El clima cambia considerablemente, al contrario que días pasados en los que predominaban nubes, y un ambiente cargado; aquí en la costa oeste, el cielo es claro y despejado; también más caluroso y húmedo.
Varkala es una pequeña ciudad, que tiene la playa de Papanasham a un par de kilómetros; un lugar que se ha convertido en centro turístico para quienes buscan relajarse unos días de vacaciones. La zona turística se encuentra en lo alto de un acantilado; hoteles de todas clases, restaurantes, centros de yoga, ayurveda, tiendas de souvenir y vendedores de tambores y extraños objetos luminosos.
La playa que se halla bajo el acantilado pide a gritos un buen baño, y eso fue lo que hicimos al llegar y durante los próximos días; Jan y Alex que nos venían pisando los talones se unieron a nosotros como siempre.
Es extraño pasar los días posteriores a la Navidad torrándonos en la playa y bañándonos en un mar cálido; claro que estos mares a veces traen extrañas criaturas como una gran medusa que me picó en la espalda, pero a parte de una gran marca no pasó nada grave.
Cada día fuimos a cenar pescado en uno de los muchos restaurantes en los que se eligen los peces que deseas y te lo cocinan; el regateo se acepta y cada vez conseguíamos mejor precio por la cena.
Afortunadamente en muchas ocasiones Jan y Alex nos facilitan los viajes llevándonos todas las mochilas en la caravana hasta el siguiente punto de encuentro, porque tantos bultos en el autobús es bastante incomodo. Así fuimos hasta Alleppey, la puerta principal de entrada a las “Backwaters”, unas aguas que se adentran en tierra formando multitud de canales en un autentico paraíso natural.
La oferta para ir en barco por estos canales es muy amplia; se puede alquilar desde un pequeño bote de remos, a un bote-hotel de superlujo para pasar uno o varios días por los laberinticos canales.
Nuestra elección fue un bote-motor muy bonito, recubierto de mimbre; pero para ello, tuvimos que pasar mucho tiempo de negociaciones; hubo alguno que casi nos convenció pero siempre querían dinero por adelantado, y eso teniendo en cuenta que el tour sería para el día siguiente. Al final el hombre de nuestro hotel nos dio la mejor oferta que fue la que tomamos definitivamente; pagaríamos 1.200 Rupias (17,00€) por nuestro grupo de ocho personas, y por 6 horas de viaje.
El día de Nochebuena fue cuando tomamos dicho bote para navegar por los estrechos canales visitando villas a nuestro camino metidas en una exuberante naturaleza; nos cruzamos continuamente con los barcos que suministran estas villas, como el barco del agua potable, el barco del butano, el barco-bus…y por supuesto pescadores.
Los habitantes se mostraban simpáticos aunque bastante acostumbrados a ver a los turistas navegar por sus territorios, las “Backwaters” son extremadamente turísticas y más en esta época; en los grandes canales nos cruzábamos de continuo con grandes barcos-casa; aunque también es cierto que se ven muchos botes parados, según la población local, los atentados de Bombay han hecho mucho daño a la industria del turismo en estas fechas de Navidad.
En la tarde de la Nochebuena celebramos varios acontecimientos, entre ellos el cumpleaños de mi madre, Marian, para el cual hicimos una fiestecilla en el entresuelo del hotel donde nos alojábamos; compramos una tarta y Alex nos dejó las únicas velas que pudimos conseguir, (las de su último cumpleaños, “24”) y aunque son algunos años más, dimos la vuelta a las velas y celebramos un “42” cumpleaños…
Jan había sugerido días atrás hacer el juego del “amigo invisible”; todos sabemos cómo funciona, pero para nosotros era algo nuevo y lo pasamos muy bien de “compras secretas” en Varkala; esta tarde de Nochebuena nos entregamos los originales regalos.
