06 octubre 2010

BALI Y LOMBOK

La simpatía y buen carácter de los habitantes de Banyuwangi terminó en el momento que empezamos a usar medios de transporte, precisamente aquellos que nos acercan a la isla de Bali.
El conductor del bemo que nos llevó hasta Ketapang nos cobró el doble de lo acordado quedándose con el cambio; al final le hacen a uno ponerse de malas para que se den cuenta que no somos tontos.

Ketapang es el pueblo donde se encuentra el ferry que sale cada media hora para cruzar los tres kilómetros y medio de mar que separan Java de Bali.

Ya en tierras balinesas, tomamos un bus desde Gilimanuk a la capital Denpasar; y una vez aquí, más sorpresas; nadie sabe nada de los bemos compartidos que van a la estación de Batubulan, nadie quiere ayudarnos, y tras más de una hora buscando y parando a todos los bemos que pasaban, no tuvimos más remedio que coger un taxi. El taxista fue de la gente más legal que encontramos; tenía razón cuando nos dijo que a estas horas (ya por la tarde y además en Bali es una hora por delante de Java), quizá no habría bemos a Ubud. Nos paró en la estación de Batubulan y efectivamente el bus estaba vació y debía llenarse para salir; como los bemos tienen precio de turista, al final nos costó casi lo mismo irnos con el taxista hasta Ubud que nos hizo precio de 100.000 Rupiah (8,5€) desde Denpasar.
Once horas más tarde desde que salimos de Banyuwangi, llegamos a Ubud en un gran diluvio.

Ubud se encuentra más o menos en el centro de Bali, a unos 500 metros de altitud; todos los turistas que no habíamos visto en Sumatra o Java, están aquí. Bali es uno de los sitios más turísticos de Indonesia (o el que más); todo es más caro, la comida es el doble de precio, pero el alojamiento (aunque es más caro) es muy bueno; encontramos un cuarto por 70.000 Rupiah, muy grande y limpio, con baño; y con desayuno incluido que nos era traído cada mañana al porche de nuestra habitación, que a la vez se encontraba entre jardines y con el templo de la casa enfrente. Para nosotros, un lujazo.

Bali es una isla totalmente diferente a lo anteriormente visto en Indonesia; a ella llegó el pueblo hindú sobre el año 100 a.c. y dejó tan marcada su cultura que hasta día de hoy es una isla de religión hindú entre islas puramente islámicas. Conservan hasta el sistema de castas, aunque mucho menos estricto que en India, y tienen sus propias ceremonias, rituales, tradiciones y sobre todo, son extremadamente supersticiosos.
Cada mañana mientras desayunábamos en el porche, una señora mayor pasaba con una bandeja y nos ponía un trozo de hoja de platanera con un poco de arroz encima, para así protegernos de los malos espíritus, ya que estando en la primera planta es más fácil ser “afectados” por ellos. El trocito de platanera con arroz, no es nada en comparación con los elaborados recipientes también hechos de hoja de platanera, que contienen flores, incienso, galletas y otras ofrendas para protegerse o para tener más suerte o más fortuna en el negocio… Estas ofrendas son colocadas en todas partes, sobre las motos para evitar accidentes, en la puerta de cada negocio, en los menús de los restaurantes para así atraer al cliente; por supuesto en los templos y sobre cada escultura de ellos; completamente en todas partes, así que mientras se camina es muy fácil pisarlo a no ser que estés al tanto.



Ubud como pueblo, está hecho básicamente para el turismo; la famosa calle “Monkey Forest Road” está llena de restaurantes para turistas, tiendas de souvenir, hoteles, etc… Lo que también abundan son las galerías de arte; otra de las cosas por la que se caracteriza Bali es por su gran numero de pintores, poetas, escritores, escultores, que se acrecentó más durante el auge del Islam en Java, cuando muchos intelectuales y artistas se refugiaron aquí.
Aunque hay unos cuantos templos alrededor de Ubud, nosotros tan sólo fuimos a ver el Palacio de Ubud, donde aún vive la Familia Real local. Este tiene algo que nos llamará la atención en todo Bali, multitud de estatuas de diferentes personajes mitológicos, o dioses, los cuales son siempre diferentes, curiosos y muy bien labrados.



