12 septiembre 2008

AMRITSAR Y NUEVA DELHI

Tras dejar casi terminada la caravana de Jan y Alex, nos despedimos de ellos, pues nuestros caminos se separan; ellos se dirigen al norte de Pakistán, el Karakorum; si todo sigue según nuestros planes, lo visitaremos más adelante.
Para ir de nuevo a la frontera, a Wagah, negociamos para ir con un ricksawl que llevaba a una chica japonesa del hostal donde nos alojamos. Los japoneses son unos grandes viajeros, siempre hemos encontrado alguno en ruta; pero por ejemplo es sorprendente esta chica, que con tan sólo 19 años, se vaya sola a viajar por Pakistán e India, esto en España no sucede…

Cruzamos la frontera solos con ella, y el tramite fue bien y muy rápido; dejamos cambiadas nuestras rupias pakistaníes por rupias indias en Pakistán, ya que nos habían advertido del mal cambio que hacen en India; y curiosamente atrasamos nuestros relojes media hora. Esto es incomprensible, en Pakistán había una diferencia con España de 4 horas, y ahora que vamos más al este se reduce la diferencia a 3,5 horas…


Según cruzamos India un porteador se nos acerca para llevarnos el equipaje, tal como recordábamos este país…Pero poco a poco, fijándonos bien, no lo hemos visto tan sucio y desorganizado como cuando estuvimos hace 6 años; la diferencia con Pakistán es mínima, aunque diría que Pakistán está algo peor que India.
Caminamos un par de kilómetros y tomamos un bus que nos lleva directo a Amristar; de nuevo más sorpresas, la carretera es bastante buena, no hay mucha suciedad por la carretera, y el bus aunque está bastante roto, podríamos decir que tiene un poco de confort y no está abarrotado de gente. Claro todo esto son comparaciones con un viaje que realizamos hace 6 años, y hay que tener en cuenta que ahora llegamos aquí por tierra a través de muchos países muy sucios y desastrosos, con lo que no somos capaces de saber si realmente ha cambiado algo… De todas formas son los primeros días, así que aun no podemos hablar.

Como ya se sabe, viajamos con dos club de hospitalidad, HC (hospitalityclub.org), y CS (couchsurfing.com); pero aquí en India, no funciona tan bien como en los últimos países, al menos con las primeras personas que hemos intentado contactar. En Amristar habíamos quedado con alguien, que al final no estaba en la ciudad, así que nos buscamos un hotel muy majo por 200 rupias la doble (3,00€), lo malo que la habitación esta junto a la vía del tren y cada vez que pasa es un ruido tremendo.

El primer día no pudimos hacer mucho pues todavía quedan restos del monzón y el tiempo es muy malo; sólo pudimos ojear un poco la parte comercial de la ciudad donde aprovechamos a sacar dinero y mirar un poco los precios para ir adaptándonos.
Cenamos en un local que nos pareció “caro” para ser India, pagando 1€ por cada plato; claro que cuando nos trajeron la comida, no era caro, era muy barato, porque era un plato para dos personas; tuvimos que pedir que nos lo pusieran para llevar porque no comimos ni la mitad.


El primer lugar que visitamos en Amristar fue también el primer templo hindú de nuestro viaje; fue muy gracioso volver a ver todos sus extraños dioses y creencias. El templo de Mata esta indicado para las mujeres que quieren quedarse embarazadas, quienes deben seguir todo el recorrido por las instalaciones.
El templo es como un parque de atracciones… se debe seguir un orden estricto para visitarlo, que te va llevando por diferentes pasarelas que incluso pasan por la calle, luego se debe entrar arrastrándose por una gruta artificial, llegando a diferentes salas con figuras de sus dioses, Shiva, Visnú, etc…
Tras una pequeña donación, se accede a una nueva gruta con un “río” artificial por el se debe caminar hasta el otro lado; y tras una serie de salas más con dioses se sale de nuevo a la calle.


Caminar por Amristar no es placentero del todo, aunque hayamos visto cambios en India, hay algo que probablemente nunca cambiará en la historia, y es el tráfico…
A parte de tener que caminar con mil ojos esquivando los coches, animales, carros… entre un estremecedor ruido, tenemos que soportar a los bici-ricksawl, quienes insisten incansinos en llevarnos a alguna parte.


El templo Sri Durgiana está dedicado a la diosa Durga y es una imitación hindú del Templo Dorado; se accede a él a través de una pasarela sobre un lago con diferentes dioses en mitad. El templo es dorado en toda la parte superior y en su interior un hombre da dulces a la gente, como una especie de comunión, pero solamente a unas horas determinadas, después las puertas de dentro se cierran.
Alrededor hay grandes figuras de dioses como ésta del dios Hanuman considerado protector de los enamorados, símbolo de la lealtad, valor, fidelidad, y amistad.