Y tras ello fuimos en busca de un buen restaurante para celebrar la Nochebuena, pero no fuimos muy afortunados en la búsqueda y terminamos en un restaurante bastante tradicional en comida; pero tampoco impidió que disfrutáramos y lo pasásemos en grande. Después de la cena nos pusimos en busca de cervezas, una misión un tanto complicada en Alleppey, finalmente lo encontramos en un bar muy cutre donde sólo había nativos hombres que colgaban de la barra del bar; y con eso volvimos a nuestra sala de fiestas particular, al entresuelo del piso de nuestras habitaciones.
Con la misma “operación mochila” de días anteriores nos separamos de Jan y Alex para encontrarnos en Cochin, una tranquila ciudad que nos avivó recuerdos de Goa, en la tranquilidad de sus calles, iglesias, y un ambiente turístico con todo tipo de facilidades.
La cena de Nochebuena fue muy “india”, pero la comida de Navidad nos pusimos muy bien de marisco.
Encontramos un nuevo método de comer buen pescado y muchísimo más barato; en Cochin abundan los restaurantes que se llaman “You buy, we cook” (Tu compras, nosotros cocinamos). Junto al mar se agrupan varios vendedores de pescado fresco, en ocasiones vivo; y regateando se obtienen unos precios de escándalo. Kilo de calamares o gambas, 2€; kilo de langostinos tigre 3,5€; kilo de langostino gigante, 6,5€… a parte pescado de dos a cuatro euros por kilo; también tenían pulpo, cangrejos, y hasta pequeños tiburones.
Después en el restaurante te lo cocinan por unas 100 rupias el kilo (1,5€); aunque nosotros hacíamos siempre un buen lote y nos dejaban mejor precio regateando un poco.
En la movida zona costera de Fort Cochin, se hallan las redes chinas de pesca, unos curiosos sistemas de pesca formado por un grande y extraño artilugio de madera unido a tierra firme y que sostiene una gran red que sumergen y vuelven a sacar cada cinco minutos, todo mediante un sistema de poleas y contrapesos movido por 4 o 5 hombres.
En una larga caminata para ver el palacio Matancherry construido por portugueses, encontramos un curioso lugar lleno de murciélagos; era una casa derruida donde los techos eran prácticamente cubiertos por estos ruidosos animales.
En Kerala existe una típica danza llamada Kathakali, el personaje principal de este teatro se ve representado por todas partes del estado.
El Kathakali es una especie de teatro en el que no se habla; se transmite una historia a través de bailes, gestos con las manos, muecas con la cara, movimiento de los ojos…Hay una serie de frases comunes que tienen su representación establecida y con eso (y un poco de ayuda con la historia en papel), uno puede entender el repertorio representado. La tradición dice que este espectáculo dura unas 8 o 9 horas, (nosotros veríamos una y media sólo), y la preparación de los personajes, hasta 4 horas. El espectáculo que fuimos a ver comenzaba con sus personajes decorándose la cara con pinturas naturales que mezclan con aceite de coco, y luego otra persona les coloca toda la parafernalia de cartón en la cara, enganchándolo con pasta de arroz.
Lo primero junto al ritmo de tambores un hombre fue explicando los diferentes movimientos, al mismo tiempo que un personaje los representaba para entenderlo mejor; tras ello comenzó la gran obra de pantomima, un entretenido y nuevo arte para nosotros.
Sin duda una de las memorables comidas de éstas Navidades, fue el mismo día que nos marchamos de Cochin. Compramos unos cuantos kilos de calamares y langostinos en el mercado y fuimos al mismo restaurante del primer día, donde los camareros y cocineros son majos y fáciles de llevar. Les pedimos por favor cocinarlo diferente, como hacemos en España; al final María y mi padre, Jose, terminaron en la cocina preparándolo con los cocineros; tanto ellos como nosotros nos reímos un montón, y lo mejor fue que la comida quedó muy casera, con unos sabores que no catábamos hacía casi dos años.