El palacio de Ubud, tiene su propio templo hindú, pero no es algo excepcional; es muy interesante que en Bali, cada casa, cada familia, tiene su propio templo; lo vimos alrededor de toda la isla; sólo unos pocos templos son comunes. No sólo eso, muchas de las entradas a las casas particulares son realmente espectaculares con pilares, estatuas y otros adornos.

Aunque Ubud, o Bali en general, no es de nuestros lugares favoritos, pasamos una semana ya que no es un mal lugar para relajarse un poco; de entre todos estos días tan sólo los dos primeros tuvimos mañanas y medias tardes soleadas, el resto estuvo lloviendo día y noche; suerte que los primeros días fue cuando nos alquilamos una moto para ver un poco la isla.

En general es muy tranquilo conducir, sin mucho tráfico; el paisaje es agradable con muchas plantaciones de arroz y flores, a veces excavadas en terrazas.



El mejor y más famoso templo de Bali es el Pura Besakih; fue el único que pagamos la entrada por visitarlo; por lo visto para visitar los templos hindú-balineses se debe llevar cubiertas las piernas por respeto, para lo que alquilan unos trapos llamados “Sarong”. Al llegar lloviendo con la moto íbamos equipados con la capa de agua que nos cubre de la cabeza a los pies; aún así nos exigían el dichoso Sarong para cubrir nuestras piernas que ya estaban cubiertas; así que tuvimos movida de nuevo por lo estafadores que son a veces y la manera que tienen de aprovecharse del turista que con nosotros no vale; tan sólo lo exigen para sacarse dinero, el resto no les importa nada.

El turismo que va organizado no se da cuenta de muchas de estas cosas, que al final es mucho mejor porque tras tanto de lo mismo el lugar pierde parte de su magia; más cuando sus “monjes” te delimitan áreas sagradas para ellos que se inventan dependiendo de quien llegue, o áreas que sólo son para meditación pero luego ellos mismos se fuman un cigarro en ellas.

A parte de sus cosas malas, Pura Besakih como templo nos gustó mucho; aunque sea hindú, no tiene nada que ver con otra cosa vista antes, es realmente único. Se extiende montaña arriba concentrando multitud de salas diferentes con torres, esculturas, santuarios; es realmente enorme en extensión. Además de estar en una posición privilegiada a los pies del cónico Volcán Agung (3.142 metros) que por desgracia estuvo completamente cubierto de nubes.



No lejos del templo, pasamos junto al Lago Batur y el volcán del mismo nombre del cual salen dos cráter en la cumbre.



Bajando de nuevo, llegando hasta la costa sureste vimos una bonita playa solitaria de arena negra y cerca algunos pescadores locales.



El segundo día de moto recorrimos el centro y norte de Bali, comenzando por Mengwi donde visitamos el templo Real.



Siguiendo al norte, pasamos junto al Lago Bedugul y nos adentramos en estrechos caminos a ver un poco de vida local y otros lagos. El hombre de la foto cuida de sus gallos de pelea, una práctica muy extendida en Indonesia al igual que Filipinas.



Al subir por la montaña para ver los lagos desde arriba y seguir camino al norte de Bali, el tiempo se empezó a poner muy feo. Aún así logramos llegar a la playa de Lovina a tiempo antes de llover. Lovina es otra playa de arena negra más, que dejamos rápido debido a la amenaza de lluvia; volviendo a casa nos llovió todo el camino con cuatro chaparrones tremendos; llegando a Ubud, la carretera se convirtió en un río que nos cubría hasta media rueda de la moto.

