La gente hace la vida en la calle, ir de restaurante todos los días es algo muy barato que se lo puede permitir cualquiera con un trabajo medianamente normal.
Lo más difícil de soportar son las altas temperaturas; si alguien quiere venir a Omán, que no lo haga en verano; estos días se han registrado temperaturas de 51º C
Nuestras visitas a las embajadas no fueron nada satisfactorias; veníamos con idea de hacerlo todo y de tres embajadas, las tres fallidas.
En la de Irán no fueron nada amables, mi pasaporte estaba un poco roto del trote que ha llevado, y María fue sin cubrirse el pelo, todo esto restó puntos. Finalmente decían de darnos una visa de 2 semanas por 50€, se les fue mucho…lo posponemos a Emiratos.
La de India estaba muy bien organizada, debido a la multitud de hindús en el país, tuvimos una larga espera, en la que aprovechamos a ir a un banco a sacar dinero para pagar la visa; y lo que son las casualidades… de regreso nos encontramos con Michael, el egipcio que nos cogió a dedo días atrás en Nizwa.
Sabemos que si ya se ha estado en India nos pueden dar una visa de un año, pero aquí nos dijeron que no, sólo 6 meses, y además tardaba una semana; otra visa que descartamos.
La más compleja es la de Pakistán; en su búsqueda nos ocurrió algo curioso de nuevo; preguntando a la gente donde estaba, estos preguntaban a otros por la calle, y casualmente encontramos un hombre que trabajaba en la embajada pakistaní que nos llevó en coche hasta ella. A éste hombre le caímos bien y quiso ayudarnos en todo lo que pudo.
Normalmente exigen tener residencia en el país para expedir una visa, pero ellos nos hicieron un favor; si le llevábamos una carta de nuestra embajada, nos la darían.
Pasamos 4 horas en la embajada española para hablar con el cónsul, quien nos dijo que no podía darnos dicha carta porque el ministerio de exteriores español no recomienda viajar a éste país; nosotros lo entendemos pero nos ha dolido bastante, pues tendremos que tomar el primer vuelo del viaje.
Vayas donde vayas la ciudad sorprende porque esta perfecta, muchísimo lujo; pero más sorprende todavía el saber, que en Omán hace 30 años, la gente se movía en burros por carreteras sin pavimentar; y gracias al nuevo Sultán, el país ha girado completamente.
Dicho Sultán, (es como el rey, pero tiene todo el poder; haciendo las leyes, etc…) es muy querido en la población, y no es para menos; hace 1 año exactamente, un ciclón devastó Muscat, pero como nadie sabe de Omán, esto no se ve en las noticias; hemos visto fotos y es impresionante como quedo la ciudad, la mitad de ella sumergida, coches, casas destrozadas; el Sultán pagó todos los daños a todas las personas.
El principal problema de esta ciudad para nosotros es el transporte público; aquí todos tienen coche, y si no, se van en taxi; el taxi no es muy caro, pero lo de siempre, nosotros no podemos ir en taxi para acá y para allá. Los autobuses de ciudad no existen; el único sistema económico son unos pequeños minibuses que se mueven por la arteria principal de la ciudad, pero que nunca sabes cuándo va a pasar uno ni a donde va; y para cogerlos se ha de andar un montón.
De ésta forma conseguimos llegar hasta la otra punta de la ciudad, Mutrah, donde hay un bonito y tranquilo paseo por la costa. En Mutrah hay un mercado con cosas típicas de aquí, todo ordenado y curioso, al contrario que otros países árabes; luego está la mezquita iraní; y caminando hasta la ciudad vieja, encontramos muchísimos fuertes en las cumbres de las colinas.
Regresando no encontrábamos minibuses; pero un conductor hindú se apiadó de nosotros cuando caminábamos exhaustos por el calor; el hombre nos mandó subir rápido a su coche, el termómetro marcaba 47ºC; para habernos dado algo…
Otro lugar muy especial es la mezquita del Sultán, una obra multimillonaria, en sus jardines no hay una hierba que sobresalga, todo está impecable. Aunque no nos dejaban entrar ni al patio, nos colamos un momento para tirar alguna foto.
Tampoco faltó un baño en las cálidas aguas omaníes…
Un par de días antes de irnos fuimos invitados a través de Madfoodh, (un chico de CS) a una barbacoa de su amiga, Karen. Según llegamos nos dio un plato y nos dijo: vosotros que sois mochileros, llenaros el plato hasta arriba todo lo que podáis y repetir tantas veces como queráis; y cerveza fría en la nevera.
Nos lo pasamos en grande, conocimos mucha gente interesante, de Inglaterra, Irlanda, Australia, Francia, Alemania… todos querían que les contásemos nuestro viaje, fue una noche muy muy buena.
El alemán hizo una actuación de música donde todos los sonidos que producía lo hacía con su cuerpo; golpeándose los papos, dientes, rodillas…muy curioso. Y la mujer francesa nos enseñó sus curiosas esculturas, realizadas con todo lo que se encuentra que la mar arrastra a la playa; si uno se fija bien se ven conchas, boyas, cuerdas, una escoba…fue muy interesante.
La última noche en la ciudad la pasamos como hacía mucho que no lo hacíamos; Susan, quien tiene un excelente gusto musical, nos llevó a algunos pub a tomar algo y ver música en vivo; pero el último ellos fue muy curioso. La música no era mala, tocaron temas de rock y metal; lo interesante eran los tíos de seguridad quienes desde el escenario controlaban que nadie hiciera gestos obscenos como agarrarse o darse un beso…
Hemos vuelto a hacer recorte de peso, los sacos de plumas hace tiempo que no los usamos, y menos ahora con 50 grados, entre los sacos y otras cosas hemos dejado otros 5 kilos que nuestras espaldas agradecerán, ahora estamos mucho mas cómodos, con una mochila bastante pequeña.
Me parece incre�ble que no teng�is comentarios. Yo os sigo desde que sali� la noticia en El Diario Monta�es, pero no suelo pararme a hacer comentarios.
ResponderEliminarMe parece un viaje fascinante y no apostaba por vosotros m�s all� de Egipto. Sobre todo por pasar una occidental por tanto pa�s isl�mico.
�nimo y adelante.