29 marzo 2009

KATMANDU

En Darjeeling aún estuvimos un par de días mas de descanso; comiendo las salchichas de cerdo cada día y también conociendo más gente maja como Arturo y Patricia, una pareja asturiana.

Nos marchamos de India con ganas de visitar Nepal, pero con intriga de cómo nos irían las cosas pues toda la gente nos ha pintado Nepal bastante mal en plan de robos; y debido a las continuas huelgas, hay turistas que espera durante días en carretera parados sin hacer nada.

Desde Darjeeling tomamos un jeep hasta Siliguri y otro más hasta la frontera india, donde un hombre nos recibe con un: “¡La frontera está cerrada!”; no era cierto pero en algo tenía razón el hombre…
Pasamos la inmigración india y cruzamos el puente sobre el río que marca la frontera entre ambos países; en la inmigración nepalí solicitamos nuestro visado para un mes; recientemente se ha cambiado y lo que antes era 30US$ por 2 meses ahora es 40US$ por 1 sólo mes; además el policía nos pidió 100 rupias extra por el papeleo, a lo que respondimos, que ese dinero no nos sonaba para nada; después de un intento más para sacarse una propina extra aquel policía corrupto; nos dijo: ¡Ah! Si ya habéis estado en Nepal anteriormente, no hace falta…

Indagando sobre la posibilidad de tomar un autobús nocturno directo a Katmandú, el policía nos dice que hay huelga y la carretera está cortada, pero en la noche se despejará. La realidad era mucho más cruda; cuando fuimos a comprar el billete, nos dicen que hay diferentes huelgas y que sólo hay dos posibilidades: 1ª Tomar un autobús de 1.500 Rupias nepalíes (14€) vía India entrando a Nepal por el sur en una frontera no oficial; un trayecto de 36 horas estando ilegales en India con la probabilidad de que ocurra algo y se nos caiga el pelo… 2ª Esperar 2 o 3 días (o más) en Kakarbhitta, la ciudad fronteriza sin ningún tipo de encanto, hasta que las huelgas se disipen.
Ninguna nos gustaba lo más mínimo, así que recurrimos a un puesto de oficina turística en el que decidimos que lo mejor sería ir viajando a trozos e ir pasando las huelgas, un viaje bastante aventurado.

En la frontera conocimos a Nina una chica austriaca que se unió a nuestra idea, y mientras planeábamos vimos a dos extranjeros, a los que me acerque corriendo preguntándoles si iban a Katmandú. La frontera está llena de gente pesada ofreciéndote viajes para sacarse comisiones, y al preguntar a los extranjeros si iban a Katmandú, estos se pensaron que era un tío local más y me ignoraron; tuve que volver rápido diciéndoles: ¡soy español, soy español! quedando totalmente desconcertados.
Eran dos franceses Ben y François, que también se unieron a nosotros.

El primer paso era viajar en bici-rickshaw unos 12km hasta el pueblo de Charali donde se encuentra la primera huelga cortando la carretera; cuando encontramos varios que nos llevaban, se arrepintieron al rato alegando que se había levantado mucha violencia incluso con disparos, matando a dos estudiantes. El motivo de la huelga es estudiantil, pero en general, Nepal sufre de este problema continuamente y otros muchos problemas debido a la transición de gobierno; prácticamente acaban de pasar de ser un reinado a una república al mando de los maoístas.
Tras escuchar esto dudamos si sería seguro para nosotros continuar, pero fuimos; preguntamos a otros rickshaw y aunque negociando un buen rato, conseguimos un buen precio hasta Charali.
En el camino era muy extraño no ver vehículos motorizados, todo está bloqueado para este tipo de transporte.