A parte de los templos, en la calle siempre se encuentran pequeños santuarios con incienso, adornos, y un cuenco como con aceite donde la gente deposita dinero.


Entre templo y templo fuimos mirando la mejor forma de moverse por el país; un reto más… Elegimos ir a Nueva Delhi en tren; pero la estación de tren es un caos y no hacemos otra cosa que pasar de ventanilla en ventanilla sin sacar nada en claro, en la última nos dieron un formulario y ya desistimos…

Atravesando el caótico y concurrido casco llegamos al santuario más importante del mundo Sikh, el Templo Dorado. Es la primera vez en este viaje que visitamos algo que ya conocíamos con anterioridad, y realmente lo encontramos tal y como lo recordábamos…
Afuera del templo se tiene la posibilidad de comprar billetes de tren, así que dimos una nueva oportunidad, y al final pudimos comprar los billetes; frente a las taquillas hay un bar donde sorprendentemente venden refrescos por el módico precio de 5 rupias (0,07€)

La religión Sikh es una mezcla del Islam e Hinduismo; comenzó en esta misma región en el siglo XV por el gurú Nanak, quien no aceptaba el sistema de castas hindú.
Hay varias cosas que simbolizan a un Sikh con diferentes significados, las principales son: no cortarse el pelo de la cabeza ni la barba, llevándolo recogido en un turbante; la espada o daga pequeña; y el brazalete metálico. Los Sikh creen en un solo dios, y rechazan la adoración de ídolos.


Los chicos jóvenes carecen aún de turbante, en su lugar llevan un pañuelo enroscado con un moño en el frente.


Para entrar a los templos tanto hombre como mujer han de cubrirse el pelo, y está prohibido meter al templo alcohol o tabaco; en la entrada se deben lavar los pies con agua para entrar purificado.

El templo dorado se encuentra en mitad de un lago, dentro de un recinto cerrado donde la gente ora, medita, se baña en el lago…otros comen gratis en los grandes comedores donde dan de comer cada día a unas 30.000 personas…
Al templo se accede por una pasarela muy concurrida, en la que se ha de hacer cola por unos 30 minutos, en dicha pasarela hay una gente encargada de echar cubos de agua por el suelo y así purificar nuevamente los pies de los fieles que están a punto de entrar en el templo más sagrado.
Por lo que recordábamos hombres y mujeres entran por separado, pero esta norma se ha debido de cambiar, porque fuimos juntos; entramos en la primera planta donde 4 sacerdotes oran cantando los versos del libro sagrado que se escucha por todo el recinto; el templo es de mármol con incrustaciones de piedras haciendo formas de flores, y en la parte superior se puede observar el por qué del nombre del templo; su cúpula contiene 750kg de oro puro.


El Templo Dorado es un lugar vivo, espiritual, siempre hay peregrinos que llegan a todas horas; no se exige ningún dinero para visitarlo, para comer o incluso por dormir en un hostal en el mismo hotel.
Dentro del templo hay un pequeño museo de pinturas donde se ve la larga persecución, tortura y asesinato de los Sikh por los mongoles y británicos.

Cerca de aquí hay un interesante parque homenaje a los 2.000 indios asesinados por los británicos. En 1919, se estaba celebrando una manifestación pacífica de 20.000 personas donde los británicos abrieron fuego sin previo aviso, realizando una gran masacre que todavía se puede ver en las paredes de varios restos de construcciones donde hay agujeros de las balas.

El tipo de tren que tomamos hasta Delhi, es del mismo tipo que usamos años atrás, pero ésta vez lo vimos confortable y además no iba mucha gente, el viaje transcurrió tranquilo, pero al acercarnos a la capital comenzamos a ver barriadas con “casas” de plásticos, lonas…donde la gente no vive, sobrevive entre toda la basura y los animales.
Nuestro tren llegaba a la estación de Vieja Delhi, un lugar muy concurrido; los ricksawl han decidido estipular precios altísimos para los extranjeros, y al igual que hicieron los egipcios, prefieren no ganar un poco de más, antes que llevarnos por el precio normal…
así que nos fuimos caminando hasta la estación de Nueva Delhi que es donde se encuentra la calle centro de mochileros, los hoteles más económicos de la ciudad, el barrio de Pahanganj.


La calle Main Bazar es de lo más concurrido que hemos visto jamás, unos 5 metros de ancho de calle por la que gente intenta caminar entre todo tipo de vehículos a parte de las sagradas vacas que hacen lo que quieren a sus anchas.
En ésta calle tienen todo lo que a un viajero le puede hacer falta, saben todo lo que necesitamos, y aunque ofrecen precios altos, regateando se pueden conseguir autenticas gangas. Por aquí conseguimos un habitación con baño, balcón, aire, TV…por menos de 4€.