Lo más rápido y efectivo para dejar Bali es mediante cualquiera de las ofertas para turistas que hay en todas las tiendas; antes que ser estafados una y otra vez por los bemos y perder el tiempo, cogimos un “tour” que nos lleva desde Ubud hasta las islas Gili en el noroeste de la isla de Lombok.
Primero un autobús hasta Pandangbai donde tomamos el barco que cruza el estrecho de 25km entre Bali y Lombok (5 horas); éste llega a Lembar donde meten a cada extranjero en su bus correspondiente. El bus nuestro era sólo de la gente que va a las islas Gili; éste nos llevó a la capital de Lombok, Mataram, a su agencia con la excusa que debe cambiarnos los ticket para darnos los del barco a las Gili. Lo que el tipo quería era dejarnos vendido algo para nuestro siguiente destino; su mejor baza eran unos ticket de regreso de las Gili que incluye barco y bus de vuelta a Mataram por un exagerado precio de 75.000 Rupiah, (después vimos que es el mismo precio que ofertan todas las agencias)
Nos fue llamando por partes para vendernos algo; la jugada le salió bien con todos menos con nosotros, volviendo a intentarlo por última vez. Como no cedíamos mandó a todos los turistas salir y les dijo que esperasen en el autobús; entonces nos hizo una pequeña rebaja de precio y nos trataba de convencer de lo difícil que era salir de las Gili, quizá tendríamos que esperar 3 horas a que se llene el barco local, bla, bla…
Como el tío insistía tanto pensamos lo que nos podría costar haciéndolo por nuestra cuenta, contando con que nos estafen un poco en el barco y en el bus, entonces le ofrecimos su precio de una persona, pero para los dos; primero le entro la risa, cuando nos marchábamos, nos pidió por favor volver para vendérnoslo. La cuestión del tema es, si con nosotros ya gana algo, es increíble las comisiones que sacan vendiendo cada ticket a su precio, son realmente unos estafadores todos.

Pese a todo seguimos viajando con el mismo ticket con el que partimos de Ubud, yendo en bus hasta Bangsal, un caótico lugar donde se toma el barco para ir a las islas Gili. Las Gili son tres pequeñas islas separadas por 1km entre sí; dependiendo del gusto de la gente se puede elegir entre la isla de más fiesta, otra intermedia, o la que elegimos nosotros, la más tranquila, donde no va mucha gente y que curiosamente la llaman “la isla de la luna de miel”, Gili Meno.

Según pisamos tierra ya se respira paz, pero aún nos quedaba lo más difícil, buscar un alojamiento barato; parece ser que Gili Meno es la más cara de las tres islas y lo más barato que encontramos fue por 100.000 Rupiah (8,5€) ya regateado. También es verdad que el lugar es muy bonito, es una pequeña casa de madera, con un amplio cuarto y un baño (con agua dulce, muy importante pues muchos tienen sólo agua salada para ducharse); tenemos un enorme porche y al igual que en Ubud nos sirven el desayuno que va incluido en el precio, cada mañana con las vistas de las palmeras… Seguimos de lujo en lujo…



La isla tiene unas dimensiones de kilómetro y medio de largo por menos de un kilometro de ancho; hay una pequeña villa en el centro pero ha quedado oculta debido a la construcción de bungalows para el turismo. La parte del puerto tiene unos hoteles bastante caros y restaurantes con precios muy altos; por suerte tenemos el Ya Ya, un restaurante local con precios muy aceptables.
Toda la isla está llena de cocoteros y muchos de los cocos caídos no son recogidos, así que nosotros hicimos uso de ellos; no hemos comido más cocos en la vida…



El mejor snorkeling de las tres islas esta aquí en Gili Meno, así que todos los días fuimos con las gafas a bucear. Los corales no son una maravilla pero siempre es bonito ver la fauna acuática, además las Gili son conocidas por sus tortugas y todos los días vimos alguna.



