25 agosto 2008

PAKISTÁN

Pakistán es otro asunto muy diferente a Irán, el cambio es abismal; lo único que no cambia, al menos en éstos primeros días, es la hospitalidad de la gente; en la misma frontera pakistaní, en el local donde Jan preparó los papeles de la caravana con la policía, nos sacaron tres platos de arroz con cordero especiado, delicioso.
La carretera hasta la primera gran ciudad, (Quetta, 630km), siempre nos había dado mucho respeto por todo lo que nos habían dicho en Irán; pero quedamos desengañados cuando el policía de la aduana nos comentó que no encontraríamos ningún problema siempre y cuando conduzcamos de día.

Desde que emprendimos el largo camino a Quetta hay dos cosas con las que nos quedamos; la primera es la gente, quienes nos saludan siempre, nos piden fotos y nos invitan a comer o tomar té; la otra cosa son los camiones pakistaníes, todo un arte. Los dueños los decoran de muy variadas formas: con pinturas, pegatinas, madera tallada, además llevan luces de colores y reflectores por todas partes incluso en las ruedas; las cabinas suelen tener unas grandes defensas, igualmente pintadas y con montón de colgajos y adornos. Mas tarde también encontraríamos autobuses decorados de un estilo similar, o tractores con enormes defensas llenas de colores, molinillos que giran por el viento, luces, altavoces con música…una autentica “romería móvil”


Al cruzar la frontera bastante tarde nos pusimos como limite Nok Kundi, un pequeño pueblo a dos horas de la frontera, así no nos alcanzaría la noche.
En este primer tramo, la carretera es bastante buena, sólo encontramos en alguna ocasión arena por medio, debido al viento que la trae de las dunas del desierto.

En Nok Kundi nos detuvimos en la oficina de “costums”; y el policía al contrario que Irán no puso ningún impedimento en que pasásemos allí la noche. Le comentamos que antes iríamos a la ciudad a comprar algo de comida y nos dijo: ¿por qué?, ¡nosotros tenemos aquí comida!… Aquel hombre fue muy amable con nosotros, nos trajo té con leche, y pasó la noche en una cama en la calle bajo un fuerte viento, frente a nosotros custodiando la caravana.
En la noche charlamos con los jefazos y nos retiramos a dormir pues estábamos muy cansados de estos dos últimos días; pero a los 5 minutos vino el hombre diciendo por la ventana, “come kitchen!”; fuimos a la cocina y tenían la cena para nosotros; carne picada especiada.


Nok Kundi, no es más que una calle prácticamente, llena de puestos policiales y militares, así que no debemos preocuparnos por posibles robos o secuestros.
La gente, más de lo mismo, majos, hospitalarios, y muy curiosos…


Pasamos la noche por segunda vez dentro de la caravana en una improvisada cama…



En la segunda etapa comencé conduciendo yo la caravana. Al principio fue muy extraño, después de no haber tocado un volante en casi 17 meses, y encima tener que conducir por la izquierda; esta es una de las herencias que dejaron los británicos durante la época colonial en Pakistán e India cuando eran un sólo país.
Pronto le cogí el truco y la llevé hasta la villa de Dalbandin; justo donde comenzó el tramo malo, que nos llevó mucho más tiempo de lo esperado. En el camino encontramos habitantes de este enorme desierto, gente que se movía en bici entre diferentes villas, personas caminando en mitad de la nada, niños que cortan la vía del tren para pedir un dinero a cambio de dejarnos pasar…Quizá lo más gracioso y muy duro a la vez, fue ver a los trabajadores del asfalto, quienes preparan el alquitrán con rudimentarios aparatos, y lo transportan con burros a la carretera; el resto de trabajadores lo van esparciendo en la carretera manualmente…


