09 octubre 2008

GUJARAT

Al dejar Nueva Delhi sufrimos un nuevo intento de estafa; el que venga por aquí y viaje en tren ya se puede estar al loro.
Esta vez, al no estar confirmado nuestro ticket, los timadores nos dijeron que debíamos ir a una oficina enfrente y pagar “por debajo de la mesa” a alguien, para que nos consiguiese una cama en el tren. Pero le dijimos claramente que no nos fiábamos de él; finalmente confirmamos nuestro billete en las ventanillas y listo.

En los trenes se debe de tener bastante precaución, la misma gente local amarra sus mochilas con grandes cadenas y candados, y a veces se ven pasar policías con niños esposados; lo cual no inspira mucha confianza.

Gujarat se sitúa en el centro oeste de India; junto a Punjab, es el estado más rico de India. Nuestra primera parada es Ahmedabad; no es su capital pero es la ciudad más importante del estado, sobre todo por su industria textil. El hotel más barato que pudimos encontrar nos salió por 3€ la doble pero era bastante cutre, con montón de desagradables insectos. La ciudad esta dividida en dos partes por el río Sabarmati, y al igual que en las estaciones de tren, las chabolas se agrupan en la ribera del río.



Nuestro primer día en Gujarat coincide con una serie de grandes festividades; primeramente en el mundo islámico, han terminado con el Ramadán y los musulmanes tienen 3 días de fiesta, que ya vivimos en Turquía, el “Eet”; por lo que se ve mucha gente en las calles comprando ropa nueva y otras cosas.
Por otra parte comienza en Gujarat el Navratri; el festival de las nueve noches, que consiste en una serie de bailes repartidos por toda la ciudad, que se repite al mismo tiempo en cada ciudad del estado.

Nos habían comentado que esa noche coincidía una de las fiestas no lejos del hotel nuestro, pero cuando salimos en su busca, nadie sabía nada, y todos nos mandaban lejos al otro lado del río. Nos desanimó un poco, pero la gente nos ayudó mucho indicándonos el autobús que debíamos coger y donde debíamos ir después, así que nos marchamos sin pensarlo.
Hubo un hombre que nos sacó de los esquemas en India, demostrándonos que hay gente muy hospitalaria también en este país. Mudy nos acompañó en el bus y nos llevó hasta el mismo espectáculo del Navratri; pensábamos que él iba porque quería, pero al final descubrimos que había ido solamente por nosotros.
Nos quedamos alucinados cuando vimos el festival, nos estábamos imaginando un local pequeño con gente amontonada, dónde veríamos todo bien de cerca; pero no…, todas las carreteras alrededor de la gran explanada estaban cortadas porque el primer ministro iba a presenciar el espectáculo; y dicha explanada era de tales dimensiones que parecía un concierto de Iron Maiden; habían colocado docenas de pantallas para que la gente pudiera verlo. Nosotros sólo pudimos llegar al límite para la gente normal, (a unos 150 metros del espectáculo); de ahí hasta el escenario era sólo para privilegiados.
Aunque lo vimos muy de lejos y prácticamente por las pantallas, el espectáculo era de lo más perfecto y cuidado, con vestuarios llenos de detalles, grandes y coloridos, al tiempo que el volumen de la música se metía por todo el cuerpo. En el rato que estuvimos, vimos como iban presentando los diferentes estados de la India, haciendo los bailes de esa provincia; todo culminó con un canto espiritual-religioso, en el que todos alzaban velas, y tras ello unos fuegos artificiales.


Visitamos el fuerte de Bhadra; un remanso de paz en mitad de la ciudad; todo alrededor está lleno de vendedores ambulantes y cientos de personas comprando y desplazándose.
Es un fuerte bastante deteriorado, pero que conserva su encanto; fue construido por el fundador de la ciudad Ahmed Shah. Cruzando una vieja puerta de madera llena de remaches de metal accedimos a un patio, donde un hombre muy mayor nos indicó la forma de subir al fuerte; este hombre estaba custodiando un pequeño santuario donde la gente “ata” sus deseos con cintas en un pequeño templo.


