Es la cuarta vez en el viaje que entramos a India; desde la primera ciudad después de la frontera, Banbassa, tras dejar Nepal; tomamos un bus directo a Haridwar, bueno, directo pero parando por todos los pueblos. En Haridwar ya cansadísimos por las otras 10 horas de bus que nos metimos, buscamos un hotel para pasar la noche y al día siguiente más relajados dimos una vuelta por la ciudad. El río Ganges parte la ciudad en dos y por la gran importancia de este río, hace que Haridwar sea un lugar sagrado donde acuden muchos fieles a sumergirse en sus aguas. Los ghat están repletos de familias enteras que se agarran a las cadenas para evitar que la corriente los lleve.
Haridwar es un lugar con mucha fuerza, muy sagrado y el solamente caminar por los ghat y perderse, es todo una experiencia; donde el canal de agua se junta con el autentico río Ganges, hay una estatua de Shiva de dimensiones descomunales.
En la misma mañana tomamos un bus para ir a Rishikesh, un lugar que al igual que Haridwar ya visitamos hace siete años. Rishikesh es conocido como la capital mundial del Yoga, existen multitud de ashram donde practicarlo.
Rishikesh está igualmente dividido por el río Ganges, y dos puentes colgantes que salvan la distancia entre ambas orillas; nosotros fuimos hasta el último puente a la zona de Lakshman Jhula donde habíamos quedado para encontrarnos con Edmundo y Marzia de quienes nos separamos en Katmandú.
Pasamos tres días por la tranquila zona de Lakshman Jhula sin hacer mucho pues el choque climatológico ha sido muy fuerte; en Katmandú la temperatura era perfecta de día o noche; aquí el calor es agobiante durante el día, por eso queremos salir pronto hacia zonas más altas en el norte.
Visitamos la zona de Swarg Ashram la cual recordábamos a la perfección, y sigue tal cual; lo único, que están construyendo un bonito paseo junto al Ganges; también hay una estatua de Shiva en una pasarela sobre el río donde me animé a meter las piernas en el frio pero sagrado agua.
Después de ver cada día el templo Shri Trayanbakshwar en forma de torre, junto al puente, nos animamos a entrar el último día ascendiendo poco a poco por las pasarelas y haciendo sonar la multitud de campanas; las vistas desde lo alto de Lakshman Jhula y el río Ganges son muy buenas.
Por último nos acercamos a una especie de playa con la intención de bañarnos en las aguas del Ganges; aunque estaba bastante frio y costó un poco, finalmente me sumergí en las aguas del río más sagrado para el hinduismo.
En este lugar Marzia y Edmundo nos comunicaron que querían invitarnos a una cena; su viaje de muchos meses termina en unos pocos días y quisieron tener ese detallazo de invitarnos en la que también sería nuestra última cena juntos en mucho tiempo posiblemente (quien sabe)
Así pues con la caída de la noche, nos llevaron a un bonito restaurante, donde cenamos en una terraza con vistas del Ganges, disfrutando de una velada inolvidable.
Nuestros próximos planes se centran en más montañas, queremos llegar hasta el valle de Kinnaur y el valle del Spiti, para ello debemos pasar unas cuantas horas en autobuses, así que nos fuimos haciéndolo poco a poco. En primer lugar salimos desde Rishikesh hasta Dehra Dun, donde enlazamos con un bus hasta la localidad de Nahan, saliendo del estado de Utaranchal y entrando en el estado de Himachal Pradesh.
El autobús nos dejó lejos de Nahan y por primera vez probamos a hacer autostop en India funcionando bien; un coche nos acercó los pocos kilómetros que nos faltaban hasta el centro de Nahan.
Aunque hemos subido unos cuantos metros de altitud, la temperatura sigue siendo calurosa; aún así paseamos por el bazar de estrechas callejuelas, y por las afueras del pueblo con bonitas vistas del valle, y de las montañas que nos esperan.
Desde aquí llegamos a Shimla en el autobús “superfast” (súper-rápido); y con razón lo era pues fuimos a velocidad de vértigo por la estrecha carretera de montaña que pasa junto a altos precipicios.
Shimla está situada a 2.205 metros de altitud, con lo que la temperatura es ideal, algo que estábamos buscando; durante la colonización británica fue redescubierta y pasó a ser la ciudad de veraneo, y actualmente lo sigue siendo para los indios que escapan de temperaturas altísimas en Delhi o Calcuta…
La ciudad se extiende por las montañas con altos edificios amontonados en mitad de los bosques de pino; Shimla es un lugar de autentica paz una vez que se accede a su más conocido centro, “El Ridge” donde apenas circulan vehículos, no se escucha ni un sólo claxon, y está lleno de modernos restaurantes y cafeterías fuera de nuestro alcance.
Al ser aún la temporada baja somos afortunados de poder encontrar buenos hoteles que normalmente valen 500 rupias; por 200 rupias.
Lo primero que queríamos dejar solucionado era el tema del permiso que necesitamos para ir al valle del Spiti. Este valle en sí no necesita ningún permiso, pero actualmente la carretera más al norte está cortada por la nieve y el único acceso es a través del valle de Kinnaur. Lo que ocurre es que la carretera pasa muy cerca, por no decir rozando la “Línea de Control”; esta línea es la frontera aproximada entre India y Tíbet, y digo aproximada porque hay zonas que aún están en disputa entre el gobierno Indio y Chino.
Así pues este permiso es esencial para pasar junto éste conflictivo área
Buscamos la oficina para solicitarlo, visitando multitud de salas diferentes, cada uno nos mandaba a otra sin saber en realidad donde era; cuando finalmente lo encontramos nos comunican que este tipo de permisos sólo de aplican a grupos de cuatro o más personas, y a través de una agencia de viajes. No teníamos ni idea de esto y nos dejó totalmente desconcertados; en este momento conocimos a Sunil, un chico indio que trabaja en España y habla muy bien español; el nos ayudó a insistir con el permiso y a buscar otras soluciones. Nuestra única oportunidad esta en obtenerlo en Kinnaur en el pueblo de Rekong Peo, última parada antes de precisar dicho permiso.
Sunil estaba ilusionado de haber encontrado españoles, e insistió en invitarnos a tomar algo en una bonita terraza frente al Ridge.
A parte de recopilar información y pasear por la placentera ciudad, nos subimos al punto más alto de Shimla a casi 2.500 metros, donde se halla el Templo de Jakhu dedicado al dios Hanuman (el dios mono), y donde residen multitud de monos bastante rebeldes, cualquier cosa que lleves suelta en la mano te lo intentan coger como me pasó a mí con las gafas de sol que casi me quedo sin ellas...
Muy bueno el blog. Tengo que agradecerle a Fidel que me haya pasado el enlace. Enhorabuena.
ResponderEliminar