Fue una pena que mucha parte del tiempo en Cochin nos lo comió el mirar la forma de salir de allí, las fechas son las peores para encontrar transporte público o incluso privado. Todos los autobuses estaban llenos, y no importaba la categoría de tren, todo estaba completo, así que la última opción era contratar un coche grande para los seis y salir de allí.
Nos marchamos durante la noche, para recorrer unos 500km en dirección norte, que nos llevaría 15 horas de viaje interminable. La mejor oferta que nos dieron para este viaje fue en el hotel donde nos alojamos en Cochin, pero lo que no sabíamos es que el dueño del hotel había hecho un buen negocio con nosotros contratando a un conductor sin ningún tipo de experiencia, y que no sabía donde ni cómo ir.
Según salimos del hotel comenzó preguntando a la gente, ahí ya fue el primer indicio de lo que nos esperaba; al poco rato de camino paramos en una pequeña villa donde se encontró con unos amigos, quienes se empeñaron en cambiar mi idea de camino, queriendo tomar uno mucho mas largo y rural, a lo que ellos decían que el camino que yo había decidido era mala carretera y muy peligrosa por la presencia de elefantes durante la noche (mentira).
El viaje se ralentizó mucho pues el conductor iba siguiendo a sus amigos que se dirigían en un camioneto al mismo destino que nosotros; al principio no sabíamos porque lo hacía pero luego supimos que era porque no tenía ni idea de cómo ir allí.
Al llegar al cruce donde nos querían desviar fue cuando me empecé a mosquear con el hombre y a gritarle que iría por donde yo decía, de esta manera nos deshicimos del camión y aceleramos la marcha, claro que sin camión estaba perdido; tras darnos cuenta que este hombre no sabía leer los carteles indicativos ni interpretar las flechas, me coloque delante para hacer de copiloto; se me caería la cara de vergüenza en su lugar, pero…es India…
Cuando parecía que todo iba mejor me di cuenta que además el conductor no se había preparado para el viaje nocturno, y estaba agotado pidiéndonos parar a dormir un par de horas; justo antes de eso habíamos parado a tomar un té y preguntando a la gente local, le dijeron que para cruzar la frontera del estado con extranjeros (de Kerala a Karnataka), debía vestir el traje de turismo que no tenía por supuesto, una camisa blanca, por lo que nos pidió a nosotros si teníamos alguna.
Finalmente le sugerí parar a dormir ya casi al amanecer, pues era mejor eso que tener un accidente, así también descansamos todos un poco que habíamos estado pendientes durante todo el viaje.
La situación desvarió de tal manera que yo pase a ser “guía”; cuando llegábamos a un cruce, ¡él me preguntaba a mí, para donde era!, y suerte que tenía un buen mapa para indicarlo aunque a veces teníamos que preguntar a la gente local. Todo se torció mas y mas, llegamos a un pueblo justo antes de la frontera de los estados, y nos comunican que la carretera está rota teniendo dar un gran rodeo.
La parte positiva de todo es que toda esta zona está compuesta de Parques Naturales, y absolutamente todo es un placer para la vista; lo malo que no vimos elefantes como nos habían asegurado, solamente algunos monos.
Esta vez antes de cruzar a Karnataka, compró la camisa blanca, de esta forma no tuvimos ningún problema; y tras 15 horas en total llegamos por fin al pequeño pueblo de Kushalnagar donde se hallan unos asentamientos tibetanos que queríamos visitar; el mismo conductor nos subió hasta la villa de Sera donde se hallan dichos asentamientos, pero nos comunicaron que nos está prohibida la estancia allí, es un área prohibida y protegida, así que finalmente y agotados nos instalamos en Kushalnagar en un hotel bastante curioso.
El conductor aún tuvo la grandísima cara de pedirnos 1.000 Rupias extra por un permiso que se había inventado y una propina por haber conducido tanto; mi respuesta fue que el dinero debía ser repartido entre él y yo, ya que él condujo pero yo le “saqué las castañas del fuego”
Kushalnagar es realmente pequeño y al no ser turístico la gente es más simpática, estuvimos frecuentando el mismo restaurante que aunque era sólo comida india, era comida deliciosa, y con camareros muy majos.
