A pesar de lo inconfortable del bus la panorámica es una maravilla, cuanto más avanzamos, más cumbres nevadas van apareciendo en el horizonte y por los lados; desgraciadamente cuanto más bonito, más remoto y más rustica se vuelve la carretera, la cual en ocasiones está excavada en la montaña en anchura y altura, es decir, es prácticamente como un túnel pero sin un costado, el cual da directamente al desfiladero con el río Sutlej abajo.
El autobús deja el valle y comienza a ascender por la ladera de la montaña zigzagueando hasta la villa de Rekong Peo con vistas impresionantes del macizo del Kinnaur Kailash.
Este mismo autobús siguió el camino más arriba hasta el pueblo de Kalpa que era realmente donde queríamos llegar, así que otra hora más para 13km. Antes de Kalpa el bus se desvía para ir a otra villa, pero no pudimos llegar pues las raíces de un árbol unidas a piedras se desprendieron de la montaña y el árbol cayó sobre una camioneta obstruyendo la carretera, afortunadamente al conductor no le ocurrió nada.
La carretera de tierra por la que circulamos a Kalpa es terrorífica, es de la misma anchura que el autobús y va serpenteando por la ladera con precipicios verticales cuando rodamos junto al valle.
Llegamos a Kalpa casi de noche y totalmente destrozados del camino; fuimos directos a un hostal que habíamos leído y la verdad es que es una autentica maravilla, pues está un poco más arriba del pueblo con vistas directas a las enormes montañas nevadas, de precio es un poco más de lo habitual 250 rupias (3,80€); pero es que realmente éste lugar NO tiene precio.
Kalpa está situado a 3.000 metros de altitud, y la temperatura en la noche es bastante fresca; frente a nosotros tenemos el pico Kinnaur Kailash (6.050 m.) (no confundir con el sagrado Kailash del Tíbet)
Según leyendas, Kalpa es el hogar invernal del dios Shiva, donde se retira a meditar con la ayuda del hachís; y no es de extrañar pues de camino, por todo el valle y aquí en Kalpa, el cannabis crece por todas partes, incluso entre el asfalto o en los vertederos de basura.
Disfrutamos de la paz de Kalpa durante un par de días; uno de ellos ascendimos hasta unos 4.000 metros de altitud donde encontramos gran cantidad de nieve, y maravillosas vistas de la cordillera; el camino fue duro, pero muy bonito entre el bosque de pinos y encontrándonos a la gente local que cuida de los rebaños de cabras y recoge la leña que posteriormente cargan hasta Kalpa.
Otro de los días bajamos caminando hasta Rekong Peo, donde solicitamos el permiso para pasar junto a la “Línea de Control” y así llegar al Valle del Spiti. Al contrario que en Shimla, aquí fue un proceso muy sencillo en tan sólo media hora ya lo teníamos, a un precio más barato, 150 Rupias, y sin tantas exigencias.
De nuevo en Kalpa visitamos el Gompa y unos templos hindús típicos de Kinnaur; estos suelen ser de madera y piedra, o sólo madera; con unas tallas muy bastas pero que tienen mucho encanto.
Los habitantes de Kinnaur son bastante diferentes en vestimenta, llevan un gorro muy peculiar llamado “topi”; y en general son muy simpáticos, siempre sonriendo. El último día nos coincidió una boda, y aunque nunca supimos quienes eran los novios, pasamos un rato divertido con los lugareños, algunos de ellos bastante borrachos pero con buen humor; estaban tomando algún tipo de alcohol casero malísimo directamente con una tetera.
Con el permiso en mano, nos adentramos en la increíble “Autopista Indostán-Tíbet”; una ruta comercial con Tíbet muy importante antiguamente, y actualmente cerrada a cal y canto por los problemas políticos entre las dos grandes potencias de India y China.
La carretera es vertiginosa, el bus va rodando por desfiladeros altísimos por un camino muy estrecho que en ocasiones se rompe; los paisajes no tienen palabras, cuanto más avanzamos más increíble se vuelve.
En el puesto militar nos pidieron los permisos, y el policía al mirar nuestro pasaporte no sabía cuál era la visa de India; estuvo a punto de apuntar los datos de nuestra visa pakistaní…
Pasamos pequeñas villas como Spillo o Pooh, hasta llegar al cruce donde la carretera sigue hasta Tíbet, a unos 5km; en este lugar estaban haciendo demoliciones y tuvimos que esperar un buen rato.
