31 mayo 2008

OMÁN

El tema del minibús en Al-Ghaydah nos fue bien, nos acercó hasta la solitaria frontera que cruzamos a pie, como más nos gusta; sello de salida sin problema y entrada grandiosa a Omán.
A pesar de la poca gente que cruza esta remota frontera, justo coincidimos con un pequeño bus que iba en dirección a Salalah, el cual nos pedía un altísimo precio. Dijimos que no ante la gran sorpresa de los policías aduaneros, pero ellos mismos nos ofrecieron esperar allí con ellos hasta que algún coche pasase, y así podríamos viajar gratis los 170 km que restaban hasta la primera gran ciudad de Omán.
Pasamos cerca de 4 horas en la frontera, contándoles nuestro viaje a los policías y ellos a nosotros introduciéndonos en como es Omán; lo primero que nos damos cuenta es que aquí hay algo que la gente de los últimos países no tenían, y es una cultura al menos básica. Al mostrar nuestros mapas sabían identificar los países, hablaban inglés, fueron muy correctos y educados con nosotros; tanto que nos traían té, coca-cola, y más tarde nos invitaron a comer; plantaron en la mesa un plato gigante de arroz, otro de carne con salsa, y ensalada; hasta que dijimos basta.
Lo que notamos también fue un fuerte recelo con Yemen; lo tienen como un país mísero, con gente avariciosa, peligrosa y corrupta; nosotros les contamos que no era así, pero sólo querían escuchar las versiones malas del país.

Teníamos bastante dinero yemení y nos enteramos que no hay posibilidad de cambiarlo en Omán por imposible que parezca; los policías pararon a un coche que venía de Yemen para que nos lo cambiasen; y poco más tarde nos encontraron el vehículo que nos llevaría hasta Salalah.

Desde que entramos en Omán todo ha sido una gran hospitalidad, Salim (uno de los que nos llevó) compró refrescos y chocolatinas para el camino, y nos fue explicando todo sobre los lugares que pasamos. Al llegar a Salalah incluso nos buscó un hotel “barato”, pero no podemos permitirnos hoteles baratos en Omán, así que tuvimos que dar largas en ese sentido.

Esta parte de Omán, por lo que la gente nos ha comentado es muy diferente al resto del país; (luego comprobaríamos que así es), para empezar es muy montañoso, la carretera serpentea por lugares imposibles; el clima es tropical y suave (sobre 40 grados), y esta zona es afectada por el monzón que llega en junio y no nos ha cogido por los pelos.
Omán es un gran cambio en nuestro viaje, es como regresar a la civilización después de muchos meses; todo está limpio, en su sitio; no hay coches viejos ni normales, todo son “cochazos”; no hay vagabundos ni gente que malviva, nadie nos pide dinero, nadie nos llama o grita por la calle; la criminalidad es prácticamente 0%...

La moneda es muy alta, por un euro sólo recibimos 60 céntimos de Rial; al ser tan alta hace que en vez de tener céntimos, tienen “milésimos” 1 Rial se divide en 1.000 baisas.
El cambio respecto a precios cambia considerablemente en hoteles, pero el transporte y la comida es barato, incluso más que en Yemen. Aquí la vida es muy buena, de los 60€ de mínima mensuales de Yemen, a los 500€ de Omán; y siendo la comida más barata…la gente vive muy bien aquí.

Llegamos bastante tarde a Salalah, y lo único que queríamos era buscar un lugar para pasar la noche; cruzamos la gran plantación de cocoteros y plataneras que atraviesa toda la ciudad y llegamos hasta la playa. Pero resultó que todo el mundo está en la playa a estas horas; durante el día las temperaturas son tan altas que la playa presenta este aspecto.



A pesar de la gran cantidad de gente al atardecer, nos plantamos en mitad de la playa y pasamos allí la noche, junto al protegido palacio del Sultán.

Cargar con las mochilas y estas altas temperaturas, no es algo compatible; a primera hora lo que hicimos fue comprar los ticket de autobús para ir al norte del país, pues desde Salalah hasta Nizwa, es todo desierto puro y duro y el precio es barato, 10€ por unos 900 km. Así que dejamos las mochilas en la compañía y nos marchamos a ver la ciudad.