Al igual que en el norte de India, en Dharamsala, aquí se han creado unos asentamientos de tibetanos refugiados que viven en un tranquilo lugar rodeado de paz con varios monasterios de monjes y un maravilloso Templo Dorado; ésta es la única parte que se nos permite visitar.
Recorrimos cada palmo de los tres templos, viendo sus interesantes pinturas de Buda y extrañas criaturas, incluso algunas rodeadas de calaveras o esqueletos bailando…
El templo principal posee un gran Buda recubierto de oro, con otras dos figuras a su lado y todo rodeado de dragones; y bajo el Buda, una gran foto del Dalai Lama, contrariamente a los templos budistas de Sri Lanka quienes pertenecen a otra rama de ésta religión que no da tanta importancia al Dalai Lama.
Todo está impecablemente limpio, es un lugar muy espiritual donde se respira paz.
Rodeando todo el recinto se encuentran los clásicos rodillos que siempre se han de girar a la derecha, junto con las plegarias colgadas de los árboles.
Tuvimos la suerte de presenciar una celebración o ensayo de los monjes estudiantes; nosotros lo habíamos visto hace años en Nepal, para Ramón y Mary (los padres de María) era su primera vez. Los chicos vestidos con túnicas rojas se sientan alrededor de unas pequeñas mesas y entonan mantras (rezos); también tocan música, unos son encargados de las grandes trompetas de sonidos estridentes, otro sigue un ritmo constante con un bombo, y lo siguen las campanas, platillos y otros instrumentos.
Mysore, cerca de Bangalore, es la última ciudad de este viaje con nuestra familia, Jan y Alex.
Pasamos bastante tiempo para encontrar un buen hotel calidad precio, y aunque encontramos uno bueno, los últimos días nos cambiamos a uno muy bueno ya que nuestros padres querían darnos ese capricho de regalo antes de volver a nuestra vida normal en habitaciones cutres con todo tipo de fauna.
El primer objetivo que teníamos tras reencontrarnos con Jan y Alex, era buscar dónde y cómo pasar la Nochevieja; hicimos una lista de los mejores hoteles de la ciudad y los visitamos, cada uno ofreciéndonos su fiesta especial de fin de año, así hasta elegir uno, el Metropol, con un buffet para cenar, música…
Al día siguiente nos dirigimos allí para despedir el año; había un gran comedor en la calle, con una pista de baile, la cual usaron toda la noche para ofrecer premios de dudosa autenticidad, mediante concursos con los presentes.
Tras la cena de buffet, Jan y Alex se animaron a participar en el concurso de baile, ya que sorteaban un par de noches en un resort en Goa y ellos van para allá; sin duda fueron los mejores, nos reímos un montón con ellos, y hasta otra gente allí presente los animaba más que nadie, pero como suelen ser estas cosas…había un gran tongo, y el premio fue para los peores del concurso.
De todas formas fue una gran noche, un poco antes de medianoche sacamos las bolsas de cotillón que había traído la familia desde España; ante el asombro del resto de la gente comenzamos a hinchar globos, nos colocamos los gorros y gafas de cartón, y soplamos los “matasuegras”; a eso de las doce, tomamos las uvas siguiendo el sonido de los globos que íbamos explotando; aunque al final se descontroló todo pues la electricidad cayó y nos quedamos sin luz, no sabemos si accidentalmente o para anunciar el nuevo año.
Como a las doce todo queda cerrado, no nos quedó otra que volver al hotel donde seguimos nuestra fiesta particular tomando unas cervecillas.
Los días posteriores transcurrieron muy tranquilos, la mayoría del tiempo la familia estuvo de compras por los mercados, y lo único que visitamos fue el Palacio de Mysore, una obra imponente; un palacio que antiguamente se quemó y fue reconstruido a comienzos del siglo pasado en un estilo colonialista. La grandísima pena es que no se podían tomar fotografías y la vigilancia no era poca, lo bueno es que por primera vez se esmeran en hacerlo bien, y con el alto precio de entrada iba incluido un auricular-guía, con el que pudimos escuchar la historia y todas las explicaciones de cada sala del palacio.