En este punto estamos rodando junto a la Línea de Control, una zona de mucha tensión durante años pasados. La carretera cada vez se vuelve más increíble, en esta ocasión vamos ascendiendo a mucha altitud en un camino que serpentea una y otra vez por la misma ladera de una montaña, viéndose abajo lejísimos todo el camino hecho.
Y tras cinco horas de viaje llegamos a Nako, un pueblo situado a unos 3.500 metros de altitud, y de una belleza extraordinaria; sin duda, un lugar mágico perdido en el mapa. Nako está asentado junto a un pequeño lago y rodeado de cumbres nevadas, entre ellas el pico más alto de Himachal Pradesh, el Leo Pungyal (6.770 metros) situado en un lugar que no conoce país, un área en disputa entre India y China, aunque administrado por India.
Las casas del pueblo sonde barro y están todas amontonadas con las banderas budistas por todas partes; sólo las separan unas estrechas callejuelas empedradas donde también se encuentran pequeños cercados con los animales; perderse por Nako es todo una experiencia, aunque es difícil pues es muy muy pequeño. Junto al pueblo se halla un viejo monasterio del siglo XI, donde han construido también uno más moderno para su uso.
Encontramos alojamiento en casa de una familia, los cuartos son igualmente tradicionales, con el techo fabricado de ramas, y una alfombra de tela cubriendo todo el suelo; además tenemos una puerta trasera que da a un huerto sin cultivar donde por las tardes salimos a intentar calentarnos con los débiles rayos del sol.
De nuevo nos hicimos una caminata hasta unos 4.000 metros, con unas vistas de 360 grados; en ésta área el terreno es bastante diferente a Kalpa; carece de naturaleza, es una región muy rocosa y seca. Una vez más no hay palabras, es uno de los lugares más alucinantes que hemos estado en el viaje.
Salimos de Nako en autobús, el mismo que viene de Rekong Peo; y nos dirigimos a Tabo junto a un alemán que conocimos en Nako, Christian.
La increíble “autopista” no deja de impresionarnos en pasos realmente complicados rodando junto a precipicios que no tienen fin. En Sumdo dejamos de estar cerca de la “Línea de Control” y nos chequearon de nuevo los pasaportes; desde este momento cambiamos de distrito, accediendo al Valle del Spiti.
Tan sólo fueron 3 horas de viaje hasta Tabo que se haya abajo en el valle a 3.050 metros de altitud; de nuevo en un terreno seco, pedregoso y desolador.
Nos alojamos junto al viejo monasterio, uno de los más importantes del mundo en arte indo-tibetano; el complejo está compuesto por nueve templos de barro con pinturas muy bien conservadas, el templo central es del siglo X, y dentro hay estatuas, pinturas y una sala tras el altar completamente llena de pinturas de Buda; es posiblemente el Gompa más bonito y diferente que hemos visto. Alrededor de él, están el resto de monasterios y stupas de entre los siglos X y XVI. Desgraciadamente las fotos dentro de los monasterios están estrictamente prohibidas, así que tendréis que venir hasta aquí para verlo…
Frente a Tabo en la montaña están lo que llaman “Ajanta de los Himalayas”, pues hay una cueva nuevamente con pinturas muy intensas de motivos religiosos budistas; alrededor el paisaje es seco y las piedras forman curiosas formas con las cumbres nevadas como telón de fondo.
La gente del pueblo es encantadora, habituamos a comer y cenar en un restaurante local que sirve thalis, llevado por una chica muy simpática, quien aseguraba que ya es demasiado vieja (26 años) con sus 4 hijos…
En un par de horas llegamos a la capital del sub distrito de Spiti; Kaza (3.660 metros) Por su situación en el valle hace que la nieve esté mucho más cerca y se note bastante más frio; fue un poco complicado encontrar un hotel pues la mayoría están cerrados aún, y además no hay agua corriente en la villa. La ciudad en sí carece del encanto de villas como Nako, es más grande y con acceso a muchas necesidades como buena comida, sólo que en la temporada alta, cuando los vehículos pueden llegar aquí desde Manali; ahora todo está bastante muerto.