Tras cinco días de paz en Gili Meno volvimos a la “realidad”; un bote nos dejó en Bangsal donde esperamos que nos recogiese un autobús y de nuevo problemas; no con nosotros, pero es muy triste ver como van llegando diferentes turistas descontentos, discutiendo con los estafadores de las agencias, unos porque no se les ha dado lo que han comprado, y otros como un hombre que con gran impotencia e inútilmente, exigía se le devolviese medio millón de rupias que le habían estafado (40€)
El bus, que ya teníamos comprado, nos llevó hasta Senggigi cerca de Mataram en la costa este de Lombok; la idea era pasar aquí el mínimo tiempo posible pero algo nos hizo cambiar de opinión y replantearnos el resto de tiempo que nos queda en Indonesia.

Estamos muy descontentos con la actitud de la gente desde que venimos del este de Java, está claro que no todo el mundo es así, y donde más se nota es en los lugares turísticos; pero estamos cansados e indignados de que no se nos de el mismo trato que a una persona local a la hora de comprar un ticket de autobús público, o que no nos quieran llevar en el bus de locales, o que tengan organizadas “mafias” y tengas que utilizar un transporte mucho más caro por ser extranjero.
Hemos analizado la situación y pensado que quizá estamos cansados de tener que regatear y negociar, pues no queremos tener la imagen de Indonesia como la peor gente de todo el Sudeste Asiático; pero es muy triste ver la realidad, que al hablar con el resto de turistas o viajeros, absolutamente TODOS con los que hemos hablado se quejan de la gente y de las estafas.
Por lo que vemos también, creemos que es un fenómeno que se esta acentuando mucho más en el último año e incluso meses; mientras viajábamos en el Sudeste Asiático la gente nos hablaba de Indonesia como un destino extremadamente barato, pero esto ya no es así para nada, tenemos datos de precios del alojamiento del pasado Mayo por ejemplo aquí en Senggigi, y aunque actualmente estamos en temporada baja, los precios son el doble sin apenas posibilidad de negociar; además nos aseguran que hace un mes estos precios de ahora eran incluso el doble, (temporada alta). Aunque para muchos parezca un precio ridículo, en Senggigi es muy difícil encontrar algo más barato de 100.000 Rupiah (8,5€); un precio que no es nada barato en comparación con el resto de países del Sudeste de Asia.
Nosotros logramos encontrar un cuarto cutre con ratas que caminaban por el techo en la noche por 70.000 Rupiah, y aquí pasamos casi una semana sin pensar en Indonesia, ni los indonesios, caminando cada día a la playa, disfrutar de tranquilidad, leer, bañarnos en el mar y disfrutando de bonitas puestas de sol con tierras balinesas como telón de fondo.



Lo mejor es que todo sería bonito para no tener que contar cosas “malas” en el blog, pero aunque no nos guste tener que escribir esto, también queremos transmitir nuestro viaje tal y como es; por ello no queremos desanimar a nadie a que venga a Indonesia, además que es uno de los países más bonitos del Sudeste Asiático, es tan extenso y tan diferentes culturas que no todo el mundo que se encuentre va a ser como los que nos ha tocado últimamente, mismamente lo vimos en Sumatra donde la experiencia fue completamente extraordinaria.

El resultado de esta semana en Senggigi fue cancelar nuestro viaje a Sumbawa y Flores y adelantar nuestra salida para la isla de Timor.

Al no haber vuelos desde Mataram, regresamos en bote a Bali, de nuevo con un tour directos a Ubud aunque esta vez regateamos bien fuerte pagando por todo el trayecto 100.000 Rupiah, mientras que el resto de gente estaba pagando 175.000 Rupiah.

La mujer de la guesthouse de Ubud nos reconoció rápido y ésta vez nos dio un cuarto incluso mejor por el mismo precio que la otra vez, y como siempre haciendo el gesto con el dedo índice en la boca de “pssssss que no se entere nadie…”

16 septiembre 2010

EL CINTURON DE FUEGO

Indonesia se asienta en el llamado “Cinturón de Fuego del Pacifico”, lugar de unión de varias placas tectónicas, que sube por Filipinas, Japón, Alaska y baja por toda la costa este del continente americano. Este Cinturón de Fuego es el culpable del 90% de los terremotos del mundo y de las erupciones volcánicas más salvajes de la historia.