Al ir llegando a Quetta ya nos dimos cuenta realmente en clase de país nos encontramos; la carretera era de piedras, íbamos muy lentos, y al entrar en la ciudad empezó el caos…
Jan comenzó a esquivar como pudo los coches que venían por la derecha, izquierda, de frente; a parte de los carritos tirados por burros, bicicletas, motos, ricksawl; todo un amasijo de vehículos que circulaban en todas direcciones haciendo sonar las estridentes bocinas; por suerte Jan tiene anteriores experiencias conduciendo en países así, y haciendo sonar el claxon continuamente conseguimos avanzar cruzando la ciudad por completo y llegando a un área más tranquilo, que es donde vive nuestro primer anfitrión pakistaní de CS, Ulasyar.
Ulasyar y su familia son originales de Afganistán, exactamente provienen de unas tribus nómadas en la frontera entre ambos países, más al norte de Quetta. Ulasyar nos habló sobre multitud de problemas políticos en Pakistán, y sobre el movimiento talibán; la gente asocia Afganistán con ésta gente, y el quiere decir a todo el mundo que los afganos no son talibanes.

Dicen que Quetta es uno de los lugares más peligrosos de Pakistán: insurgentes baluchis que luchan por la independencia de la provincia mas grande del país (Baluchistán); pequeños grupos terroristas que luchan por sus tierras; y en los últimos tiempos están llegando los talibanes en su rápida expansión.
Aunque no se ve por la calle, todo el mundo tiene armas pues en Quetta hay multitud de tiendas donde comprarlas, y se escuchan disparos en la calle a menudo. Ulasyar nos comentaba que en pleno centro de la ciudad matan a tres o cuatro policías a la semana…

Bueno, a pesar de todo esto, cuando uno camina por la ciudad no se siente mucha inseguridad, paseamos tranquilos por el bazar, donde puedes comprar teléfonos móviles o cámaras de fotos de segunda mano. La gente en general son bastante majos, nos suelen mirar mucho, son curiosos y les encanta que les hagan fotos, así que aprovechamos esta buena oportunidad para sacar caras muy diversas pues en Quetta hay una mezcla de muchas culturas diferentes: baluchis, pakistaníes, afganos, centroasiáticos, y una comunidad de mongoles descendientes del gran movimiento impulsado por Genghiz Khan.
Los olores empiezan a ser muy intensos; en un momento nos llega un delicioso aroma a especias, como de repente aparece un olor a agua corrompida de los desagües que cruzan abiertos frente a las tiendas, o un desagradable olor a putrefacción de algún animal…


Nos sentimos muy a gusto con la nueva experiencia de viajar con Jan en la caravana, y decidimos seguir juntos un tiempo más. Nuestros viajes son muy diferentes, y ambos tenemos nuestras ventajas e inconvenientes; la gran ventaja de tener un vehículo es bien clara, la posibilidad de acceder a lugares que por nuestra cuenta no podríamos llegar. Saliendo de Quetta, cruzamos el paso del Bolan y nos metimos en un bonito cañón con un río donde aprovechamos a darnos un baño con la gente local. La gente dice que la zona no es segura del todo y elegimos dormir en un puesto militar.


Solamente así, viajando en carretera, es de lo más entretenido, se ven montones de locuras y disparates; cinco personas en moto, tres en bicicleta, los coloridos buses con tanta gente dentro como por fuera, ricksawl sobrecargados de niños, etc…etc…Y cuando paramos en una villa, todos se van acercando poco a poco hasta rodear por completo la caravana, observándonos como si fuésemos de otro planeta.
En las villas pequeñas quizás es lo peor, como pasemos demasiado tiempo, a los niños se les altera la sangre y se ponen un poco pesados, terminando golpeando la caravana cuando intentamos marcharnos.


Algo muy sorprendente en todo el camino son los búfalos, están por todas partes, y parece que su afición es pasar el día metidos en el agua o entre fango…


Hemos llegado a la ciudad de Shikarpur, a partir de aquí todo esta lleno de plantaciones de arroz, todo inundado y lleno de canales que vienen del gran río Indo. Un poco más al sur están las ruinas de la primera civilización del valle del Indo, Monjeo Daro; este día tratamos de llegar hasta allí para pasar la noche, todo un acierto pues era un recinto cerrado sin ningún peligro y donde pudimos dormir tranquilos en la calle; las temperaturas y humedad son tan altas que dormir dentro de la caravana se esta haciendo bastante duro.
Monjeo Daro posee una importante historia, pero como ruinas, no quedan más que unos pocos ladrillos, de lo que algún día fue. Quizá lo más llamativo es la estupa budista que se construyó muchos años después de haber desaparecido la ciudad; de todas formas la estupa es otro montón de ladrillos…