En los patios del palacio se encuentran varios templos dravídicos típicos del sur de India, y multitud de estatuas de tigres en bronce; también hay disponibles excursiones a elefante o camello para quien lo desee.
Y así transcurrieron los días, rapidísimos, mientras todos deseábamos que irían despacio; en Mysore nos despedimos de Jan y Alex, posiblemente ya por última vez pues nuestros planes de viaje son muy diferentes, pero bueno, nunca decimos que es definitivo ya que nos hemos dicho muchas veces “adiós nos vemos en España”
Tomamos el último tren desde Mysore a Bangalore el mismo día en el que nuestros padres tomaban el vuelo de vuelta.
En Bangalore cogimos una habitación sólo para nosotros dos y pasamos el día fuera; fuimos a la MG road, y allí despedimos el viaje con una buena cena de hamburguesa en el Hard Rock Café.
Esa noche nos movimos al aeropuerto donde todo comenzó, y como era de esperar, una despedida triste y rápida; al no dejarnos cruzar las puertas por no ser pasajeros queda un poco mal sabor de boca pero bueno, es lo que hay. Por otro lado nos queda un muy bonito recuerdo de todo un mes juntos viajando por el sur de India.
El templo principal posee un gran Buda recubierto de oro, con otras dos figuras a su lado y todo rodeado de dragones; y bajo el Buda, una gran foto del Dalai Lama, contrariamente a los templos budistas de Sri Lanka quienes pertenecen a otra rama de ésta religión que no da tanta importancia al Dalai Lama.
Todo está impecablemente limpio, es un lugar muy espiritual donde se respira paz.
Rodeando todo el recinto se encuentran los clásicos rodillos que siempre se han de girar a la derecha, junto con las plegarias colgadas de los árboles.
Tuvimos la suerte de presenciar una celebración o ensayo de los monjes estudiantes; nosotros lo habíamos visto hace años en Nepal, para Ramón y Mary (los padres de María) era su primera vez. Los chicos vestidos con túnicas rojas se sientan alrededor de unas pequeñas mesas y entonan mantras (rezos); también tocan música, unos son encargados de las grandes trompetas de sonidos estridentes, otro sigue un ritmo constante con un bombo, y lo siguen las campanas, platillos y otros instrumentos.
Mysore, cerca de Bangalore, es la última ciudad de este viaje con nuestra familia, Jan y Alex.
Pasamos bastante tiempo para encontrar un buen hotel calidad precio, y aunque encontramos uno bueno, los últimos días nos cambiamos a uno muy bueno ya que nuestros padres querían darnos ese capricho de regalo antes de volver a nuestra vida normal en habitaciones cutres con todo tipo de fauna.
El primer objetivo que teníamos tras reencontrarnos con Jan y Alex, era buscar dónde y cómo pasar la Nochevieja; hicimos una lista de los mejores hoteles de la ciudad y los visitamos, cada uno ofreciéndonos su fiesta especial de fin de año, así hasta elegir uno, el Metropol, con un buffet para cenar, música…
Al día siguiente nos dirigimos allí para despedir el año; había un gran comedor en la calle, con una pista de baile, la cual usaron toda la noche para ofrecer premios de dudosa autenticidad, mediante concursos con los presentes.
Tras la cena de buffet, Jan y Alex se animaron a participar en el concurso de baile, ya que sorteaban un par de noches en un resort en Goa y ellos van para allá; sin duda fueron los mejores, nos reímos un montón con ellos, y hasta otra gente allí presente los animaba más que nadie, pero como suelen ser estas cosas…había un gran tongo, y el premio fue para los peores del concurso.