Una vez en Charali nos encontramos que no hay huelga alguna; y nos quedamos desconcertados, además una gente nos daba información falsa para que nos quedásemos en Charali en sus hoteles. Pasado un rato a alguien le llegó algún tipo de iluminación, pues dijo: ¡la huelga ha terminado! (no era cierto)
Así que decidimos esperar los cinco en la carretera a ver si comenzaban a pasar autobuses por si acaso era cierto; pero aún así seguimos preguntando a gente, fuimos también a la policía quienes nos ignoraron por completo.
El momento clave fue cuando pasó un coche militar, los paré para preguntar y el jefe me dijo que las huelgas continúan y no es seguro andar por ahí, además quizá den “toque de queda”; en ese momento pasó por allí una furgoneta de la prensa, de la BBC News; y me acerque para preguntarles a ellos la manera de llegar a Katmandú con la intención de “darles un poco de pena” y a ver si se ofrecían a ayudarnos. Y funcionó, a pesar que la furgoneta iba llena de gente y cosas, nos metimos los cinco dentro para dirigirnos a Bitramod a tan sólo 6km y donde podríamos hacer noche. Pero una vez dentro ellos nos comentaron que se dirigían a Biratnagar, ofreciéndonos ir con ellos; aceptamos por supuesto; llegando a Biratnagar pasaríamos todas las huelgas y nos acercaríamos más a Katmandú.

Pronto comenzamos a ver disturbios en la carretera, jóvenes que al detenerse la furgoneta, la comenzaban a golpear con patadas, otros se acercaban con palos y otro chico fue donde el conductor amenazándolo con el puño cerrado para golpearlo.
La huelga ha terminado y pudimos pasar, pero los chicos aún quieren armar follón; más adelante vimos barricadas ya retiradas de la carretera, vehículos apedreados y otros incendiados.

El peor momento llegó en la localidad de Damak, donde la carretera estaba completamente bloqueada por gente que escuchaba el mitin de un personaje subido en un pedestal.
Los de la prensa tienen preferencia y nos dejaron pasar sin ningún tipo de violencia.

Toda la franja sur de Nepal es llamada el Terai, una zona completamente plana que precede a las grandes montañas del Himalaya; por el Terai oriental fuimos rodando durante varias horas, mientras se levantaba fuerte tormenta.

En Biratnagar los de la BBC nos llevaron a su hotel, pero se nos pasaba con creces el presupuesto; los cinco estuvimos de acuerdo y caminamos hasta cerca de la estación de autobuses completamente a oscuras debido a los problemas eléctricos que tiene Nepal, y allí encontramos un hotel (sin electricidad) en el que pasar la noche por menos de un euro cada uno; seguido fuimos a cenar y todos confirmamos en que debemos estar bien al loro con los nepalís pues nos intentan estafar con todo lo que compramos, incluso con la comida en un cutre restaurante local.

La mañana siguiente tomamos un autobús directo a Katmandú a las cuatro de la madrugada, por supuesto nos estafaron con el precio. Fueron 14 horas de trayecto, varias de esas horas agonizantes por la gran velocidad e imprudencia del conductor; el paisaje es variado y muy extraño en la zona del Terai llegando a ver una especie de desierto de arena blanca con pequeñas dunas. Más tarde vamos llegando a zonas montañosas, pasando por desfiladeros y llegando a la carretera que transitamos siete años atrás y que conecta Katmandú y Pokara; claro que aquella carretera de barro y tierra ahora se ha convertido en una buena calzada de asfalto.

En Katmandú nos aguardaba un esperado reencuentro con alguien que pasó a formar parte de la familia hace años; Jay Ram Tamang, un chico sherpa que conocieron mis padres en otro viaje.

Hace 12 años mis padres conocieron a éste chico que les hizo de guía en un marcha en las montañas; tras varios intentos legales para llevarlo a España a vivir y trabajar, fue totalmente imposible y el siguiente encuentro se produjo en 2002 cuando mis padres y nosotros vinimos aquí de viaje; en ésta época Jay Ram ya se había casado con Kanchi.
Unos meses más tardes en la Navidad de ese mismo año, el sueño se hizo posible y Jay Ram viajó a España por un periodo de tres meses en los que tanto él como nosotros aprendimos muchas nuevas cosas y valores.
Estando en España nació su primera hija a la cual llamó María (6 años); y tan sólo unos meses atrás nació su primer hijo al cual llamó David (8 meses); entre ellos hay una chica más, muy simpática y con una energía imparable, Ashmita (3 años)

Así pues Jay Ram se presentó en la parada de autobuses a recibirnos junto a María y Ashmita, y nos colocaron un pañuelo amarillo en el cuello como símbolo de bienvenida y buen karma. Para nosotros es realmente como encontrar a un miembro más de la familia por tantos buenos momentos vividos en España.

