgándose de los árboles, tirándose y rodando por el suelo.


Tras unas vitrinas tuvimos la oportunidad también de observar unas crías de panda, las cuales son muy pequeñas, feas y con los ojos cerrados; en el mismo edificio los turistas se hacen fotos con un panda en brazos, lo cual les cuesta 115€…

Por último pasamos por el recinto de los pandas rojos que también habitan en Sikkim y Nepal, pero no pudimos verlos en aquella ocasión.

1 comentario:

  1. Hola pareja,
    Soy Gorka, de Gipuzkoa, no me conoceis pero llevo unos meses siguiendo vuestro viaje por el blog y la verdad, me esta gustando mucho.Enhorabuena por haberos animado a hacerlo y suerte en lo que resta de viaje...
    Yo por mi parte llevo unos meses por sudamerica y me apetece ir para asia algun dia.
    Un abrazo
    gorka

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