De todas formas fue una gran noche, un poco antes de medianoche sacamos las bolsas de cotillón que había traído la familia desde España; ante el asombro del resto de la gente comenzamos a hinchar globos, nos colocamos los gorros y gafas de cartón, y soplamos los “matasuegras”; a eso de las doce, tomamos las uvas siguiendo el sonido de los globos que íbamos explotando; aunque al final se descontroló todo pues la electricidad cayó y nos quedamos sin luz, no sabemos si accidentalmente o para anunciar el nuevo año.
Como a las doce todo queda cerrado, no nos quedó otra que volver al hotel donde seguimos nuestra fiesta particular tomando unas cervecillas.
Los días posteriores transcurrieron muy tranquilos, la mayoría del tiempo la familia estuvo de compras por los mercados, y lo único que visitamos fue el Palacio de Mysore, una obra imponente; un palacio que antiguamente se quemó y fue reconstruido a comienzos del siglo pasado en un estilo colonialista. La grandísima pena es que no se podían tomar fotografías y la vigilancia no era poca, lo bueno es que por primera vez se esmeran en hacerlo bien, y con el alto precio de entrada iba incluido un auricular-guía, con el que pudimos escuchar la historia y todas las explicaciones de cada sala del palacio.
En los patios del palacio se encuentran varios templos dravídicos típicos del sur de India, y multitud de estatuas de tigres en bronce; también hay disponibles excursiones a elefante o camello para quien lo desee.
Y así transcurrieron los días, rapidísimos, mientras todos deseábamos que irían despacio; en Mysore nos despedimos de Jan y Alex, posiblemente ya por última vez pues nuestros planes de viaje son muy diferentes, pero bueno, nunca decimos que es definitivo ya que nos hemos dicho muchas veces “adiós nos vemos en España”
Tomamos el último tren desde Mysore a Bangalore el mismo día en el que nuestros padres tomaban el vuelo de vuelta.
En Bangalore cogimos una habitación sólo para nosotros dos y pasamos el día fuera; fuimos a la MG road, y allí despedimos el viaje con una buena cena de hamburguesa en el Hard Rock Café.
Esa noche nos movimos al aeropuerto donde todo comenzó, y como era de esperar, una despedida triste y rápida; al no dejarnos cruzar las puertas por no ser pasajeros queda un poco mal sabor de boca pero bueno, es lo que hay. Por otro lado nos queda un muy bonito recuerdo de todo un mes juntos viajando por el sur de India.
ME ALEGRO MUCHO QUE LO HAYAIS PASADO BIEN EN FAMILIA Y QUE ESAS NAVIDADES HAYAN SIDO A LA ESPAÑOLA CON UVAS Y ESAS COSAS. UN BESO MUY FUERTE PARA LOS DOS. FRAN Y MARINA
ResponderEliminaraupa chicos, somos dos chicas del pais vasco, os mandamos todo el animo del mundo, bueno, bueno, pues viendo vuestro blog se nos ha puesto la cabeza a rular y pensar en hacer lo mismo, uf, menuda decisionnnnnn, aqui os dejamos nuestro blog de nuestro ultimo viaje por si quereis echar un vistazo, quien sabe si nos juntamos por ahi
ResponderEliminarluisa y onditz
amafrika.blogspot.com
hola chicos soy argentino (de la Provincia de La Pampa)felicitaciones, y suerte en todo.esto es un sueño postergado mio que espero algun dia se realice.
ResponderEliminarUna pregunta (recien veo el blog y quizas ya la hayan contestado en alguna parte) cuanto ahorraron para este viaje?o se las ingenian trabajando en algun momento para ganarse la estadia o la comida.Suerte y adelante che.
hola!, sobre el presupuesto, viajamos muy economico, de momento no necesitamos trabajar por ahi porque trabajamos en espania durante un par de anios ahorrando bien. Nuestros gastos medios contando todo todo, son de unos 5 euros al dia cada uno.
ResponderEliminarun abrazo y a realizar ese suenio!