Esquivando vehículos, búfalos y carros, llegamos a la ciudad de Sukkur, igualmente desorganizada y caótica; aquí localizamos el minarete de Mir Masum Shah, con unas tumbas y mezquita bajo él. Algo se va percibiendo y es que aunque sean tumbas musulmanas, templos, o lugares islámicos; todo tiene un toque cada vez más a India, tanto en el estilo arquitectónico o costumbres, como echar flores, arroz y montones de cosas sobre las tumbas, colocar luces, cintas y adornos por todas partes; o entrar descalzo en cualquier lugar que se considere sagrado, independientemente de la suciedad del lugar.


Alcanzamos la ciudad de Ahmadpur, donde fuimos afortunados de preguntar en una gasolinera, ya que el dueño hablaba muy buen inglés y nos dio todos los datos que necesitábamos para encontrar el fuerte de Derawar, además nos dejó usar internet en su local.

En Dera Nawad visitamos el palacio de Sadiq Garh; que, al pertenecer a unos príncipes no se puede visitar; pero los guardas son muy flexibles y por algo de dinero no hubo inconveniente en echarle un vistazo. Antes que el palacio lo más bonito fue la mezquita, de un estilo totalmente nuevo.


Con el atardecer partimos al desierto de Cholistán, que realmente es el desierto de Thar compartido por Pakistán e India. En mitad del desierto se haya el gran fuerte de Derawar, una mezquita y unas tumbas; llegamos por la noche justo cuando estaban rezando en la mezquita, y lo que notamos fue un lugar y una gente muy espiritual.
A la mañana siguiente fuimos a las tumbas, pero al pertenecer a la misma familia de príncipes, no se podía entrar, así que Jan y yo saltamos el muro y nos colamos dentro para admirar los bonitos mausoleos de mármol.


Deshicimos la carretera del desierto hasta Ahmadpur y nos acercamos a la villa de Uch; un lugar pequeño, pero centro de peregrinación por varios importantes santuarios situados allí.
Nos acercamos al más importante de ellos y al principio la gente sólo nos miraba con curiosidad como siempre, pero la cosa fue subiendo de tono y empezaron a pedirnos fotos, a seguirnos por todas partes…Luego llegaron unos músicos y toda la gente bailaba alrededor; lo curioso es que al irnos nos dimos cuenta que los músicos y todo era por nosotros, ya que al abandonar el lugar, se terminó la música y todos nos acompañaron a la caravana.

7 comentarios:

  1. eeee!!!!

    que bonitos los camiones adornados!!teneis que tener cuidado en esta zona que no anda bien la cosa aunque eso ya lo sabréis vosotros de sobra, estaréis contentos de estar cerca del país que tanto os marcó y en el que vais a estar tanto tiempo "India", lástima que esta vez no pueda ir a veros, venga hermanitos ánimo y seguid transmitiendonos esas cosas tan intersesantes.

    besos Virginia

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  2. Estais haciendo un viaje increible.Disfrutadlo.

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  3. Hi you two! Looks like you are having a great time. Maybe we will meet in Australia? Hope you are well! Friedel & Andrew

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  4. Hi you two! Looks like you are having a great time. Maybe we will meet in Australia? Hope you are well! Friedel & Andrew

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  5. Qué bonito blog lleváis, qué viaje fantástico... Desde Teherán, os deseo lo mejor.

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  6. Ánimo parejuca, lo estáis haciendo genial. Fantástico que compartáis el viaje a través del blog...os había perdido la pista pero ayer cuando me di de alta en CS reencontré el blog y he disfrutado mucho con la lectura y sobre todo con esa maravillosas fotos !!

    Buen camino y un gran abrazo desde la tierruca.

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  7. hola Maria y compañia:

    soy Nieves la excompañera
    tuya de trabajo.

    Me parece muy buen trabajo
    lo que estais haciendo y
    eso lleva mucho trabajo
    bueno un saludo mio y de
    parte de las marismas
    que esperamos que os lo
    paseis muy bien.



    besos




    Nieves

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