Concretamente Java tiene un origen volcánico y de los numerosos volcanes que se hayan en sus tierras, 45 de ellos están activos, sin contar otros cráteres menores como los que ya vimos en el Altiplano de Dieng.

Yogyakarta se encuentra muy cerca del Volcán Merapi, uno de los volcanes más peligrosos y destructivos de los últimos tiempos; se cree que fue el culpable del abandono de Borobodur y del fin del imperio Mataram. Quizá este volcán tuvo también mucha importancia en la construcción de templos, pues tanto Borobodur como Prambanan y las decenas de pequeños templos esparcidos por el área están construidos siempre orientados perpendicularmente al cono del Merapi.

Ahora que está tranquilo, nos acercamos a la villa de Kaliurang asentada en los pies del Merapi obviamente con la idea de ver el volcán en su plenitud, pero desafortunadamente el tiempo está muy raro ya que no para de llover cada día en la época seca…
El día que fuimos a Kaliurang lo pasamos en la guesthouse resguardados de la lluvia y escuchando las devastadoras historias del Merapi; al parecer la peor de todas de los últimos años fue en 1.994 cuando la lava del Merapi, fluyendo a una velocidad de entre 50 y 100km/h., saltó sobre las colinas que “protegen” Kaliurang y devastó plantaciones, casas y la vida de 60 habitantes.

En la guesthouse organizan “lava-tour” para ver fluir la lava del volcán cuando éste la expulsa. Desafortunadamente para nosotros no hay lava en estos días.

A la mañana siguiente nos levantamos a las 5:00am y haciendo una caminata de 2km vimos el cónico volcán alzándose hasta sus 2.911 metros de altitud y con la continua columna de humo saliendo de su cráter.


Aunque no queríamos coger más buses por agencia, ésta vez lo volvimos a hacer; pero en ésta ocasión fue un acierto ya que al lugar que nos dirigimos requiere tantos transbordos que si seríamos capaces de llegar en el día, la “mafia de autobuses” que van a Cemoro Lawang desde Probolingo, se encargaría de encarecernos tanto el precio del último bus que habría sido un esfuerzo inútil.
Por eso pagamos 140.000 Rupiah (12€) por un bus con más turistas y fuimos directos en 12 horas de trayecto. A mitad de camino el bus se detuvo en un restaurante donde paran todos los vehículos de turistas, en él había un montón de extranjeros; ojeamos el menú con precios entre 3 y 4 Euros por plato; cruzamos la calle y justo enfrente una mujer nos preparó unos noodle por medio euro.

Cemoro Lawang es un pueblo situado a unos 2.000 metros de altitud en el mismo labio de la caldera de Tengger; es el pueblo más próximo al volcán Bromo y de donde parten las marchas para bonitas vistas del entorno.
Tuvimos problemas para alojarnos, al día siguiente comenzaba el Eid, los tres días festivos que siguen al fin del Ramadán, y casi todo estaba lleno o sólo quedaban disponibles habitaciones por más de 30€. Finalmente y regateando mucho nos alojamos en una guesthouse de dudosa legalidad por 80.000 Rupiah (7€), bastante caro para ser un minúsculo cuarto lleno de polvo y con un baño afuera de agua fría que ha 2.000 metros de altitud hacía daño…