Jay Ram nos llevó directamente a un hotel que había mirado para nosotros, un hotel económico cerca de su casa; él nos acogería encantado en su casa, pero 12 metros cuadrados de casa son ya insuficientes para una familia de cinco miembros.

Esa misma noche nos llevó a su casa a cenar donde nos reencontramos con Kanchi y conocimos al pequeño David. Jay Ram nos cocinó pollo, arroz y dhal riquísimo, además de guía de montaña es un gran cocinero.


En la mañana siguiente tuvimos otra gran sorpresa al levantarnos; Jan y Alex vienen de Goa a Nepal para dejar aquí su caravana un tiempo e irse con la mochila por el Sudeste Asiático; y allí estaban en el hotel para reencontrarnos de nuevo y ponernos al día con nuestras últimas andanzas. La última vez que nos despedimos, todos creímos que no nos volveríamos a ver hasta el regreso de nuestros viajes, ahora ya con seguridad no nos volveremos a despedir; nuestros viajes se cruzaron por primera vez en direcciones totalmente opuestas, (ellos venían de Sudán y nosotros íbamos) y en el último año nos hemos encontrado en cinco países diferentes…y la historia no terminará así…

Los primeros días en Katmandú fueron de un desconcierto total; nuestro objetivo aquí era de descansar, escribir, leer, ver alguna película… con una serie de comodidades, siempre respetando nuestro ajustado presupuesto; en general queríamos descansar la mente y asimilar lo hecho en los últimos dos años.
Lo primero que nos rompió los esquemas para esto, fue uno de los multitudinarios problemas que sufre Nepal en estos tiempos: los cortes de electricidad. En Nepal hay entre16 y 20 horas diarias de cortes de electricidad, con lo cual, prácticamente no podemos hacer uso de aparatos eléctricos; y es que aunque haya 8 horas de luz, 4 de ellas siempre son en horas absurdas, durante la noche cuando todo el mundo duerme.
Este problema es debido a la escasez de agua, (no llueve en 6 meses), y a las malas relaciones de Nepal con India quienes les han cortado el suministro; de todas maneras la vida continúa y en el hotel por ejemplo tienen un horario de luz semanal, donde se puede chequear cuando viene y cuando se va la luz para así organizarse.

Pasamos parte del tiempo con Jay Ram en su casa con la familia, un día cocinando él, otro día nosotros; Jan y Alex también vinieron algún día. A pesar de los escasos recursos económicos de Jay Ram, él siempre quiere tenernos como a reyes y darnos todo lo que pueda y más; a veces trae cervezas, o incluso una botella de whisky; hasta que por fin le hemos dicho que no hace falta todo eso, lo importante es estar juntos.
Un gran día para no olvidar, es la fiesta que hicimos todos juntos para celebrar nuestro segundo aniversario de viaje, culminada con una bonita tarta que quedará para el recuerdo; Jay Ram nos colocó de nuevo los pañuelos amarillos para el buen karma.