En el fuerte se encuentran dependencias del gobierno y no está abierto al público, pero pedimos permiso y no hubo ningún problema; al contrario que en otros lugares turísticos, sin ningún tipo de ticket investigamos el fuerte a nuestras anchas.


Desde la parte superior veíamos la calle principal hasta arriba de gente, rickshaw, puestos…; al fondo está la puerta Teen Darwaja, que al igual que el fuerte, fue parcialmente destruida por el fuerte terremoto del 2001, de una escala 7,9 y que dejó más de 30.000 muertos.


La gran mezquita estaba a rebosar por ser el último día de Ramadán; el estilo arquitectónico de ésta es muy diferente; se emplearon restos de templos hindús y jainís; por dentro tiene cientos de columnas y en una de las esquinas se alza un altillo lleno de celosías talladas de piedra.


Caminando por el casco viejo fuimos encontrando diferentes e interesantes templos, como dos jainís hechos de mármol blanco, uno de ellos bien protegido por las sagradas vacas.


El templo hindú de Swaminarayan es muy colorido, sobre todo su fachada exterior con todas las figuras sacadas como de un cuento. Los policías de la entrada insistían en si teníamos una cámara de fotos; pensamos que era para pedirnos dinero por hacer fotos, o que quizá no se podía, pero lo único que querían, era que les hiciéramos unas fotos con postura de grandes defensores de la ley.



Este segundo día recibimos un mail de Radio Euskadi, estaban interesados en hacernos una entrevista, y sin pensarlo más esa noche nos llamaron para hacerla; no sabemos si se podrá buscar por internet, para el que le interese fue el día 1 de octubre a las 21:00h; el programa se llama “Levando anclas” en “La casa de la palabra”

Un viaje de 8 horas de tren nos lleva a la localidad de Junagadh en la península de Saurashtra; una ciudad de mayoría musulmana que nunca quiso formar parte de India, sino de Pakistán durante la repartición de los países, pero por motivos geográficos fue imposible al ser una sóla ciudad en mitad de tierra india. El viaje fue muy tranquilo y el tren iba prácticamente vacío aunque nuestros billetes estaban en lista de espera; aquí descubrimos el por qué de las listas de espera…Si no compras el billete del viaje completo entre las dos estaciones que se mueve el tren, te meten en lista de espera, (aunque seas el primero en comprarlo), si el tren no se llena, bien; pero si se llena, ¡te quedas fuera!

En Junagadh nos esperaba una nueva experiencia con familia india; Joshi nos recogió en la estación de tren y nos llevó a su casa dónde nos recibieron como es típico en las casas indias, con un vaso de agua y un té.

Si queríamos ver la ciudad debíamos darnos prisa pues hay mucho que hacer aquí; esa misma tarde salimos con Joshi y visitamos el fuerte de Uperkort; un enorme recinto con cuevas budistas, una mezquita en desuso, y varios baolis (pozos) de dimensiones descomunales; uno de ellos se abría paso mediante una grieta natural en la roca, que hacía a uno sentirse muy pequeño dentro; todo ello estaba lleno de palomas, con lo que la probabilidad de que un excremento cayera, era muy alta; de hecho nos cayó…


Desde el fuerte podíamos ver la montaña Ginar, un gran reto que nos esperaba el día siguiente.


En el recinto encontramos montones de piedras hechos por la gente; los hemos visto en más ocasiones, por ejemplo en Cantabria pueden ser para marcar alguna ruta de montaña, otros dicen que son deseos que pide la gente y se cumplen cuando las piedras caen al suelo por el viento. Aquí la gente coloca las piedras una sobre otra para pedir a dios que le dé una casa con tantas plantas como piedras ha colocado.


La ciudad de Junagadh tiene mucho encanto; además este día está completamente lleno de gente pues se suma una fiesta más a las dos actuales; el 2 de octubre es fiesta nacional, conmemorando el día del nacimiento de Mahatma Gandhi; llamado el padre de la India, una persona muy querida en cualquier parte del país; pero aquí en Gujarat más aún pues nació en Porbandar a tan sólo 100km de donde nos encontramos.
En el centro de la ciudad hay una mezquita espectacular con escaleras de caracol exteriores en los minaretes, y el mausoleo de Mahabat Maqbara.