El valle del Spiti conecta con el valle de Lahaul a través del Paso Kunzum (4.551 metros) Desde Lahaul es fácilmente accesible Manali, y si el tiempo lo permite estaría conectado con Ladakh en el estado de Cachemira, concretamente con la ciudad de Leh, la cual es nuestro objetivo.
Con el Paso Kunzum abierto ahorraríamos tiempo y dinero a parte de seguir viendo parajes inhóspitos; pero desgraciadamente este paso está cortado por la nieve, esto fue lo primero que fuimos a averiguar en Kaza cuando llegamos.
Mayo aún es una época fría para visitar éste lugar, y tampoco hay transporte que conecte con las villas de alrededor, las cuales tienen el encanto venimos buscando.
Al día siguiente decidimos con Christian ir caminando 12km hasta el monasterio de Ky; pero de camino pensé en hacer autostop y funcionó con una camioneta que subía hasta la villa de Ky.
El tiempo en esta área no nos favorece para nada, las montañas tienen una espesa capa de nubes constantes sobre las cumbres, y es bastante difícil hacer fotos del valle que continúa hasta el Paso de Kunzum. De todas formas desde que bajamos de la camioneta quedamos encantados con la belleza de Ky y del monasterio, el cual se encuentra amontonado en la cumbre de una colina cerca de la villa.
Caminamos los cuatro kilómetros y al llegar encontramos buenísimas vistas del valle; también vimos cómo una gente trabajaba durísimo cargando piedras en la espalda montaña arriba, tanto hombres como mujeres.
El monasterio de Ky se alza a 4.116 metros de altitud, y alberga 150 monjes; es el más antiguo del Spiti y al igual que el de Tabo conserva muy bonitas pinturas y una sala muy especial con una stupa que guarda reliquias de los lamas, de nuevo las fotos están prohibidas dentro…
Al salir del Gompa vimos unos pocos copos de nieve caer, en un principio nos reímos y fue gracioso. Nuestra idea era continuar caminando 4 km hasta la villa de Kibber (4.205 metros); según dicen aquí, el segundo asentamiento más alto del mundo con electricidad y comunicado por carretera; el primero está un poco más arriba, la villa de Gette situada a 4.270 metros de altitud.
De todas formas nunca pudimos llegar, comenzamos nuestra caminata y a los cinco minutos comenzó a nevar con bastante fuerza; debido a la ausencia de vehículos no teníamos otra elección que caminar bajo la nieve hasta Kibber donde al menos encontraríamos refugio y quizá transporte para volver a Kaza.
Fuimos bastante afortunados, tras caminar dos kilómetros bajo la fuerte nieve, un jeep privado bajaba de Kibber con dos turistas, lo paramos y las dos chicas suizas estuvieron de acuerdo en llevarnos de vuelta a Kaza con ellas. De no haber sido así habríamos quedado atrapados en Kibber pues la nieve estaba cuajando muy rápido.
La temperatura cayó de repente un montón haciendo un frio tremendo, en Kaza no pudimos hacer otra cosa que pasar el rato jugando a las cartas en el hotel con Christian, mientras observábamos el fuerte temporal cubriendo Kaza de blanco.
Con este tiempo, ya por seguro el Paso Kunzum permanecerá cerrado y no podemos continuar a Manali; y todo alrededor de Kaza está muy nevado; los tres tomamos la decisión de volvernos todo el camino hecho hasta Kalpa donde podremos continuar el viaje hacia el norte. Así que sin pensarlo nos embarcamos en el bus de 10 horas hasta Kalpa, volviendo a pasar por los increíbles paisajes del Valle del Spiti y el Valle de Kinnaur…
David y Maria.
ResponderEliminarReciban un saludo desde la sagrada tierra del Mayab,territorio de la peninsula de Yucatan.
Vivo en Cancun Mexico y dentro de mis planes para el año que entra (mayo aprox) es ir a Kazagystan.
Mi idea es estar lo mas cerca de la Tradicion Tengri y creo que lo podre hacer teniendo alojamiento directo con una familia Nomada.
Me gustaria saber de su experiencia por este pais si es que ya lo visitaron,asi como sus consejos.
Muchas gracias y ¿donde andan estos? in la kesh hala ken