Mientras tanto estos días los pasamos también con Jan y Alex, charlando, comiendo, de compras, o “robando” internet con el portátil de un hotel de lujo.
A los seis días de haber llegado por fin nos decidimos a ver algo de Katmandú; antes de ir, Jan y Alex nos advierten de los altos precios que cobran por ir a cualquier lugar de interés turístico, incluso dentro de la misma ciudad como es el caso de la Plaza Durbar. Fuimos hasta allí con Jan que ya tenía experiencia de cómo colarse en estos lugares, y elegimos la calle donde no había taquilla; visitamos la antigua ciudad de reyes, donde eran coronados y desde donde se hacían todas las leyes; ahora ha quedado un recinto muy bonito repleto de templos hindúes del siglo XVII y XVIII, de una arquitectura muy diferente a los anteriores vistos en India a modo de torres escalonadas y varios tejadillos de madera superpuestos. Cada templo está dedicado a una deidad como de costumbre; la plaza principal está repleta de vacas alimentadas por los fieles que las consideran sagradas.
Aquí también se halla la famosa casa de Kumari donde habita una niña considerada diosa viviente; esta niña es elegida con una serie de estrictos requisitos y “reina” como diosa hasta el día en el que por algún motivo pierde gran cantidad de sangre; es decir, como mucho ostenta dicho poder hasta su primera menstruación, cuando será reemplazada por la siguiente niña.


Katmandú es un buen lugar para hacerse de visas pues la ciudad no es excesivamente grande; así pues visitamos los consulados de Pakistán y China para ir preparando nuestros siguientes meses de viaje. Debido a la ausencia de embajada española somos afortunados de que no nos exigen carta de recomendación alguna; la visa pakistaní fue facilísima de conseguir en un par de días por dos meses de duración y 30 US$ cada uno.

El día que recogimos la visa pakistaní, fuimos con Jay Ram a la gran stupa de Bodhnath; Jay Ram nos mostró una calle secundaria para volver a evitar los ticket de entrada, y allí encontramos de frente éste maravilloso y espiritual lugar que recordábamos ambos a la perfección. Comenzamos a girar alrededor por la base donde se encuentran los rodillos de rezar, y más tarde alrededor del segundo nivel, más cerca de la stupa; al mismo tiempo se escuchaba la pacifica música de las tiendas que repite una y otra vez el clásico mantra, OM-MA-NI-PAD-ME-HUM……


Las clases han terminado para María y Ashmita, ahora disfrutarán de un mes de vacaciones antes de comenzar el nuevo curso; para celebrarlo fuimos con ellas y Jay Ram a un parque de atracciones; por supuesto muy diferente al que podéis imaginar; de todas formas los niños disfrutan a lo grande con los atracciones, muchas de ellas movidas manualmente por los trabajadores.


Dejaremos Katmandú unos cuantos días para hacer una marcha por el Langtang, la cordillera que se extiende justo al norte de la ciudad, cerca de tierras tibetanas. Pero antes de irnos de la ciudad visitamos otro lugar muy especial que nos marcó mucho hace siete años y que lo recordábamos a la perfección, el templo budista de Swayambhunath, conocido localmente como “el templo de los monos” por la abundancia de este travieso animal.
El templo está ubicado en lo alto de una colina al oeste de Katmandú; caminamos por la parte trasera del mismo para poder colarnos disimuladamente entre la gente local; tras pasar el Buda sobre el agua donde la gente lanza monedas, accedimos al reciento de la stupa.

3 comentarios:

  1. buenas pareja!!
    os escribo desde Vitoria. Hace ya unos meses que nuestra "aventura" hasta china en bici acabo. Dentro de poco intentare pasar por Santillana unos días y visitar a vuestras familias. Os doy animos desde por aqui porque no puedo estar alli... jejeje. Menuda putada. Un saludo Arturo
    www.vitoriabeijing.com

    ResponderEliminar
  2. Chicos:

    Aurora y yo todavía os seguimos. Menudo viaje os estáis pegando. Nosotros ya estamos pensando en emprender algún otro. Es cierto que el nuestro terminó porque pensamos que era lo mejor y era irrepetible, por eso ahora hay que ir pensando en uno nuevo...

    Un abrazo!

    Antonio

    ResponderEliminar
  3. me enterado de que teniais esta pagina y no veais la envidia que me dais ,viendo todo lo que estais viendo,algo que no olvidareis nunca y que muy pocos podran contar con esta experiencia.
    deseo que os vaya muy bien en vuestro objetivos y que acabeis vuestro sueño en conseguir el destino deseado,mientras tanto disfrutar con todo lo que os encontreis por el camino.animo y a por todas.BESOS. ANA(MANTECONA)

    ResponderEliminar