Antes de cenar en casa de Joshi aparecieron los vecinos para darnos la bienvenida e invitarnos también a sus casas a tomar té; su hija vestía el traje tradicional de bailar Navratri, mas tarde fuimos todos juntos a uno de los bailes que se celebran en la ciudad.


La mujer de Joshi nos preparó comida típica; y como buenos hindús, vegetariano estricto. La comida vegetariana en India varía entre provincias, ciudades, lugares…, pero hay algo en común que nunca cambia, el plato donde se sirve y que se le llama Thali. Cuando se pide o sirve un thali suele haber cosas en común que nunca cambian como es el chapati (pan), arroz blanco y dhal (lentejas); aparte de esto, cosas que varían son: verduras al curry (judías o patatas), un queso blanco con una salsa especiosa, una sopa vegetal, yogurt, y a veces se incluye un pequeño postre a base de lácteos extra-dulce.


La montaña de Ginar fue nuestro desafío para el segundo día en Junagadh; es un lugar sagrado en el mundo hindú, un lugar de peregrinaje. Para acceder a la cumbre se han de subir nada más y menos que 10.000 escalones, pero nosotros comenzamos por alrededor del número 3.000 que es donde termina la carretera. Desde el comienzo se suceden montones de pequeños templos, donde la gente deposita cocos y otras frutas, algunos de los dioses son realmente graciosos y otros dan miedo de verdad…


La ascensión fue dura de verdad, si fuese terreno llano seguro que no sería tanto pero al ser escalones, los gemelos sufrieron lo suyo… Los escalones están marcados con números para que uno se vaya haciendo a la idea de la paliza que le queda por darse; afortunadamente el tiempo estuvo nublado y fue menos duro, aunque el más del 80% de humedad casi nos deshidrata de la sudada que cogimos; desafortunadamente las fotos quedaron de lo peor por el ambiente tan cargado que teníamos.
A dos tercios de camino encontramos el primer grupo de templos, la mayoría jainís, (estos siempre construyen los templos en lugares imposibles)


Mas arriba en la cumbre encontramos pequeños templos hindús y mucha gente de peregrinaje; muchas personas pertenecen a grupos tribales, cada uno vistiendo sus trajes tradicionales. En cada templo también se hallan los Santones o Shadus, son personas sagradas en el hinduismo, se les reconoce fácilmente por su larguísimo pelo enroscado en la cabeza.


De nuevo en tierra firme, visitamos el templo de Swaminara; un tipo de templo que hay repartido por todo el país, y que son de lo mas impresionantes; son templos nuevos, éste en concreto se terminó hace tres años, pero lo bueno es que conservan el estilo de siempre, construido en roca maciza y con detalles de lo más minúsculos.


No entendemos por qué en India es tan difícil a veces comunicarse con la gente, y no es cuestión de idioma, aunque el inglés de India deja mucho que desear… hemos llegado a la conclusión de que sencillamente son indios, y viven en otro mundo muy diferente. Nos ha costado un mes, pero ya vamos aprendiendo cosas interesantes, Jhosi nos habló de un proceso muy importante para los Brahamin (la casta alta de India); se podría comparar quizá con la Primera Comunión en el cristianismo.
El nombre es Choli Bandan, entre una gran fiesta el niño de unos 11 años recibe el Janoi, (tres finas cuerdas que se lleva colgado en el cuello y cruzado por el cuerpo)
Todo hindú se ha de colocar las tres cuerdas por encima de la oreja cada vez que van al servicio o a bañarse; y cuando se casan reciben otras tres cuerdas. La mujer no las lleva, ella en cambio se coloca el Sindur al casarse, (punto en la frente).
Durante el ritual, llevado a cabo por un Shadu, el niño sostiene una serie de ofrendas y lo pintan la cara con una especie, turmerik; según dicen blanquea la cara, algo muy importante para los Brahamin.
Para terminar lo afeitan la cabeza dejándole un pequeño rabo en el cogote (algo que vimos hace semanas en Ujjain), dicho “rabo” se llama Choli, que es lo que da nombre al ritual.

