04 septiembre 2008

LAHORE

En Pakistán hay multitud de palacios espectaculares, con sus mezquitas, jardines perfectos… pero es una gran pena que la mayoría pertenecen a los militares y está restringido su acceso. Es el caso de la ciudad de Bahawalpur, que se nos cruzó desde el primer momento, a cada lugar que íbamos no podíamos entrar por éste motivo; así que al final terminamos visitando la biblioteca y el zoo, (dicen que el mejor de Pakistán), pero la verdad es que fue una pena ver a los animales en un estado deplorable.



Desde aquí comenzamos a encontrarnos mal del estomago, algo que duraría por muchos días más; lo achacamos a la comida de hace un par de días en un bar de carretera lleno de moscas, el caso es que Jan, no le afectó…
En Multan nos esperaba una nueva experiencia de CS, esta vez una chica, Aqsa; se presentó en el encuentro con sus hermanos y la madre, y apenas tuvo contacto con Jan o conmigo; desde el primer momento quedó bastante claro que los hombres con los hombres, y mujeres con mujeres.
Al vivir en una zona militar la caravana no podía tener acceso, por eso nos llevaron a casa de unos familiares donde quedaría el vehículo por el resto de días, y Jan fue invitado a estar en la casa con nosotros.
Esta familia parecía bastante adinerada, y en un principio guardaron mucho los modales, pasado un día se fueron abriendo y al final la verdad es que fueron majos y una gente muy hospitalaria; el padre de Aqsa es abogado, una interesante persona que nos habló sobre la inestabilidad política de Pakistán, y sobre antiguos viajes suyos, como venirse en coche desde Londres hasta Pakistán, en un tiempo donde no existían visados…
Nos llevaron a visitar a todos sus familiares, casi que parecía que nos llevaban para mostrarnos un rato y contar quienes éramos; fue muy gracioso.
Tenían una casa grande, y nueva, pero era una desgracia que debido a los problemas que sufre el país hay multitud de cortes eléctricos, en ocasiones teníamos una hora de luz y otra no, siempre en las horas en punto.
Algo que nos llama la atención son los criados, tanto ellos como sus familiares los tienen en casa; son gente pobre, de otro nivel, que viven con ellos durmiendo en el jardín o porche de la casa; el trato que reciben es totalmente diferente.
Fueron unos días bastante relajados en los que nos llevaron a ver las cosas más importantes de la ciudad, santuarios, el fuerte, iglesias protestantes…



Mientras estos últimos días pasaban; Alex (la compañera de Jan) se arrepentía de no haber venido a Pakistán, así que decidió venirse en buses y trenes, hasta encontrarnos aquí en Multan; dos días más tarde llegamos a la inmensa urbe de Lahore, el principal y único paso que nos puede llevar a India. Con las direcciones que nos dio Amina, la chica de CS, conseguimos llegar con la caravana hasta su casa.
Este mismo día, tuvimos un gran acontecimiento; se trata de un espectáculo Sufí, una rama mística del Islam podríamos decir.
El local donde se celebraba era minúsculo y lleno de gente por el suelo fumando hachís; conseguimos hacernos de un hueco y disfrutar del gran espectáculo. Cuando llegamos, los tres hombres que tocaban los tambores, ya llevaban horas sin parar, y continuaron durante las tres horas que pasamos allí, eso sumándole la potencia y velocidad con la que golpeaban, lo hacía aún más increíble.
A nuestro alrededor había gente que movía la cabeza a los lados muy velozmente, como si fueran poseídos por el ritmo de la música; más tarde se formó un círculo central donde varias personas comenzaron a dar vueltas, moviendo la cabeza muy bruscamente y sacudiendo todo el cuerpo, parecía que entraban en un estado de trance; mientras la música subía de intensidad, más rápido movían la cabeza y cuerpos. Un momento cumbre fue cuando los músicos comenzaron a girar a gran velocidad sin dejar de tocar el instrumento.



Los días en Lahore transcurrieron lentos y muy tranquilos; los primeros días María y Alex estuvieron mirando bazares, mientras Jan y yo tratábamos de captar fotos interesantes de la gente, que no cesaba de pedírnoslas.



Algo que marcó el resto de días, fue también la decisión de Jan de pegar un buen cambio a su auto-caravana; al ver los bonitos diseños de los camiones pakistaníes decidió hacer lo mismo con su vehículo; todos ofrecimos nuestra ayuda, y al final Jan decidió hacerlo entre todos nosotros. Pasamos varios días ayudándolo, en los cuales disfrutamos igualmente, colocando pegatinas por la caravana, ante el asombro de la gente que pasaba por la calle; de todas formas, Jan tuvo el detallazo de invitarnos a una cena como agradecimiento, el día que casi la dejamos terminada.