Aunque habíamos llegado de noche, a la mañana siguiente nos levantamos a las 3:00am. y caminamos monte arriba por un sendero hasta la cumbre del Penanjakan (2.270 metros) desde donde hay buenas vistas de la Caldera Tengger. Poco antes de llegar, vimos en la carretera aparcados docenas y docenas de jeep, y al llegar a la cumbre fue un tanto decepcionante pues el mirador estaba ocupado por unas 300 personas sin posibilidad de acercarse a ver algo.
Ya amanecía y rápido buscamos otras soluciones, encontrando un buen mirador donde no había gente y allí nos quedamos.
Es un poco triste que todos los turistas que vienen en los tour organizados (jeep) no vieron absolutamente nada, tienen un programa tan ajustado que tienen que continuar muy rápido, yéndose cuando aún todo está nublado y no se ve absolutamente nada.
Aunque tampoco tuvimos un día espectacular, más tarde cuando sólo quedábamos nosotros y otra pareja de catalanes, las nubes bajaron dejándose ver el enorme cráter de Tengger de unos 10km de diámetro y dentro de él, el famoso Bromo (2.392), el Batok (2.440) y el Kursi (2.581); poco más allá entre el denso humo que expulsa el Bromo, pudimos ver el Semeru (3.676), la cumbre más alta de Java, un volcán que está activo de continuo desde 1.963.


Pasamos tres días en Cemoro Lawang, explorando el área; el primer día estuvo lloviendo y las nubes se posaron en Tengger impidiéndonos la vista de los volcanes. El segundo día fue el más afortunado con una mañana soleada; bajamos al cráter de Tengger donde se extiende una gran planicie seca, en ocasiones arenosa y en el centro está el volcán Batok con la forma perfecta de un “flan”; y junto a él, el Bromo de menor altura pero muy extenso debido a la reseca lava expulsada durante los años.



La última erupción menor del Bromo fue en 2004; actualmente tiene una fumarola densa y continua saliendo de su cráter; debido a su pequeña altura es muy fácil subir hasta el mismo labio del cráter donde se puede ver salir el humo; bonito, pero el olor es insoportable.
Al ser Bromo considerado sagrado para algunos hinduistas, en la cumbre venden ramos de flores que los fieles compran para lanzarlos al cráter; cuando éstos se van, el vendedor manda a un chico bajar dentro del cráter para recuperarlos y revenderlos.



A media mañana la suerte climática termina, viéndose aparecer las nubes en Cemoro Lawang, que se deslizan abajo al cráter cubriendo todo rápidamente con una espesa niebla.

El último día Tengger nos ofreció una vista diferente y muy interesante pues el gigante cráter quedó cubierto por un mar de nueves viéndose los volcanes sobresalir por encima de ellas.


Nos marchamos de Cemoro Lawang bastante indignados con la gente local; han montado una “mafia” para que el extranjero no pueda coger el transporte público que vale unos 7.000 Rupiah hasta Probolingo; nosotros intentamos parar alguno de esos buses pero no nos quieren llevar; como no queríamos aceptarlo intentamos hacer autostop y hablar con la gente que bajaba en coche pero muchos tampoco nos quieren llevar. Al final tuvimos que tragar con ello y pagar el bus que sólo parte cuando se llena de extranjeros y que cuesta casi cuatro veces más que el bus normal.

En Probolingo tomamos otro bus hasta Bondowoso donde descansamos un par de días, en un hotel barato y hasta con desayuno incluido (65.000 rupiah).

En el extremo este de Java se encuentra el Altiplano de Ijen, otro conjunto de varios volcanes de relativa actividad. El acceso es aún más complejo si se quiere hacer barato.
Desde Bondowoso tomamos un bus a Sempol, antes preguntando a escondidas a los pasajeros por el precio y así pagar lo que es. Desde Sempol lo único que hay son “ojek” (moto-taxi) así que fuimos caminando 10km a Paltuding, de los que 5km tuvimos la suerte que nos levó un chico en moto gratis, a los dos y con las mochilas grandes; el camino es interesante, esta todo lleno de plantaciones de café.