La siguiente y última parada en Gujarat es Bhavnagar; allí, nuestro anfitrión de CS Janak, nos aseguraba que éramos los primeros extranjeros en la ciudad; la verdad es que Bhavnagar no tiene nada de nada, pero lo utilizamos como base para acercarnos a Palitana, otro lugar de peregrinación, esta vez de la religión jainí.
La noche que llegamos salimos con Janak y la familia por la ciudad que sigue bien animada por el Navratri; nos llevaron a un templo de Swaminara, una réplica del de Junagadh, con imágenes de Shiva con su esposa Parvati y su hijo Ganesha, a quien su padre cortó la cabeza reemplazándosela por la de un elefante. También se encuentran Rama con su mujer Sita, y Hanuman, quien ayudó a Rama a rescatar a su mujer del rey de Sri Lanka construyendo un puente de monos entre India y la isla, que hoy día aún se puede ver en fotos por satélite (barrera de coral)
Estas son dos sencillas historias de las miles que existen en la religión hindú; Janak nos contó que los templos siempre están situados de forma que el dios principal (en el centro) mire al este, pues es el lugar del amanecer, y el sol es considerado un dios igualmente.

Pasamos un rato rápido en la fiesta Navratri, y en lo poco que estuvimos allí ya querían hacernos el rey y reina de la fiesta y colocarnos en una silla central donde nos darían regalos; pero preferimos escaquearnos, pues al día siguiente teníamos un duro día.


Madrugamos un montón y así pudimos coger un bus pronto hasta la cercana localidad de Palitana, donde se encuentra la montaña Shetrunjaya, el centro sagrado jainí.
Esta vez la caminata fue más suave, sólo son 3.570 escalones y algún tramo caminando; al estar en fiestas y ser domingo había mucha gente; para las personas enfermas, con algún problema u otros que son algo vagos, existe la posibilidad de tomar un dholi, un silla sujeta a un tronco y llevado por dos personas. A parte de estas personas hay otras que trabajan en la construcción de nuevos templos y suben piedras gigantes entre 12 tíos en plan muy primitivo y salvaje.


La gente que accede en estos días a la montaña no son precisamente jainís; los jainís no salen de casa durante la temporada de monzón porque como ya contamos deben respetar toda vida animal, y durante esta época, el suelo se encharca, esta húmedo y aparecen montón de insectos a los que pueden hacer daño pisándolos.
Al llegar al final de las escaleras el camino se bifurcó en dos, casualmente tomamos el de la derecha lo cual fue un acierto pues era el final del recorrido y nos pasamos el día diciendo a los guardas que ya pagaríamos más tarde el permiso de fotografía…


El complejo de templos se halla amurallado en lo alto de la colina, los templos están agrupados en tunks, (recintos) dónde se encuentra un templo principal y muchos secundarios.


Los templos jainí tienen estrictas normas, no se puede meter dentro comida, bebida, tabaco y prendas de piel o cuero, y las fotos están prohibidas, sobre todo las de su dios Mahaveer, quien muestra una postura muy similar a la de Buda.
Donde ocurrió lo contrario fue en el único templo jainí de la rama Digamba que visitamos; donde el hombre nos dijo que su dios está desnudo ante todo y se podía hacer fotos. Como ya contamos hace varias entradas, los Digamba no aceptan el uso de ropa y sus gurús aparecen en imágenes desnudos, como es el caso de uno que durante 105 días sólo tomo agua, y comió un día. Es muy gracioso ver en un lugar tan sagrado dibujos de gente desnuda en cualquier parte.


A pesar que estamos muy reventados después de estos últimos días tuvimos suficiente fuerza para empaparnos de información de Janak, quien es una autentica mina para nosotros; hasta ahora es la persona más racional que hemos encontrado, la más culta podríamos decir, y a quien se puede preguntar de todo.