Amina nos organizó algunos encuentros con gente del club; como fue el caso de Anis, un hombre muy interesante que nos invitó a cenar a los cuatro en la zona más moderna de Lahore, que no tiene nada que ver con el viejo centro de la ciudad.
Además nos llevó de visita nocturna al fuerte y a la gran mezquita Badshahi; que visitaríamos los días posteriores; así como el templo Sikh construido contiguo a la mezquita.



Algo realmente de impacto fue caminar, (si es que se puede llamar así…) por las calles del centro viejo de Lahore. A parte de los viejos edificios llenos de cables eléctricos que no se sabe para donde van, está el tráfico… Era tan intenso en aquellas estrechas callejuelas que nos era imposible caminar a los peatones, teniendo de saltar por encima de las ruedas de las motos para poder avanzar. El problema es que todo el mundo quiere ser el primero y no les importa hacer un tapón en la carretera muy complicado de descongestionar. El ricksawl, la moto, la bici, el caballo y el hombre con el carrito intentando pasar bajo el caballo; los coches, vacas, basura, ruido estridente de bocinas, y humo de los tubos de escape, mientras los vendedores intentan resistir con sus puestos de comida; una combinación imposible de describir con palabras o fotos…



Después de cuatro días en casa de Amina, debimos irnos para dejar paso a otros huéspedes, marchándonos a un reconocido hostal, donde casi es una atracción dormir allí y conocer a otros viajeros, que vienen de India, China, Irán, Afganistán…
Esto coincidió con uno de los meses más sagrados del mundo musulmán, el Ramadán, algo que ya vivimos hace casi un año cuando entramos en Turquía. Aunque es la misma fecha no es exactamente un año, pues los musulmanes se guían por el calendario lunar para éste tipo de fiestas, y cada año el Ramadán se adelanta 10 o 11 días. Y de nuevo vivimos ese cambio radical, pasando de un día normal, a ver todo muerto por las calles durante el día; todos esos animados puestos de samusas, kebab, carne…quedarán, cerrados durante la luz del día por el próximo mes.
Con las temperaturas y humedad tan alta de Pakistán, ponen aún más difícil este reto, y mucha gente lo que hace es matar las horas en la mezquita orando o simplemente tirados sin hacer nada…



Entre Pakistán e India es bien sabido que existe mucha rivalidad desde que fueron separados en 1947; desde entonces se celebra un curioso acto que nos acercamos a ver. Jan y Alex nos llevaron en la caravana los 30km que separan Lahore de India; la verdad es que es de lo más extraño un espectáculo en la misma línea fronteriza que separa un país de otro.
El acto se ha vuelto tan famoso que han montado hasta gradas para verlo, pero en el caso de Pakistán estaba muy poco animado debido al Ramadán; frente a nosotros veíamos India, con multitud de gente en las gradas animando a su país con banderas.
La música también forma parte de la competición, por eso la tienen a todo volumen; y alguien va gritando con un micro ánimos para su país mientras la audiencia responde a gritos, en una extraña mezcla de nacionalismo, comedia, amistad y odio entre los dos países.
El acto comienza con un desfile de los policías uniformados en negro, con un peculiar gorro, quienes avanzan bruscamente a toda velocidad, terminando con fuertes y sonoros golpes de sus pies contra el suelo, llegando a levantar tanto la pierna que golpeaban el sombrero con el pie.
Abrieron las puertas de la frontera por un momento, en el que se dieron la mano, y cerraron de nuevo para seguir desfilando.
Más tarde la puerta se abrió de nuevo siguiendo una serie de pasos para bajar ambas banderas, todo ello acompañado de bruscos pasos frente a los oficiales hindúes, fuertes miradas y gestos de "hombría". Todo terminó con la recogida de la bandera por ambas partes y desfile para llevarla a su sitio; las puertas se cierras de un fuerte golpe y la frontera queda cerrada hasta el día siguiente por la mañana.



Si todo sigue su ritmo, mañana estaremos regresando a la frontera para cruzar a un país que visitamos hace 6 años, y que en aquel tiempo nos marcó bastante. Lo que es seguro es que será un gran cambio después de haber pasado un año en países musulmanes, sólo a excepción de Etiopía.
Tras casi 60.000km en todo tipo de medios de transporte a excepción de aviones, afrontamos una nueva etapa en nuestro viaje.

3 comentarios:

  1. la foto del señor sentado en el templo o palacio es una pasada

    por cierto sua ¿te has cortado la melena? es que en la foto de la caravana termianda lo parece

    el payaso de kemen

    ResponderEliminar
  2. ?Que es CS? Coach sharing? Por favor que alguien escriba lo que es que lo leo en todas las entradas y no se lo que significa.

    ResponderEliminar