Lo primero que queríamos dejar solucionado en Delhi es el tema de nuestro pasaporte; tras casi año y medio de viaje se nos ha llenado de sellos y visados y se nos terminan las paginas; por lo que fuimos a nuestra embajada a solicitar uno nuevo que tarda 15 días en llegar desde España. Creíamos que éste tipo de cosas no era habitual, y justo en la embajada conocemos a Rubén de Vitoria, quien venía a hacer lo mismo que nosotros porque viene en bici desde Nueva Zelanda por 3 años…

Aprovechamos a visitar una tumba mongol por aquí cerca, una de las ultimas que se construyeron antes de la caída del imperio; como habitualmente, tiene ese estilo clásico al famoso Taj Mahal.


Ahora es cuando llega la grandísima casualidad… Pensábamos contactar en Delhi con Mahaveer, quien fue nuestro guía hace 6 años, y con quién hicimos mucha amistad.
Al ir a visitar otra tumba, un hombre grito, David!, María!, fue algo increíble que en una ciudad de 16 millones de habitantes, nos encontramos así casualmente a Mahaveer.
Según nos vio nos dijo que esta noche estábamos invitados a su casa a cenar; ahora estaba con una pareja española llevándoles por la ciudad en coche, y nos ofreció ir juntos sin ningún tipo de pago.
Visitamos juntos la gran mezquita, y caminamos por la vieja Delhi recordando viejos tiempos; el fuerte rojo de Delhi lo conocíamos también, así que no lo visitamos por su elevado precio.


Esa noche fue muy especial; Mahaveer nos recogió en Connaugth Place, y junto a un amigo nos llevó a su casa, bastante lejos del centro, cruzando el sagrado río Yamuna.
Mahaveer vive en un barrio bastante humilde, en una casa de unos 10 metros cuadrados para él, su esposa, hijo e hija. Aún así nos dieron todo lo que tenían; no pararon de decir que esa era nuestra casa, y que éramos sus huéspedes especiales. Por fin conocimos a Shanguita, la mujer de Mahaveer, de la que tanto escuchamos hablar hace años, su hijo Navin, y su niña Kasis.
Shanguita nos preparó un delicioso y especiado cordero, arroz y verduras que disfrutamos como la mejor comida del mundo en su compañía.
Una costumbre india muy curiosa es que el hermano mayor de alguien nunca puede ver la cara de la mujer de su hermano pequeño; esto también se aplica a buenos amigos a quien se les puede llamar “hermanos”, por lo tanto cada vez que el amigo-hermano de Mahaveer coincidía con la mujer de Mahaveer, ésta se cubría la cara.


Al volver al hotel Mahaveer negoció con el ricksawl, y así vimos realmente cuanto nos engañan a los extranjeros; de todas formas Mahaveer, para rematar la noche no quiso dejarnos pagar.

Los siguientes días transcurrieron tranquilos planeando un poco lo que haremos en el país; aunque tenemos muchos meses, se nos sigue quedando corto y nos falta tiempo, para ver este grande e interesante país.
El comprar billetes de tren es todo un dilema, y más en Delhi donde trabajan montones de timadores, jamás creímos que caeríamos en manos de alguno, y ésta vez lo hicimos, pero vamos que cuando hay que soltar la pasta, a nosotros no nos engañan.
En la estación de tren un hombre nos mandaba a otro lado a comprar los billetes, no nos fiamos y pasamos de él; el siguiente hombre pareció más convincente y con ganas de ayudar; nos metió en un ricksawl hasta Connaugth Place por muy poco dinero y nos dijo que nos llevaría a la agencia oficial del gobierno para comprar los tiquet. Según llegamos nos olía fatal, aún así entramos y vimos el tinglado, era una agencia donde nos iban a desplumar por un simple billete; María les dejó bien claro que no nos había gustado nada la gracia y nos marchamos enseguida.
Y así poco a poco de timador en timador llegamos a encontrar el lugar autentico donde compramos nuestros billetes para Jaipur; ahora ya es más fácil la cosa y sabemos cómo comprarlos rápido con un libro muy útil que venden con todos los horarios de trenes del país.

El último día el tiempo no estuvo de nuestra parte, aún así llegamos hasta el lugar donde Mahatma Gandhi fue incinerado tras su asesinato en 1948. De camino vimos muchas barriadas pobres en Vieja Delhi, muchas casas con plásticos en las calles; esto es lo que recordábamos ver en cualquier parte, pero ahora parece ser que el gobierno los tiene en lugares específicos y no se ve tanta gente pobre que acosa al turista.

1 comentario:

  1. que pasada el templo dorado, muy interesante lo de los sikh.
    La bici de la última foto...lleva 8 personas!y seguro que el conductor tapa otro..jaja
    saludos
    virginia

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