Casualmente encontramos un parque, que sería nuestro refugio para esta noche, y más tarde nos acercamos al museo, que estaba cerrado pero encontramos a Raib, un chico muy majo que nos dio un mapa de la ciudad e información de lo que podíamos visitar.
Realmente la ciudad es muy bonita, pero no hay otra cosa que hacer que pasear por ella entre las palmeras y por la playa; en general este país es para otro tipo de turismo; un turismo de dinero para pasar unos días de relax en hoteles de lujo.
Lo mejor fue el gigantesco palacio del Sultán, rodeado de vegetación, con un césped impecable, mezquitas…


Es extraño que en la primera línea de playa estén todas las viejas construcciones, derruidas y bares así cutres; ésta playa en Europa estaría llena de chalets y restaurantes de lujo… Los mejores puestos, son los de frutas, se encuentran frente a las plantaciones y venden los cocos y plátanos recién cogidos, ¡riquísimo!


La segunda noche durmiendo en la calle pensamos que sería mejor que en la playa, un lugar recogido donde nadie nos veía…pero el problema fueron los animales, al anochecer montones de murciélagos empezaron a sobrevolarnos, defecando por todas partes; tuvimos que salir corriendo, pero en el siguiente lugar los mosquitos nos comieron vivos. Según amaneció salimos corriendo para la compañía de autobuses, para coger el nuestro a Nizwa.
Pensábamos que Omán sería menos conservador que Yemen, pero al subir al bus, el chofer me dijo que no podía ir en pantalón corto, pues en el bus viajaban familias y niños y ¡que iban a pensar!

Saliendo de Salalah, tenemos las montañas de nuevo, y de repente…desierto infinito; desierto que forma parte del cuadrante vacio que explicamos en la última entrada de Yemen.
Omán, ocupa una superficie como 2 terceras partes de España, de esta superficie un 82% es desierto, teniendo una población de 3 millones de habitantes.
Al contrario que los últimos países que hemos visitado, donde sus habitantes emigran en busca de mejor vida; aquí es al contrario, hay multitud de inmigrantes.
En general el trabajo en Omán se divide de la siguiente manera:
Los omaníes no trabajan, son empresarios, gente del gobierno, y tienen mucho dinero; los hindúes son una gran multitud en el país y tienen buenos trabajos, como ingenieros, profesores… Y los que se matan trabajando son los pakistaníes. A parte de estos hay pequeños grupos de Bangladesh, Afganistán…

Fueron 10 horas sin ver nada alrededor más que arena y alguna compañía de petróleo (abundante en el país); de camino paramos en un restaurante encontrándonos con más extrañas costumbres; en los bares hay dos apartados completamente separados, uno de ellos se llama “cuarto de familia” y es para la gente que va con mujeres; nosotros según entramos nos metieron allí en un cuarto privado.


En Nizwa nos esperaban Natasha (Rusia), y Kirez (EEUU); él está trabajando aquí por 9 meses de profesor de inglés; y según llegamos nos anunció que esta noche había una fiesta “post-boda”, en la universidad donde trabaja.
La boda era una pareja de India, con lo que todo fue muy diferente; después de varios días viviendo en la calle, llegar a la fiesta, recién duchados, y una excelente comida hindú, fue…sin palabras.


En Nizwa decidimos echarnos a la carretera y comenzar a hacer dedo que es como más nos gusta viajar. Fue buenísimo, Omán es de los mejores países para esta práctica. En un minuto un chico paro y nos acercó hasta el centro de Nizwa, donde se encuentra un gran fuerte, y la antigua ciudad. La ciudad vieja es del estilo de Yemen con la diferencia de que aquí no cuidan tanto los edificios antiguos, y si los arreglan lo hacen con cemento, por otra parte todas estas viejas casas están deshabitadas, al contrario que en Yemen.


Este día lo dedicamos a movernos por diferentes pueblos, y fue fenomenal viajar a dedo; en la siguiente tirada, fue uno de los actos más increíbles que nos ha pasado en mucho tiempo. Un hombre paró y nos dijo que justo venía de Bahla (el pueblo a 40km donde íbamos) Se ofreció a acercarnos un poco hasta el siguiente cruce, pero el hombre condujo, condujo, y se presentó en Bahla sólo para llevarnos a nosotros y tener que regresar a Nizwa seguido. Michael, (así se llama), es egipcio y trabaja aquí hace años en una empresa de nutrición; nos regalo unos cuantos sobres nutritivos.