Al contrario de lo que nos contó Vinod (Bhopal); según Janak (y nosotros también), el sistema de castas perdura y es muy fuerte.
Existen cuatro castas en la sociedad india, cada persona nace en una de ellas y jamás podrá cambiarla, ni mejorar ni empeorar su situación social; se nace pobre o se nace rico…
El estar en una casta alta o baja depende de lo que se fue en un pasado, los hindús creen en la reencarnación; y después de haber sido, una hormiga, un perro, un elefante…se llega a la última de las reencarnaciones, la más perfecta, la humana.

La primera de las castas es la Brahamin, son la gente que vive bien y para quienes la educación es lo más importante, (todos con quien estuvimos en India alojados, son Brahamin)
La segunda es la Vaishya, son gente con dinero, gente de negocios para quienes la educación es algo secundario; los jainí suelen pertenecer a esta casta.
La tercera los Satria, quienes en el pasado hacían de sirvientes del rey.
La cuarta y última son los Shudra; esta palabra en sí constituye un insulto, es la casta más baja, la más paupérrima; suelen ser campesinos, limpiadores de letrinas, carpinteros…

Los Brahamin suelen ser vegetarianos estrictos, aunque eso varía según las condiciones geográficas, pues Janak nos aseguraba que en la costa sur de India, al abundar el pescado, ellos lo comen.
Los jainí son vegetarianos estrictos; pero además, no comen nada que venga debajo de la tierra como puede ser patatas o cebolla, ya que al extraerlo se hace daño a insectos que viven en la tierra.
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Ya se sabe de India que es muy típico ver a dos o tres en bicicleta llevando unas tablas, otro en bici que lleva una moto, una cama, un cristal enorme; en las motos van familias enteras, (hasta 6 en moto hemos llegado a ver). Nosotros nos adaptamos a todo rápidamente, y así nos llevó Janak a visitar la ciudad…


Durante la vuelta que dimos vimos un grupo de mujeres diferentes, una de las multitudes de minorías que hay en India. En este caso, en la tribu Alle, tienen una curiosa tradición: si coinciden dos mujeres embarazadas hacen un pacto entre ellas, si el hijo de cada una es de sexo opuesto se casarán en un futuro. Matrimonios concertados antes de nacer, increíble…pero cierto.

Fuera del orgullo nacional que suelen tener los indios, Janak nos comentó que cuando los británicos dejaron la India, y quedó en manos de los nativos, fue un autentico caos, un enorme desorden que ha llevado muchísimos años reorganizar. El caótico tráfico comenzó por entonces, la gente no respetó las reglas, y así esta todo, patas arriba; cada uno conduce como quiere; también que obtener un permiso de conducir de moto para cualquier cilindrada cuesta 3 US$ y se hace en el momento, sin estudios ni examen.

Es muy curioso, pero lógico, que el gobierno de India, haga lo contrario que en Europa; en India no está estipulado por ley tener un solo hijo, como es el caso de China; el gobierno no recomienda tener más de dos hijos, y lo que hace para fomentarlo es dar una ayuda o incremento en el sueldo al tener un hijo, pero al tener el segundo la cuota se reduce, y así sucesivamente hasta desaparecer.

4 comentarios:

  1. Así que al final os llamó Roge Blasco eh? No se quien le pasaría el enlace... jeje

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  2. El del comentario de antes era yo, no se por qué pone anonimo

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  3. Muy curiosos todo lo relacionado con la religión jainí. Lo desconocía.

    Saludos.

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  4. Gracias.

    Os comento que se acaba de publicar en la Red un pequeño pero interesante estudio sobre el programa Levando Anclas. Estaría muy bien si pudierais aportar vuestro informado punto de vista (no es necesario registrarse para escribir en el foro enlazado, que se puede hacer sin indicar el nombre real si se quiere, de forma anónima).

    Muchas gracias

    Está en http://pergaminovirtual.com.ar/foro/sociedad/temas-de-actualidad-pol%C3%ADtica-y-social/6082-%C2%BFse-est%C3%A1-volviendo-comercial-el-m%C3%ADtico-programa-de-viajes-levando-anclas-de-radio-euskadi-presentado-por-roge-blasco/

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