Paltuding es el punto más alto de la carretera, hay unos pocos restaurantes y la casa del guarda que vende los ticket para subir a Ijen. La única opción de alojamiento fue un sucio cuarto sin baño por 100.000 rupiah; además de ser excesivo, luego nos dimos cuenta que el cuarto que nos ofrecía, era el mismo donde duerme el guarda. No lo aceptamos.
Fuimos a comer a un restaurante enfrente y hablando con el hombre éste nos dijo que montáramos la tienda de campaña allí enfrente, mientras comiéramos en su bar, él no nos cobraba nada. Al tener nuestra tienda de campaña recién adquirida en Jakarta con vistas para nuestro viaje en Australia, aceptamos sin dudar; salió barato pero a 2.000 metros de altitud, la temperatura cayó a unos 5 grados, al no estar preparados, pasamos mucho, mucho frio…


Otra vez más nos levantamos a las 3am para iniciar la ascensión a Ijen de noche y llegar a la cumbre con el amanecer donde las vistas fueron realmente impresionantes.
Desde el borde del cráter del volcán de Ijen (2.368 metros) vemos la costa nordeste de Java, así como el volcán más alto de la zona, el Raung (3.332) y el Merapi (2.800); es ya el tercer Merapi que vemos en Indonesia, al final preguntando nos dijeron que “Merapi” significa “montaña de fuego”. Tanto el Ijen como el Raung han tenido erupciones en la última década.
El Ijen es uno de los volcanes más espectaculares que hemos visto, no es debido a su forma pues casi no se le puede distinguir de lejos como la imagen que tenemos de un volcán, pero su enorme cráter contiene un lago color turquesa muy bonito y además tiene la peculiaridad que dentro de él se halla una mina de sulfuro, quizá la única en el mundo donde los mineros lo extraen y transportan a mano muy rudimentariamente.



Este sulfuro sale liquido y se solidifica en unos 10 minutos al contacto con el aire, tiene un color amarillo muy intenso, los mineros lo rompen y lo transportan desde abajo del cráter arriba, luego bajando los tres kilómetros hasta la carretera; lo llevan en canastas cargando hasta 100kg cada uno.
Su salario, aunque es muy bajo, puede superar en cuatro veces el de un campesino, (más o menos les pagan a 0,05€ por kilo de sulfuro); la cara mala de este trabajo es la poca esperanza de vida de estas personas que al respirar el dañino humo sulfuroso no suelen superar los 40 años. Aunque bajé al cráter con un pañuelo para hacer de filtro mientras respiraba, cuando el viento soplaba en contra y la nube me cubría, no puede evitar inhalar el humo que me dejó medio día tosiendo. Tan sólo uno o dos de los trabajadores usan mascaras, el resto respira éste veneno de forma continua. El sulfuro extraído se utiliza principalmente para cosméticos, blanquecimiento de azúcar, fosforo y se exporta para la fabricación de pólvora.



Desde Paltuding hay un descenso de 30km hasta la última ciudad de Java, Banyuwangi; pero no existe transporte; tenemos consciencia que a mitad de camino, a 17km, hay un pueblo llamado Jambu donde podría haber transporte público. Las motos desde Paltuding se aprovechan de la situación para cobrarnos barbaridades, precios que se pagan en Europa por ir en taxi privado. Ante sus atónitas miradas nos fuimos andando con poca esperanza de encontrar un alma caritativa que nos lleve a Jambu en su camino. Pero nos equivocamos, al kilómetro de caminar hicimos autostop a un jeep y éste ¡paró!; era un jeep privado con una pareja francesa mayor; aceptaron llevarnos a Jambu, pero no sólo eso, el conductor después se dirigía a Banyuwangi y nos dejó en la puerta del hotel más económico del pueblo, 4€ con desayuno incluido.

Después de luchar con tanta mafia en el transporte indonesio, y de sólo encontrar gente que nos quiera vender algo, llegar a Banyuwangi fue toda una bendición. Al ser un lugar no muy pisado por el extranjero, la gente en la calle se mostró muy simpática saludándonos y llamándonos para hablar un rato. Nos acercamos a la orilla del mar desde donde vimos el estrecho de mar que separa Java de la isla a donde nos dirigimos, Bali.