Michael nos dejó en la misma puerta del castillo de Bahla, pero sólo pudimos caminar alrededor porque está cerrado por renovación; así que hicimos dedo de nuevo hasta el pequeño pueblo de Jabrin, y donde los chicos que nos llevaron se desviaron 5km de su camino para acercarnos.
El castillo de Jabrin fue el más bonito de todos, además en Omán lo tienen todo muy bien cuidado, y al detalle. El fuerte tiene cámaras subterráneas donde habitan murciélagos, y multitud de salas para perderse, con pinturas y tallas en los techos.


Otra vez volvemos a estar como locos de contentos con el tema de autostop, sin duda es la mejor forma para viajar; el regreso a casa no presentó ningún tipo de problema, desde el mismo castillo un hombre nos llevó hasta Bahla pero antes paro en casa para darnos unos zumos.

El último día en Nizwa, Natasha y Kirez nos llevaron en coche hasta la montaña más alta de Omán, Jebel Shams (3.079 m.) Pero la montaña no es lo más impresionante si no el valle que hay bajo ella. Con fotos es imposible mostrar la profundidad del cual; es llamado el “Gran Cañón” de Oriente Medio, y con razón.


Hasta Ibri llegamos de tres tiradas, y dos de los coches que nos llevaron, ni siquiera nos dieron tiempo a hacer dedo, pararon ellos mismos para ayudar. El último era un hombre de Texas, (EEUU), y fue curioso porque en Ibri nos estaba esperando Antonio de CS, quien es de Texas también; sólo que ha este hombre casi no le entendimos nada de su inglés por tener un fuertísimo acento.

Antonio es un tío genial, en principio él se iba a marchar por el fin de semana, y nos dejaría solos en su casa, pero finalmente se quedó con nosotros y juntos fuimos a ver cosas por ahí. Antonio trabaja aquí de profesor de inglés y se dedica a viajar por el mundo y asentarse un año en cada lugar trabajando; en Ibri no está demasiado contento porque es muy pequeño, normalmente viaja a Dubai (2 horas en coche) o Mascat la capital; pero esta vez aprovechó nuestra visita para quedarse y explorar los alrededores.

Cerca de su casa hay un lugar arqueológico de 5.000 años, pero claro, es tan antiguo que prácticamente no queda nada; se llaman las tumbas de Bat, pero no se sabe si fueron tumbas o casas exactamente.


A Sohar pensábamos ir al dejar el país, pero todo está muy cerca, y como Antonio tenía que hacer cosas allí, nos marchamos juntos hasta esta moderna ciudad costera. Paseamos un rato por la playa pero el calor es insoportable, y se nos recalienta la cabeza…


Esa noche hicimos algo que echábamos de menos, y es disfrutar de la comida; desde hace meses, el comer se ha vuelto una necesidad, algo automático, y no un placer; pero esta noche Antonio nos preparó en casa una deliciosa comida con especias, regado con un vino tinto chileno; que disfrutamos a lo grande.


El último día fuimos a ver la cueva de Hoota, muy cerca de la montaña Jebel Shams; era un poco carillo, pero todo como siempre impecable en éste país; aunque no funcionaba en éste momento, había un tren que iba desde el centro de visitantes hasta dentro de la cueva.
La cueva es enorme, tiene estalactitas y estalagmitas como otras muchas, pero lo más peculiar es un lago subterráneo de 800 metros, donde habitan una especie de peces única, son de unos 5cm, transparentes y ciegos.



Ahora por fin nos hemos puesto al día, exactamente ahora mismo estamos en Muscat, la capital omaní, hasta aquí hemos llegado en autostop, desde Ibri (275km) y ha sido muy bueno, el último chico llamó a Susan de CS y nos llevó hasta la misma puerta, esta gente no deja de sorprendernos. Fue algo increible que uno de los trayectos nos lo hizo una chica sóla, es algo muy extraño aquí.

Ahora las actualizaciones llegaran más tarde como al principio.

2 comentarios:

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    Carry on the excellent work!

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